ᔕTYᒪE, miguel diaz + robby keene.

nineteen; TᗯO

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- LO IRÉ A VER SALIENDO DE CLASES. Carmen me pidió que me concentrara y después fuera a verlo. - dijo Danna hacia Jacob y Henry. - Aún así estoy muy feliz.

- Se te nota. - dijo Henry. - Estamos felices de que porfin saques esos dientes a la luz.

- Yo no estoy feliz, esos dientes me mordían cuando teníamos 11. - dijo Jacob y los tres rieron.

- Aún así, no sé que le diré cuando lo tenga de frente. - dijo Danna. - La última vez lo detuve de matar a Robby, pero Robby casi lo mata a él. ¿Debería..?

- ¡Besarlo! - Henry sugirió.

- O no, en el caso de que Keene siga siendo tu amor phroibido. - dijo Jacob. - Eso le debiste elegir hace mucho. Sabes que Miguel te lo preguntara, o tan siquiera lo insinuará, ¿verdad?

Jacob tenía razón.

Danna tuvo que tomar una decisión desde el primer encuentro entre Keene y Díaz, y también sabía que Miguel estaría dispuesto a preguntar. Es solo que era muy dificil.

Ambos eran su tipo, la trataban bien y claramente la querían, pero su corazón no sabía que elegir. Los pensaba a ambos, los quería a ambos, pero sabía que tenía que elegir solo a uno, y sabía que le rompería el corazón al otro.

Por un lado, su corazón decía que Miguel era tierno y gentil, también un idiota de vez en cuando, Robby era lo opuesto, sacaba su lado tierno solo con ella. Ambos eran perfectos a su perspectiva, y no tenía forma de poder decidirse por uno a pocas horas de ver a Miguel otra vez.

Sabía que ya que Robby había desaparecido, su única opción era la persona que seguía ahí.

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- Miguel.

- Danna...

Dudando si Miguel quería o no, Danna corrió a abrazarlo. Sus dedos se pasaron por el pelo del chico, atrayéndolo a ella. Era hermoso tenerlo de vuelta.

- Te extrañe, Mic.

- Yo también, mucho. - dijo Miguel. - Aunque te pediría que me contaras como te ha ido, prefiero decirte la... mala noticia primero.

Danna no dijo nada para darle espacio de hablar. - No volveré a caminar, Danna. Escuché a mi mamá y a el doctor hablar. - los ojos del chico estaban llorosos, y sonaba destrozado por dentro.

- Oh, Miguel. - Danna tomó su mano. - Yo estoy segura que debe haber una solución. No siempre es solo un mal resultado. Tal vez podríamos buscar algo...

Miguel negó. - Te ayudaré. Iremos a... no lo sé, terapias, ejercicios. Compraré cosas para ti, te acompañaré a todos esos lugares, y luego...

- Danna, no volveré a caminar. ¿No lo entiendes? - Miguel le gritó. - ¡Lo estoy perdiendo todo! Y ahora ya ni podré caminar.

- Miguel, solo escucha...

- Fue un placer verte, pero no creo que sea buen momento.

Danna estaba atónita. Sabía que Miguel estaría sensible, pero no esperaba que la odiara de esa manera. - Perdón si no dije lo que pudiera apoyarte, créeme que también estoy en shock. Pero...

Recibió un mensaje de la madre de Robby: Robby ha vuelto. Necesitamos que lo ayudes.

- Pero... - Danna carraspeó. - Te ayudaré en todo lo que pueda, aunque ahora no quieras verlo.

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- Haré lo que pueda.

La madre de Robby asintió y le dió espacio a ambos chicos para que hablaran.

Danna caminó hasta quedar parada al lado de Robby. - Hey, chico favorito.

Robby miró rápidamente a su izquierda, encontrándose con Danna pero no la Danna que conocía. Tenía su recuerdo de Tory en la mejilla, el pelo desordenado y sin ser cepillado, ojos rojos con ojeras, ni siquiera usaba su labial rojo. Estaba rota.

Robby se levantó rápidamente y la abrazó. Ella lo correspondió al instante.

Al separarse, Danna se sentó frente a él.

- Te sienta bien ese corte. - dijo Danna sonriendo ligeramente.

Robby tenía la mirada baja. - No pongas esa cara. Tú no eres el culpable.

- Yo pateé a Miguel. - dijo Robby y Danna bajó la mirada. - ¿Estás bien?

- Genial. - dijo y luego se corrigió. - Bueno, no tan genial pero, ya estás aquí, ahora es mejor.

Robby no pudo evitar una pequeña sonrisa. Si pudiera, escaparía con Danna. - Saldremos de esta, ¿bien? Cometimos errores pero aprenderemos de ellos. Yo besé a Miguel, - Robby tensó su mandíbula. - yo lo causé.

Aunque estaba dolido por lo que sucedió, no podía reclamarle. No fueron nada serio. - Yo lo sé, pero... eso no quita que yo lo golpee y patee.

Danna estiró su mano sobre la mesa en dirección a Robby. El chico hizo caso y unió su mano con la de Danna. - Eso ya no importa ahora. No te dejaré solo.

Danna le sonrió honesta y cálidamente. - Sabes que te apoyaré, Robby. Con mi último aliento.

- Yo haré lo mismo, O'Connell.

De repente, unos policías entraron, seguidos del señor LaRusso. - ¿Qué es esto? - preguntó Robby parándose de la silla para intentar alejarse.

- Si te entregas...

- Usted nunca me dijo esto, señor LaRusso. - reclamó Danna poniendo a Robby detrás de ella. - Se supone que me dejarían ayudarlo. ¡Usted lo dijo!

Al final, los policías se lo llevaron, aún con los esfuerzos de la rubia por mantenerlo a su lado. Danna prometió visitarlo siempre. Y no lo decepcionaría.