Entre Alfas

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Jimin ha cumplido su promesa. Las tareas que Yoongi tenía que entregar para día de hoy estaban terminadas en su totalidad, incluso la parte final del documental estaba terminada. Debió suponer que Jimin le daría ese toque artístico que solo él conoce, ese punto de vista mágico que conoce muy bien. Cuando a entregado sus trabajos a tiempo y forma, y mostrado el resultado final a los miembros de club de cine, por fin pudo relajar sus hombros y respirar tranquilo. Mínimo ya tenía una preocupación menos, cosa que lo calmaba.
Su padre nunca había sido del tipo que exige calificaciones perfectas y actividades extracurriculares a reventar, pero Yoongi siempre fue un buen alumno de 10, además adoraba ver la sonrisa de su padre cuando le mostraba sus calificaciones.
Respecto al rendimiento académico de sus hermanos, las cosas eran distintas. Se les permitió encontrar y explotar su potencial, por eso Jin mantenía un gusto y un talento por las artes excepcional. Su manejo del cello era brutal, claro está, además de tener talento para el solfeo y el piano.
Hoseok también amaba las artes, específicamente la danza de cualquier estilo. El control que tiene sobre su cuerpo, la manera en que se ha esforzado para perfeccionar su baile y llevarlo al límite, todo aquello es tan perfecto y hermoso.

Sin embargo, como sucede en muchas familias, uno que otro se sentía perdido en el mundo. En el caso de la suya, Taehyung es el hermano que no sabe a dónde quiere ir, los años están pasando, y si bien sus notas previas a una carrera universitarias fueron perfectas, se encuentra en una crisis estudiantil donde no puede decidir. No lo culpa en lo absoluto, pero si le preocupa que se estanque en algo que no puede hacer para siempre.

Su mundo en sí es algo diferente, estresante también, pero cuando está resguardado en la habitación de Jimin, las manecillas del reloj detienen su movimiento y sonríe como nunca antes.

Jimin aprovecha la ausencia del omega, quien se encuentra ya en el mundo de los sueños después de un largo día de escuela, y cierra la puerta para que nadie lo moleste. Abandona su hogar, solo unos minutos, y camina en dirección al hogar de los Min, donde sabe que los tres alfas raros ya se encuentran ahí, lo sabe porque estuvo espiando su llegada por la ventana.
Toca el timbre como es debido, y unos minutos más Hoseok le abre con una sonrisa cautivadora.

- Jimin, Yoongi no está. -Confiesa el alfa, dejándole entrar de todas formas.

- Lo sé, está en mi casa. ¿Tus hermanos están?

Aquella pregunta parece haber sacado a Hoseok de su zona de confort, pero simplemente asiente y le acompaña escaleras arriba donde se encuentran las habitaciones de los hermanos Min. En este punto Jimin no sabe bien que va a decir, o que hacer, en su cabeza solo había espacio para el bienestar de Yoongi que ahora todo lo demás se a quedado en blanco.

El contraste de personalidades se ve hasta en las puertas de cada habitación. Hay una puerta pintada en color negro, con logos de bandas de Rock alternativo y manchas de pintura roja, mientras que la otra es de un color crema suave y tiene manchitas de colores hechas a propósito.

- ¿Taehyung? - Pregunta Jimin, señalando la puerta negra y recibiendo un asentimiento por parte de Hoseok. Toca la puerta despacio, abriéndola para ver el deprimente panorama.

- Hola... - Taehyung está frente a un televisor de pantalla plana, sentado en un sillón puff de cuero negro, mientras come animadamente un vaso con nieve de yogurt.
Lo demás alrededor está casi volteado al revés, pero no va a preguntar por eso, puesto que, de vez en cuando, su habitación también está así.
Hay otro sillón vacío a su lado, por lo que decide tomar asiento y, con ojitos de cachorro, pide silenciosamente a Hoseok que los deje solos.

- ¿Tanto te afectó? - Suelta Jimin, retirando de entre sus manos el vaso con nieve y poniendo pausa a la tele.

- No se dé que me hablas. - Taehyung se hace el desentendido, desviando la mirada para que no noten sus ojeras marcadas. Jimin resopla frustrado, relajándose mejor en el sillón.