Capítulo 14

1.5K 123 12
                                    

Bangkok, Tailandia

En un lugar más lejano de la cuidad, se encontraba una casa en medio del bosque, en dónde no habitaban más personas a excepción de los que estaban en aquella casa, el ambiente que se llegaba a percibir no era agradable, no se distinguía algún otro sonido, más que las hojas de los árboles chocando entre si, los pájaros cantar y una neblina cubriendo cada extremo del bosque, impidiendo su vista a lo exterior.

Dentro de la casa se lograba apreciar las voces de ciertas personas platicando entre si.

La pregunta era: ¿Qué era el asunto que estaban conversando?

-Su Majestad -varios hombres se inclinaron ante la presencia de su inferior.

-¿Gusta algo de tomar?

-Gracias, es muy amable y por supuesto.

-En unos momentos se lo doy, con su permiso -uno de los hombres declaró antes de salir del área de la sala.

-Propio - contesto con cortesía mientras miraba fijamente a cada habitante de la casa.

-Tome asiento su majestad -el mayor asintió y con delicadeza se colocó en uno de los sillones de la sala, mientras los demás hombres se deleitaban a observarlo.

-Por favor, tomen asiento también -declaró señalando los sillones vacíos.

Cuándo todos estaban sentados,el mayor los miro con seriedad, tenía un asunto que tratar y era importante, todo dependía si salía a favor o todo lo contrario.

-Se a qué trabajo se dedican -el silencio se escuchó al escuchar esas palabras.

-¿A qué se refiere su majestad?

-Aquella acción que hacen para poder ganar dinero, no estoy equivocado al decir que son ustedes.

-¿Cuál acción? -una risa amarga salió de los labios de su superior.

-Estuve investigando en dónde encontrarlos, se perfectamente a lo que se dedican, tal vez ahora los estaría colocando en pena de muerte al saber esto... -la tensión del ambiente ahora era más pesada, que al inicio.

-Majestad, ahora se a lo que se refiere.

El mayor lo miro con certeza, no lograrían mentirle negando todo lo que ya sabe.

Uno de los hombres se levantó de su asiento, haciendo que las demás miradas se pasarán en él, su caminar era a dirección a su superior.

-Si intentas hacer algo, en este preciso momento mando a matar a todos ustedes, al cabo mis guardias están cubriendo la entrada.

Los hombres soltaron una risa al escucharlo hablar, sin duda era alguien que no esperaba su reacción de esta manera y más sabiendo que tenía la cuidad al poder de su mano.

Alguna petición que fuera, sería cumplida y era muy claro que al tomar un peligro, terminarían bajo tierra al tener un atentado hacia el Rey.

-Se muy bien lo que te digo, tengo a la cuidad en mi poder, tengo todo para poder matarlos.

El hombre se fue alejando poco a poco, mientras portaba una sonrisa que al momento de verla, congelaría la sangre de muchos.

-Está bien su majestad, me ha convencido.

-Digame su majestad... ¿Cuál es el trabajo que usted desea llevar con nosotros? - una media sonrisa apareció en los labios del Rey.

-Quiero que capturen a una persona en específico -los hombres se miraron entre si, ante su petición.

-¿Es de está ciudad? -negó el Rey.

-No, sólo se que pronto llegará aquí.

-No sabía que su majestad tuviera un corazón tan amargo y despiadado.

𝑴𝒊 𝒐𝒎𝒆𝒈𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora