Capitulo 3

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Muchos guardianes se encontraban en línea recta y formados esperando la orden de la princesa quién se veía alegre y entusiasmada por el hecho de conocer a su omega.

— Bien, así están las órdenes que deberán obedecer— saco una hoja de papel de su pantalón doblada perfectamente.

— Primera orden— relato ante la atención de todos.

1.Se deberá seguir las indicaciones de la princesa en todo momento.

2. Protegerán a la tropa sea cuál sea el riesgo.

3. No sé separarán en todo el recorrido para no perderse.

4. Cuándo encuentre a mi omega deberán de darle su debido respeto o de lo contrario sufrirán graves consecuencias.

5. No deberán hablar de esto con el Rey, solo queda entre nosotros.

6. Sean leales y muestren respeto.

Así concluimos con las seis órdenes que deberán seguir, deben ser obligatoriamente respetadas— tomó una posición recta para enseguida hablar— ¿Entendido?

— ¡SI PRINCESA!— exclamaron al unísono.

— Bueno, es hora de sarpar.

Todos los guardianes empezaron a subir al gran crucero lujoso que tenía un destino para Londres.

Al momento de entrar todos y los demás pasajeros las compuertas fueron cerradas para luego hacer que el barco empezará a dar movimiento.

— Te encontraré mi omega— respondió feliz para si misma mientras tenía una maravillosa vista del mar.

Sin duda sería un largo recorrido.

Pero todo sea por encontrar a su pareja.
















...















Una castaña se encontraba guardando sus útiles escolares en su mochila color azul.

Si, solo color favorito era el azul y no lo podía negar.

En la aula solo quedaban ella con su ahora amiga llamada Rosé quién la estaba esperando tranquilamente para poder irse las dos.

— Que día más agotaron— suspiro la pelirroja en su asiento.

La omega rio ante el ánimo  de su amiga.

— Por dios, solo estamos sentadas mientras escribimos en una libreta— respondió al momento de cerrar su mochila, había terminado de guardar todo.

— No siento mi trasero, creo que lo tendré más plano de lo que ya está — lloriqueo haciendo reír a la presente.

— Entonces somos dos por qué yo tampoco lo siento.

— Por eso somos amigas— chocaron los puños entre si mientras sonreían.

— Hola— una voz más interrumpió el ambiente, la aula se inundó de su aroma a cilantro y limón.

Un olor que para las dos omegas resultaba desagradable a su olfato.

La pelirroja rodó los ojos en señal de disgusto y la castaña solo le limito a intentar correr lejos de ese alfa.

𝑴𝒊 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora