La renegada 1-2

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Una oscura noche y una brisa violenta era lo que la ciudad podía tener, eran exactamente la una con veinte, toda la ciudad se encontraba descansando salvo aquellos que tenían que trabajar, además, la guerra aun estaba activa, claro, estaban los que no querían tener problemas, desde los héroes desertores hasta los vampiros que simplemente quería que todo esto terminara, por el bien de ambas facciones.

Entre los grandes edificios y las calles, había una parte que destacaba la cual era la frontera que separaba la ciudad de los humanos y la de los vampiros, pues a su alrededor había algunos héroes, vigilando que nadie entrara y saliera, por parte de algún humano entrar al otro lado sería considerado traición y por supuesto, seria ejecutado inmediatamente. Mientras los héroes seguían vigilando, pudieron sentir una pequeña ráfaga fría, reconocían ese sentimiento, era siempre cuando un vampiro estaba invisible, ellos siempre tenían su mirada infrarroja activa por lo mismo, pero no veían a nadie, no veían nada, no escuchaban nada, así que simplemente optaron por relajarse más, sin saber que habían dejado pasar a alguien.

Ya en la ciudad de los vampiros, esta estaba repleta de arboles que tapaban casi todo a su alrededor, edificios grandes al igual que la otra, las luces alrededor de estos eran increíbles y ayudaban a calmar el ambiente, por las calles había vampiros, obviamente vigilando todo, algunos debían de estar invisibles, tratando de estar atentos a todo lo que pasara en dicha ciudad. Había algunos lugares donde estaban pequeños campamentos, tristemente esa ciudad era la mas afectada, pues obviamente los héroes tenían un mejor equipamiento. Por un bosque, había uno de estos, el cual se podía ver un vampiro acomodando algunas cosas en el campamento, estaba acomodando las hojas de los árboles, mientras lo hacía, pudo sentir un viento frio, un escalofrió para ser mas exactos, mientras se cubría con sus propios manos, sintió una mano en su hombro, por lo que rápidamente, se volteo, saco sus garras y empujo aquella presencia.

Ambos empezaron a pelear dándose pequeños arañazos y empujones, golpeándose hasta que finalmente, el vampiro sostuvo a la otra presencia del cuello, hasta que vio que aquella presencia, era alguien familiar.

-Helena?!-dijo el vampiro ahora soltando a helena, dejándola respirar-

-a-ha, Terry...veo que aun sigues siendo fuerte jaja-dijo helena mientras tosía y soltando unas pequeñas risa-

-¡¿Por dios hermana casi te mato, en qué diablos estabas pensando en hacer eso?!-

-Jaja ey tranquilo, ¿estamos bien no?, además...no seas tonto, yo hubiera sido la ganadora-dijo helena ahora extendiendo su mano en señal de querer un apretón-

Terry simplemente cambio su estado de animo a serio y preocupado, a uno de simpatía y diversión de ver a su hermana, sin pensar tomo su mano y empezó a saludarla, el sabia como era ella pues de desde pequeños helena siempre fue traviesa, eso sí, siempre que estuviera enojada, jamás veríamos una sonrisa en su rostro.

-Y bien, que te trae por aquí?-dijo Terry ahora empezando a caminar dentro del campamento junto con helena-

En el, se podía apreciar a algunos vampiros, muchos haciendo labores como limpiar el lugar, cargando algunas canastas de frutas o simplemente conviviendo entre ellos

-La verdad nada importante o alarmante, solo quería verte jaja, a pasado un tiempo-dijo helena viendo a su alrededor-

-Creí que venias a por más bolsas de sangre-

-Nah, aún tengo varias en la casa además, Max me ha estado acompañando en mis noches para buscar animales o personas que cometan crímenes para poder chuparles la sangre-

-Ah si claro, ese Max-dijo con un tono de indiferencia-

-Oye vamos, ya ha pasado años, de verdad sigues sin aceptarlo?-dijo helena ahora golpeando con su codo el brazo de su hermano en tono de burla-

Sombras de engaño: héroes y nocturnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora