Capítulo 1

347 18 3
                                    


CLAIRE

Escucho y a la vez no escucho nada a mi alrededor. La radio sonando. Las ruedas contra el asfalto. Mi padre hablando. Las gotas de lluvia cayendo en el techo del coche. Mi pie dando pequeños saltitos. Mi padre hablándome cada vez más insistente. Mi padre. El señor que va conduciendo tranquilamente cuando mi mundo se acaba de derrumbar completamente.

- Claire, por favor.

- Huh. - Mantengo la mirada al frente.

- ¿No has escuchado nada de lo que te he dicho?

- No.

Después de pasar 5 horas en la comisaría y de dar la misma declaración por décima vez, me encuentro exhausta. Siento los músculos encogidos y nunca me ha dolido tanto la cabeza como ahora. Me va a estallar en cualquier momento. Creo que es de no parar de llorar. O de lo ocurrido. La cosa que ni yo misma sé que hice.

- Claire, tienes que ser fuerte a partir de ahora.

Es lo único que me saca de la estupefacción del momento. Es increíble que me diga estas palabras después de mandar a una amiga al hospital. Casi la mato.

Me giro hacia él.

- No puedo papá. - Digo mientras me cruzo de brazos.

- Pero tiene que ser así. Yo te ayudaré. - Despega la mirada de la carretera para observarme y entrelaza su mano caliente con la mía que está prácticamente congelada.

- Por eso estamos huyendo de la ciudad, ¿verdad?

No se me pasa desapercibido que se tensa de pies a cabeza.

- ¿Qué está pasando papá? ¿Qué coño he hecho? ¿Por-por qué? - Intento que las palabras sigan saliendo por mi boca pero es imposible. Siento que me falta el aire. - Papá... - Se me cristalizan los ojos.

- Cariño... respira. Abre la ventana y permítete respirar.

De manera casi automática, hago lo que me pide. Cierro los ojos y me concentro en mi respiración. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... Seis. Seis de abril. Mi cumpleaños. Hoy. La tragedia. Vuelvo a notar que mi respiración es irregular y saco media cabeza por la ventanilla.

Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exhalo. Inhalo. Exhalo. Inhalo y... exhalo por última vez. Me siento un poco mejor.

- Claire, ¿estás bien? - Oigo preguntar a mi padre desde la lejanía de mis pensamientos.

- Ajá.

- Estamos yendo a Salem. La ciudad donde me crié.

- ¿Salem? Esa no es la ciudad de...

- Las brujas, sí. - Me interrumpe.

- ¿Soy eso? ¿Una bruja? - Casi me entra la risa. Lo último que pensaba hacer hoy era reírme y mi padre me lo está poniendo difícil.

- Nadie ha dicho nada de eso. Sólo que eres... especial.

- Papá, casi la mato. Soy una asesina. Soy mala. - Digo tratando de calmar mi voz tras cada palabra.

- No. Para nada. Yo-yo soy como tú. - Suspira.

- Papá, ¿qué estás queriendo decir?

Tarda casi un minuto en contestar. El tiempo necesario para apartar su mano de la mía y comenzar a morderme las uñas de los nervios.

- Todos nacemos con unas habilidades especiales. Sin embargo, nuestros talentos están más... desarrollados. - Hace una pausa para escrutar mi rostro. - Nosotros formamos parte del linaje de brujas que hubo en Salem en el siglo XVII. Por aquel entonces, las brujas eran perseguidas por sus poderes sobrenaturales, hasta que las exterminaron. Bien, pero sus hijos e hijas no fueron asesinados y de ahí venimos nosotros. De su descendencia.

Los Cuatro Portentos de SalemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora