vingt-trois.

338 41 8
                                    

Unos puños tocan mi puerta. Mis ojos se abren de repente, y mi primer pensamientos coherente es: -ai, -as, -a, -ames, -ates, -erent. ¿Por qué estoy soñando con las terminaciones de los verbos en pasado? Estoy exhausto. Tan cansado. Tan dor-- ¿QUÉ QUÉ QUÉ? Otra ronda de rápidos golpes me despierta, y busco mi reloj. ¿Quién está tocando mi puerta a las cuatro de la mañana? Espera. ¿Cuatro de la mañana? ¿No se supone que hay algo que tengo qué--?

Oh, no. NO NO NO.

— ¿Jeongin? Jeongin, ¿Estás ahí? He estado esperando en el vestíbulo por quince minutos. — escucho un ruido de golpe, y las maldiciones de Hwang. — Y veo tus luces apagadas. Brillante. Podrías haber mencionado que irías sin mí.

Me levanto de un salto de la cama. ¡Me quedé dormido! ¡No puedo creer que me quedé dormido! ¿Cómo paso esto?

Los pasos de Hwang suenan alejándose, y su maleta se arrastra pesadamente detrás de él. Abro mi puerta.

A pesar de que está atenuado a esta hora de la noche, los apliques de cristal en el pasillo me hacen abrir y cerrar los ojos.

Hwang se gira para mirarme. Está atónito. — ¿Jeongin?

— Ayuda. — jadeo. — Ayúdame.

Él deja caer su maleta y corre hacia mí. — ¿Estás bien? ¿Qué paso?

Tiro de él y enciendo la luz. La habitación está iluminada y desordenada en su totalidad. Mi equipaje con sus cremalleras abiertas y la ropa apilada en la parte superior como acróbatas. Artículos de tocador dispersos alrededor de mi fregadero. Sábanas enroscadas en las cuerdas. Y a mí. Tardíamente, recuerdo que no sólo tengo mi loco pelo y la cara manchada de una de mis mascarillas anti granos, sino que también estoy vistiendo un pijama de Batman.

— No puede ser. — él esta bastante divertido. — ¿Te quedaste dormido? ¿Yo te desperté?

Me dejo caer en el suelo y empiezo a meter mi ropa en la maleta.

— ¿No has empacado todavía?

— ¡Lo iba a terminar esta mañana! ¿ME PODRÍAS AYUDAR? — tiro de la cremallera. Está atrapado por la tarjeta de identificación que tiene y grito de frustración.

Vamos a perder nuestro vuelo. Vamos a perderlo, y es mi culpa. Y quien sabe cuando sale el próximo vuelo, y vamos a estar atrapados aquí todo el día, y nunca llegaremos a tiempo para el show de Soobin y Yeonjun. Y la madre de Hwang llorará cuando tenga que ir al hospital sin él para su primera ronda de radiación interna, porque él estará atrapado en un aeropuerto en el otro lado del mundo, y TODO. ES. MI. CULPA.

— Está bien, está bien. — él toma la cremallera de la maleta y la separa de aquel adorno de viajero. Hago un sonido extraño entre un gemido y un grito. La maleta finalmente deja ir el adorno, y Hwang descansa sus brazos sobre mis hombros para estabilizarlos. — Vístete. Limpia tu cara. Yo me encargo del resto.

Si, una cosa a la vez. Puedo hacer esto. Puedo hacer esto.

¡ARRRGH!

Él empaca mi ropa. No pienses en él tocando tu ropa interior. NO pienses en él tocando tu ropa interior. Agarro mi ropa de viaje (que ya tenía acomodada desde la noche anterior) y me congelo.

— Uhm. — digo.

Hwang mira hacia arriba y me ve sosteniendo mis jeans. Cae en cuenta en que necesito cambiarme, y casualmente estamos en una habitación más pequeña que una casa para perro.

— Yo voy a, voy a salirme-...

— Voltéate. ¡Sólo date la vuelta no hay tiempo!

Se gira rápidamente, y recarga su rostro sobre mi maleta para probarme por su postura que difícilmente puede mirar. — Así que, ¿Qué paso?

☁︎ the french kiss ; hyunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora