DAREK
Empiezo a recorrer cada centímetro de mi casa hecho una puta furia.
Ay, cómo me hagan subir a la parte alta donde están todas las habitaciones de la casa... me da un infarto.
Sin embargo, tras hacer una exhaustiva búsqueda por la parte baja de mi casa, comienzo a subir las escaleras.
Jamás he sido celoso por una chica y menos con una con la que nunca he tenido algo. Pero, hay algo entre Lynn y yo que me hace reaccionar de esta manera.
Cuando ya estoy arriba, empiezo a apartar de mi camino a un par de parejas que están muy pegajosas en mi pasillo. Empiezo primero a registrar mi habitación, que siempre la tengo cerrada con llave, pero la verdad es que no me acuerdo de haberla cerrado antes cuando me cambié de ropa.
Según pongo una mano en el manillar, la puerta de al lado que pertenece a un cuarto de baño, se abre. Miro a la persona que sale y es el tío con el que estaba Lynn.
Al instante, suelto el manillar y me acerco a él.- ¿Está ella en el baño? - Mi tono de voz es duro y fuera de diversión, creo que el tío lo comprende a la primera de cambio.
- ¿Quién es ella?
- Con la que estuviste bailando ahora, capullo. ¿Está ahí? - Le doy un manotazo en el hombro para poder acceder a la puerta detrás de él.
- Ah, la del pelo corto...
Lo observo instantáneamente.
- Sí ella, ¿está ahí? - Señalo la puerta del baño.
- No, se fue corriendo y yo vine a mear. No sé dónde ha ido.
Frunzo el ceño. Cómo el muy gilipollas me esté mintiendo, lo veto de la ciudad. Sin creerle, abro la puerta que tiene detrás y efectivamente, está vacía.
Resoplo. No sé si es por alivio de que no esté ahí o de frustración por no encontrarla todavía.«De alivio, está claro».
Le doy una mirada fulminante de soslayo al chico que enarca una ceja, sin moverse de la puerta.
- ¿Sabes quién soy yo? - Le pregunto al paleto.
- ¿Debería? - Pregunta con la ceja todavía más arriba que antes. Joder, vaya mueca más desagradable.
- Sí, gilipollas. Está es mi fiesta y mi casa. Estás pisando mi puto suelo y acabas de mear en mi baño. ¿Sabes qué es lo otro que tocaste, sin saberlo? A mi novia. No la vuelvas a tocar en tu vida, ¿entendido? - Le digo apenas a veinte centímetros de su cara.
El chico da tres pasos para atrás y su cara de superioridad ha cambiado a una mueca de terror. Bien, ahí te quería ver.
- Ostia tío, perdón. No sabía que era tu novia...
- Ahora que lo sabes, ¡vete de mi vista! - Le señalo con mi dedo las escaleras para bajar para abajo.
Mi rostro tiene que manifestar tal mala ostia que sólo le hizo falta cagarse en los pantalones porque corre escaleras abajo.
Jamás he asustado a una persona, pero creo que se me da bien, ¿no?
Sigo con mi misión de encontrar a Lynn y me dirijo primero a mi habitación para comprobar si está abierta o cerrada.
En efecto, la dejé abierta. Entro en ella y en principio no veo a nadie dentro haciendo cosas indebidas. Al menos tengo suerte en esa parte. Voy directamente al baño, donde debe estar tirado mis pantalones con mi cartera. Allí guardo las llaves, ya que es muy raro que pierda la cartera, pero a la vez es muy probable que pierda las llaves. Así que, las pongo todas juntas y así sé dónde las tengo en cualquier ocasión.
ESTÁS LEYENDO
Los Cuatro Portentos de Salem
Teen FictionPalms Creek Globe. 06 de abril de 2024. ÚLTIMA HORA. "Una adolescente de 17 años es interrogada por la policía tras enviar al hospital a una compañera de su clase. La paciente está entre la vida y la muerte". Claire Johnson, una adolescente natural...