Prologo 2-2

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Terminamos, era una maldita masacre, algunos de nosotros terminaron muertos, con las vísceras de fuera, sus ojos salidos pero ya no habían mas vampiros, solo algunos que aun agonizaban en suelo así que empezamos a rematarlos uno a uno, hasta que llegue con ella, era isabela, sus ojos morados me miraban con tristeza y horror mientras sostenía sus heridas del abdomen, me tomo de las piernas, me hablo, bajo, muy bajo, no pude determinar con certeza que me había dicho y a decir verdad, preferiría que así fuese.

Por fin tenía lágrimas, aún era humano, quería salvarla, levantarla y curar sus heridas, pero, si lo hacia los héroes que estaban a mi lado no me matarían, peor, me capturarían vivo para decirle al rey.

La tome de las mejillas, eran suaves, tenía una pequeña cicatriz en su ojo izquierdo; ella se había relajado y me abrazo, tal vez pensó que la iba a salvar, yo también la abrace, estaba temblando, carajo estaba temblando, los demás estaban empezando a verme, no tuve remedio, sin que se diera cuenta, y con la última bala que tenía, le dispare en la cabeza, seguía con el cuerpo en mis brazos, finalmente ellos se fueron, yo les dije que iría a pie, cuando estaba solo, juraría que el maldito grito que di se pudo escuchar por toda la ciudad.

Cuando llegue a la agencia, el rey estaba dando un sermón para la ciudad, no podía creer lo que estaba escuchando, dijo que los vampiros habían atacado a un par de héroes, dejando un mensaje según de su rey, ellos querían adueñarse de nuestra ciudad, mentira, puta mentira, la guerra había iniciado, rápidamente cerraron las fronteras que conectaban ambas ciudades y obviamente, los vampiros comenzaron a matarnos, lo entiendo, yo también lo haría.

Ayer no pude dormir, pensaba en los ojos de isabela, su decepción y horror hacia mí, los gritos de los niños, quien era el monstruo, ¿ellos o nosotros? Me desperté con la culpa, miraba a la pared aun escuchando esos gritos, mierda, ¿que eh hecho?

No le puedo decir a nadie de esto y aunque lo haga nadie me creerá, no todos los héroes lo saben, solo aquellos que tuvimos la mala suerte de ser seleccionados, ahora que lo pienso, lo mas seguro es que el rey también nos mandase a matar, tal vez hoy, o mañana, no lo sé, pero sea cual sea, tome una decisión, me voy a colgar, no, demoraría algo me daré un tiro, atraeré a todos, pero no se me ocurre algo mejor.

Esta carta la esconderé en el cuarto del hijo del rey, de Max, un niño, yo siempre lo veo como mi hermano pequeño, Max, si estas leyendo esto perdón, perdón por ser un monstruo, perdón por terminar así y, perdón, por no poder verte cuando seas un adulto, lo digo enserio Max, la guerra la provoco tu padre solo por su maldita codicia, así que cuando tengas la oportunidad, mátalo, no por mí, no por ti, por la ciudad, y una vez que lo mates, trae la paz estoy seguro que tú no eres como tu padre.

El collar de corazón lo dejare aquí en la mesa, espero que tu padre te lo de a ti, para que lo tengas o mejor aún, tal vez se lo des a alguna chica, sé que ya había escrito que esto me lo había regalado Isabel, pero estoy seguro de que ella no querría que lo siguiera teniendo. Adiós Max, te quiero y nuevamente perdón, ódiame si quieres, yo también me doy asco y repulsión ahora mismo, no se en que parte de tu cuarto la dejare, pero ya vere.

Si no eres Max y eres algún héroe, se que no me creerás, si lo haces entrégasela a Max, de lo contrario, jodete, tu y toda la maldita agencia de héroes más el rey, que les jodan, maldigo el día que me uní.

                                                                                                                                         - Nathan Vanguard

Sombras de engaño: héroes y nocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora