Capítulo 11

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CALYNN

Es lunes de nuevo y están siendo unos días extremadamente raros desde la noche de la fiesta. En primer lugar, mi padre no ha vuelto a casa. Cosa que agradecemos mi madre y yo. En segundo lugar, Chase Smith está desaparecido de Salem. Y por último, Claire y Darek ni se miran a la cara. La primera está rara y distante. El segundo está callado y... ¿preocupado? No lo sé. Pero, lo que sí sé es que la tarde de hoy no va a ser nada productiva si ninguno parece querer estar aquí.

- Si queréis podéis descansar hoy y el próximo día seguimos. - Les digo.

El primero en reaccionar es Darek.

- ¡No! Quedan muy pocas semanas para empezar los exámenes y necesito repasar todo cuánto antes. - Dice a la defensiva.

- Sólo te estaba dando una opción. Calma. - Levanto las manos en señal de "rendición". Miro a Claire. - ¿Y tú? ¿Quieres irte a casa?

Ella me observa atentamente, hasta que se acuerda que para tener una conversación hace falta hablar. O eso creo.

- No, no. Sólo estoy un pelin distraída hoy. - Dice en voz baja.

Agacha la cabeza a su libro y Darek la evalúa en silencio. Incluso, tiene un poco el ceño fruncido. Pensaba que Darek sólo se preocupaba por sí mismo.

- Bueno, pues empezamos. - Sentencio.


Los primeros quince minutos fueron buenos, pero Claire volvía a perderse entre las páginas de su libro de un momento a otro. Hasta que, arrastra con fuerza su silla para atrás, haciendo un estruendo en la cafetería, y se va al baño.

Darek y yo compartimos una mirada extraña y soy yo la que se levanta para comprobar que todo esté bien. Cuando entro, encuentro a Claire echándose agua en la cara.

- Hey. - Saludo.

Ella levanta ligeramente la cabeza y me observa por el espejo.

- Estoy bien. No te preocupes.

- No lo parece. - Hago una mueca.

Está claro que me está mintiendo. Sé que no tiene tanta confianza conmigo, como yo tampoco la tengo con ella, pero se nota bastante afectada.

- Si quieres contarme algo que te preocupa o simplemente desahogarte, puedes contar conmigo. - Le digo.

Intento ser comprensiva con ella para que no se cierre en banda.

- Claro, Lynn. Lo sé. - Sonríe sin enseñar los dientes. - Vamos.

Salimos del baño y seguimos con las clases particulares. Todo vuelve a ir bien, no hay ningún otro inconveniente y todos están concentrados. Según acabamos de estudiar y salimos de la cafetería, nos damos cuenta que está cayendo un fuerte diluvio.

- Esperaos aquí. Os llevo en coche a vuestra casa.

Enseguida, niego con la cabeza alarmada.

- No hace falta. Yo voy andando.

- Ni de coña. - Contesta él.

- No te importo, Darek. Así que, déjame en paz.

- Por muy poco que me importes, sé que no deberías ir caminando a tu casa con este chaparrón.

- Lynn, Darek tiene razón. Puede pasarte cualquier cosa o te puedes poner enferma. - Contesta Claire.

Antes de volver a contestar, Darek está cruzando la carretera para subirse a su lujosísimo coche. Miedo me da abollar o rayar ese coche.

Los Cuatro Portentos de SalemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora