vingt-quatre.

305 38 11
                                    

Estoy nervioso. Parece que tengo una montaña rusa en el estómago. Nunca me han gustado las montañas rusas. ¿Y por qué estoy pensando en montañas rusas? No sé por qué estoy tan nervioso. Sólo voy a ver a mamá otra vez. Y a Nikki. ¡Y a Soobin! Soobin dijo que vendría.

El vuelo de conexión de Hwang hacia Seúl no no sale hasta dentro de tres horas, así que tomamos juntos el tren que conecta las terminales, y él me acompaña hasta la zona de llegadas. Hemos estado callados desde que nos bajamos del avión. Supongo que estamos cansados. Llegamos al control de seguridad, y allí nos separamos porque él no puede ir más lejos. Maldita normativa de aeropuertos. Me gustaría presentárselo a mi familia. La montaña rusa se pone en funcionamiento de nuevo, lo que me parece bastante raro. ¿Estoy nervioso por dejar a Hwang? No tiene sentido; lo veré en dos semanas.

— Bueno, Zorrito. Aquí nos despedimos. — agarra las correas de su mochila y yo hago lo mismo. Ahora es cuando se supone que tenemos que abrazarnos; pero, por algún motivo, no puedo hacerlo.

— Saluda a tu madre de mi parte. Quiero decir, sé que no la conozco personalmente, pero por lo que cuentas simplemente suena bastante agradable. Espero que esté bien. — digo y sonríe amablemente.

— Gracias. Se lo diré. — responde él.

— ¿Me vas a llamar?

— Sí, claro. Pero estarás tan ocupado con Soobin y como-se-llame que olvidarás todo sobre Hwang tu amigo inglés.

— ¡Ja! ¡O sea, que sí eres inglés! — le doy un golpecito en el estómago. Él agarra mi mano y simulamos que forcejeamos, riendo.

— Me declaro... sin... nacionalidad.

Me libero. — Lo que tú digas, te atrapé. ¡Ay!

Un hombre de pelo gris y con gafas de sol me golpea en las rodillas con su maleta roja.

— ¡Ey, tu! ¡Discúlpate! — le dice Hwang, pero el tipo ya está demasiado lejos como para oírlo.

Froto mis espinillas.

—No pasa nada, estamos en medio del camino. Debería irme.

Ahora sí toca abrazarse. ¿Podremos hacerlo? Finalmente doy un paso adelante y lo rodeo con los brazos. Está tenso. Es un abrazo un poco raro, especialmente con las mochilas de por medio. Le huelo el pelo otra vez. Oh, cielos.

Nos separamos y él dice:

— Pásatela bien en el show de esta noche.

— Lo haré. Que tengas un buen vuelo.

— Gracias.

Se muerde la uña del meñique y yo paso el control de seguridad y bajo por las escaleras mecánicas. Vuelvo la vista atrás por última vez. Hwang está saltando y agita los brazos. Me echo a reír y se le ilumina la cara. Las escaleras siguen su trayectoria.

Ya no está en mi campo visual.

Trago saliva y me doy la vuelta. Y en ese momento los veo. A mamá se le dibuja una sonrisa de oreja a oreja y Nikki salta y agita los brazos justo como lo hacía Hwang.

— Por enésima vez, Soobin dijo que lo sentía. — mamá paga el estacionamiento de aeropuerto a una señora malhumorada. — Tenía que ensayar para el concierto.

— Claro. Porque nos hemos estado viendo tan a menudo en los últimos cuatro meses.

— ¡Soobin es una ESTRELLA DE ROCK! — dice Nikki desde el asiento trasero. Su voz está llena de adoración. Oh, oh. Alguien se ha enamorado.

— ¿Ah sí?

— Dijo que su grupo iba estar en MTV algún día, pero no en el aburrido, en ese genial que sólo se puede ver si te compras una televisión especial. — volteo, mi hermano se ve extrañamente presumido.

☁︎ the french kiss ; hyunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora