deux.

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Lo veo venir y no puedo pararlo.

PÁNICO.

Me han dejado. Mis padres me han dejado de verdad. iEN FRANCIA!

Mientras tanto, Paris esta extremadamente silenciosa. Incluso la cantante de opera ha dejado de cantar. No puedo perder la compostura. Las paredes son más finas que una tira de papel; si me pongo a llorar, mis vecinos -mis futuros compañeros de clase- van a oírme. Me estoy poniendo enfermo. Voy a vomitar el tapenade de berenjena que he cenado y todos van a enterarse y nadie me invitara a ver cómo los mimos escapan de sus cajas invisibles, o lo que sea que la gente de aquí hace en su tiempo libre.

Voy corriendo hasta el lavamanos para echarme un poco de agua fría en la cara, pero el chorro sale con tanta presión que me empapa la camiseta.Y ahora estoy llorando todavía más porque no he sacado las toallas de las maletas y la ropa mojada me recuerda a esas estúpidas atracciones acuáticas a las que siempre me arrastraban Yeonjun Y Sunghoon en el parque de atracciones de Six Flags, donde el agua tiene un color raro y huele a pintura y está cargada de bacterias. Dios mío. ¿Y si hay bacterias en el agua? ¿Es seguro beber agua del grifo en Francia?

Esto es patetico. Soy patetico.

¿Cuántos chicos de diecisiete años matarían por irse de casa? Mis vecinos no están pasando por una crisis emocional.

Nadie solloza al otro lado de las Paredes. Tomo una camisa de la cama para secarme y entonces encuentro la solución: mi almohada. La utilizo como barrera de sonido y rompo a llorar y llorar y llorar.

Alguien llama a mi puerta.

No, no puede ser mi puerta... ¡Vuelven a llamar!

— ¿Hola? — dice un chico desde el pasillo. — ¿Hola? ¿Estás Bien?

No, no estoy bien. VETE. Pero él sigue golpeando la puerta y me siento obligado a levantarme de la cama para abrir. Cuando abro me encuentro a un chico de pelo rubio.

Es alto, pero no de una forma exagerada. Más o menos como un jugador de voleibol. Lleva un piercing en la nariz, que brilla con la luz del pasillo.

— ¿Estas bien? — su voz es amable. — Soy Seungmin, mi habitación esta al lado de la tuya. ¿Los que acaban de irse son tus padres?

Solo necesita fijarse en lo hinchados que tengo los ojos para adivinar la respuesta.

— Yo también llore la primera noche. — Ladea la cabeza como si estuviera pensando y al cabo de unos segundos hace un gesto afirmativo. — Ven. Chocolad chaud.

— ¿Una degustación de chocolate?

¿Para qué quiero ir a una degustación de chocolate? Mi madre acaba de abandonarme y tengo miedo de salir de mi habitación y...

—No. — él sonríe. — Chaud, caliente. Chocolate a la taza. Puedo hacerlo en mi habitación.

Oh.

A pesar de todo, lo sigo. Seungmin me hace una señal con la mano para que me detenga, como si fuera un agente de tráfico. Lleva anillos en todos los dedos.

— No olvides tu llave. Las puertas se cierran automáticamente.

— Lo sé.

Y le enseño el colgante que llevo debajo de la blusa para demostrarlo. Decidí guardar mi llave ahí después del Seminario de Supervivencia para nuevos alumnos, cuando nos contaron los inconvenientes de olvidarse la llave dentro de la habitación.

Entramos en su dormitorio. Quedo impresionado. Es del mismo tamaño microscópico que el mío, dos por tres metros, y tiene el mismo miniescritorio, el miniarmario, la minicama, la mininevera, el minilavamanos y la miniducha. (No tenemos minibaño dentro del cuarto: esta al fondo del pasillo y es de uso compartido.) Pero, al contrario que en mi jaula, aquí no hay un solo centímetro de pared o de techo que no este cubierto de posters y fotos y papel de regalo brillante y anuncios de colores chillones escritos en francés.

☁︎ the french kiss ; hyunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora