"Shameless"

...2...

*Narra Demián*

–pronuncié consternado, me dedicó una sonrisa pícara para abrir mis piernas interponiendose entre estas. —Ahora que me tienes, –se acercó hasta mi rostro importandole poco la resistencia que proporcionaba. —¿aún me quieres?. –sus labios hundieron a los míos en un cálido beso mientras su cintura simulaba embestidas restregando miembro con miembro.

–tomé sus hombros impulsandolos hacia atrás, apartando sus labios de los míos. —Lo dejé pasar hace un rato porque estaba cansado. –comenté arisco mientras vigilaba sus acciones.

—Aún estás cansado. –afirmó, lo miré confuso cuando se acercó abruptamente hasta mi oído izquierdo. —Despierta, pequeño.

–pegué un brinco apenas desperté, mis orbes miraban en todas direcciones con la respiración entrecortada; no había nadie más en la habitación. —Carajo. –suspiré agotado rememorando los acontecimientos, hace semanas he estado soñando con este tipo de actos de manera consecutiva... pero nunca había podido apreciar el rostro de la persona que me tomaba en cada uno de esos momentos.

Hasta hoy.

–dirigí la vista hacia la puerta, no puedo creer que ese adicto sea el responsable de todo esto, más importante ¿por qué tenía que ser él?.

|En Metrópolis|

*Narra Bruce*

–suspiré mientras admiraba la vista desde la terraza sintiendo el toque de un par de manos ajenas sobre mi cintura. —Cariño, ¿está todo bien?. 

–negué en respuesta ladeando mi rostro para darle espacio, permitiendole recargar su cabeza entre mi cuello. —Me preocupa que las cosas se salgan de control en la mansión. –aumentó la fuerza de su agarre.

—Todo saldrá bien, solo serán dos semanas. ¿Qué podría pasar en ese tiempo?. –sonreí para acariciar su mejilla con levedad.

—Por su bien, espero que nada. –hundió mis labios en un beso cálido para llevarme de nuevo hasta la cama.

[...]

|En Gotham|

*Narra Tim*

–corrí lo más rápido que podía procurando que no me siguiera y cuando llegué hasta la puerta principal mi mano instintivamente fue hacia la perilla, pero mis pensamientos frenaron la acción de abrirla. Dirigí la mirada detrás de mi, sé que no es bueno lo que hice y estoy consciente de ello; estaría dispuesto a suplicar de rodillas por su perdón, pero... el hecho de que no haya nadie detrás, me hace sentir fatal.

Tomé aire para dirigirme hasta mi habitación, necesitaba hacer eso, quería visualizar su fino rostro cuando me declarara ante el, maldición ¡lo anhelaba!.

Me involucraría por completo hasta ser digno de sus sentimientos, hasta merecer que ese par de jades siquiera me miraran, hasta que fuera suficiente como para tener su corazón.

[...]

–estaba haciendo mi mayor esfuerzo por centrarme en la lectura del libro que reposaba sobre mi mano, pero el sonido de la puerta siendo abierta de forma brusca me distrajo de inmediato. —Oh, joven Timothy, toqué un par de veces pero intuyo que no me escuchó. –asentí en respuesta, no prestaba atención a mi alrededor después de todo. —La cena está lista, ¿bajará?.