Prologo 1-2

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Bien iniciare esta mierda rápido, no se como decir esto, me gustaría grabar algún audio o un video pero no, no puedo, ellos lo sabrán, se que lo sabrán esos malditos lo sabrán, escribo esta carta con el fin de que el la encuentre, porque sé que es el único que me creerá, y también porque lo que voy a decir es una maldita locura.

Ya saben todo de este mundo, un mundo donde existen criaturas que creíamos eran cuentos de hadas, brujas, fénix, quimeras, fuentes mágicas y por supuesto, vampiros, ya sabemos que estos últimos son los mas parecidos a nosotros lo humanos, claro, a excepción de algunas cosas, pertenezco a la agencia de héroes llamada elite de los destinos, la cual se forjo cuando empezaron los conflictos, había avistamientos de vampiros matando personas y viceversa, así que se tuvo que hacer una paz con esta facción, lucharíamos solo contra los demás seres, pero ni humanos ni vampiros serian enemigos gracias al rey, nuestro rey, ese maldito hijo de puta, lo admiraba demasiado, siempre veía su vida de lejos y me parecía perfecta, claro, el es el jefe de la agencia de héroes y es el encargado de darnos nuestras armaduras con sus armas, todos teníamos lo mismo, garras, vista infrarroja e invisibilidad, obviamente teníamos que protegernos de algunos vampiros que no estuvieran de acuerdo, antes también pensaba que los vampiros debían de tener algún plan por si nosotros atacábamos, como desearía que así hubiese sido.

Convivimos por años, humanos y vampiros, de noche más obviamente, aunque después hubo casos de cruces entre humanos y vampiros, sus hijos nacían diferentes, podían ir por la luz del día, era increíble ¿amor de verdad? No lo sé, pero era algo increíble.

Llegué a conocer varios vampiros, hombres, mujeres, niños, eran muy simpáticos mas que muchos humanos que conocía, inclusive fui muy unido a una chica, era hermosa muy hermosa, ese día me invito a pasar el rato en su ciudad, porque si, nuestras ciudades estaban divididas pero el cruce estaba permitido para ambas facciones.

Un día, ese maldito día, estaba en mi cama, esperando alguna instrucción cuando escuché por los altavoces que el rey quería vernos, me vestí y fui rápido, había demasiados héroes reunidos, no eran todos, pero si bastantes. Mientras caminaba, allí estaba el, el rey estaba parado en frente de todos nosotros, ahora que vuelvo a recordar ese maldito día, yo estaba en la posición perfecta para sacar las garras y cortarle la garganta.

Mientras mas se acercaban, el rey alzo la mano en señal de silencio y atención, todos lo miramos, empezó a hablar por casi una hora, cuando termino, había un completo silencio y no por respeto al rey, si no por lo que nos pedía.

Para ser rápido y no alargar más esta mierda, ese imbécil dijo que ya no podíamos dejar que los vampiros convivieran con nosotros, pues el rey de los vampiros, Carstein, quería que compartieran economía y que se unieran ambas ciudades para un mejor desempeño, obviamente, una petición grande ¿no? para nuestro rey no, él no quería compartir su ciudad, él se negó y Carstein no se lo tomo a bien, si no se llegaba a algún acuerdo, empezarían a ser independientes de nosotros y ser parte de los demás seres, el rey tomo la decisión, iríamos a sus ciudades, a matarlos.

Mi mano temblaba, sudaba, juraría que casi me desmayaba allí mismo, un héroe empezó a reclamarle, le decía que era un puto traidor y codicioso, malas palabras, su cabeza rápidamente rodo por el suelo, un poco de su sangre cayo en mi armadura, casi vomito.

Nos dividieron por grupos, para ir a diferentes lugares de la ciudad, mientras iba en el convoy, todos estábamos en silencio, nadie decía nada, nadie quería comentar la maldita atrocidad que íbamos a hacer. Bajamos, allí estaban, un bosque, había niños, había niños maldita sea, empezamos a acercarnos y estos nos preguntaron si pasaba algo, todos nos miraban con misterio, cuando empecé a ver a cada uno de ellos, me di cuenta de algo, allí estaba ella, la chica con la que era muy unido, desearía haberme dado un tiro en la cabeza al verla.

Me miraba con sus ojos morados, sus grandes ojos morados y su pequeña sonrisa al verme, yo también le di una sonrisa para tranquilizarme, me reconoció por el collar que me había dado, era un corazón azul, siempre lo tenía en mi armadura pero no duro mucho cuando empecé a ver que los demás soldados comenzaron a dispararles, grite, grite en negación y horror, todos y cada uno de ellos, los estábamos matando, obviamente empezaron a defenderse, así que yo tuve que disparar también, no salían mis lágrimas, no porque no sintiera nada, mas bien era el impacto. Cuando las balas de plata se empezaron a escasearse, pasamos a la espada, la cabeza, la única forma de matarlos era cortándoles la cabeza, lo hice a varios, hombres, mujeres, niños. Puta madre niños, ellos ni siquiera intentaron defenderse, eran unos malditos niños. 

Sombras de engaño: héroes y nocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora