Capitulo 2

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Una alfa se encontraba fumando un cigarrillo en el balcón del palacio, sabía que era prohibido hacerlo, sin embargo, no le había tomado importancia, era única manera de desahogar sus penas.

Su rostro era golpeado por el fuerte viento que emitía la naturaleza y provocando que su cabello fuera al mismo compás que la gran corriente de aire.

Su olor se había vuelto agrio por lo enojaba que estaba en esos momentos.

No cualquier día tu padre te dice que te casarás y menos si es con una persona que ni conoces.

No elegir con quién quieres pasar el resto de tu vida es algo que nadie quiere y tú padre te mencioné con quién será, ¿Es injusto no?.

La rubia apagó su cigarrillo y lo tiró al suelo para enseguida pisarlo con su tenis. Necesitaba despejarse un rato de todo esto, tal vez no pueda escapar de la realidad pero quería olvidarse de los eventos problemáticos que sufría.

Tres toques en la puerta de la habitación hicieron eco, indicando que alguien estaba detrás de la puerta.

La alfa no quería abrir, sinceramente no anelaba ver a nadie y simplemente estar sola, tan solo un momento.

—Hija, cariño abre por favor—la voz dulce de su madre omega se escuchó.

Lisa no se pudo resistir a no abrirle la puerta y sin más la abrió para que entrará.

—Pasa mamá—la alfa tomó asiento mientras con un gesto le indicaba a su madre que también se sentará.

—Se que no quisieras tocar el tema hija— mencionó la omega mientras tomaba asiento al lado de su hija.

—Mamá por favor no quisiera hablar de eso.

—Hija mía, se que tú padre no a hecho bien las cosas—la omega empezó a acariciar el suave cabello de su hija.

—Sabes que cuentas conmigo y yo tampoco quiero que vuelvas a repetir la misma historia que yo tuve— soltó algunas lágrimas al recordar lo de hace años.

—Mamá no llores—la rubia la acercó y abrazó a su madre en busca de consuelo.

—Cariño... Es inevitable—respondió con esfuerzo ya que todavía seguía soltando sollozos.

La alfa abrazo más a su madre quién ahora estaba llorando en su hombro mientras limpiaba sus lágrimas con un pañuelo lo que hizo que la omega riera ante tal gesto tierno de su hija.

Sin duda había hecho un gran trabajo con su hija.

—Mamá, yo ... No me quiero casar con esa omega—mencionó al momento de hacer un puchero con sus labios.

—Tranquila hija, yo evitaré esa boda— contestó decidida.

—Mamá no quiero crear problemas entre mi padre y tú —el aroma de la alfa empezó a inundar la habitación pero ahora de feromonas de tristeza.

La omega estuvo pensando en que podría hacer por su hija, por la felicidad que merecía.

—Búscala— soltó de la nada haciendo que Lisa la viera confundida ante sus palabras.

—¿A quién buscó mamá?—preguntó curiosa mientras la omega sonría.

—A tú destinada hija—mencionó con emoción en cada palabra.

—Pero ... ¿Y si papá se entera que estoy buscando a mi omega?—la omega negó.

—Quiero que encuentres a tu omega cariño, si la encuentras Marco no podrá unirte a otra omega si ya tienes a tu destinada—la idea le estaba empezando a gustar a la alfa.

𝑴𝒊 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora