capitulo 6

421 18 0
                                    

Maya no sabía a quién dirigirle palabra. Hazel, Antoni y Christian se mantenían ocupados discutiendo entre si así que no sabía en qué lío se había metido.

La pequeña Lili estaba siempre a su lado, evidentemente se negaba rotundamente a soltarle o separarse de ella pues esto era algo que se tornaba raro.

Estaba ocupada tumbada en la cama de la gran casa donde estaban a hora.

Su teléfono sonó.

Una notificación de un mensaje de alguien desconocido.

"¿Te parece si vienes aquí afuera?"

Al parecer se habían equivocado, después de eso no hubo ningún otro mensaje así que le resto importancia.

—Bien.

Escuchó al momento que alguien entraba por la puerta de la habitación y se reincorporo mirando a Antoni.

—¿Sucedió algo?—preguntó tomando a Lili en sus brazos

Negó.

—Es solo que deberíamos salir a conocer por aquí, Hazel y Christian están muy ocupados ahora—soltó un suspiro gigantesco y luego sonrió

—Hum, bien, vamos—respondió dudosa y tomó a Lili en sus brazos y le colocó una sudadera.

Salieron a un paso un poco rápido, Christian y Hazel ni siquiera notaron como pasaban por el modo en el que discutían, parecía que querían hallar a alguien que estaba en Italia y aún no entendían bien.

—¿A dónde quieres ir?—murmuró Antoni y le miró. Apenas estaban fuera de la gran casa.

Pero Maya no se sentía del todo atraída por salir, quería distraerse un poco pero también quería saber cosas.

—¿Puedo preguntar algo respecto a Hazel?—Maya ignoró su pregunta e hizo otra.

Quería resolver sus dudas. ¿Por qué ella? ¿A caso quería ayuda monetaria? Porque no era necesario traerla hasta aquí para obtener un prestamo.

—Claro, le diré lo que pueda—sonrió

—¿De que discutían esos dos?.

—ah—Antoni titubeó un poco—Estan buscando al señor Jacob, no es nada importante, está de vacaciones aquí—echó una risita, una nerviosa, una llena de mentiras, o quizá no muchas.

—¿No lo ha llamado? ¿Por qué están así de serios? es raro—volvió a preguntar sin mirarlo, solo prestó atención a Lili quien observaba todo, como si fuera nuevo para ella, lo era.

Antoni se quedó en silencio un momento, quería contestar pero no sabía qué, omas bien cómo iba a inventar algo.

—¡Maya!—una voz femenina la llamó a sus espaldas así que volteó al instante.

La peliroja caminaba a un paso apresurado a ella.

—Oh, hola, lamento no haberme presentado antes aunque ya sabes mi nombre—Maya sonrió y le espero hasta que ella llegó a su lado.

—Soy Vanessa—Sonrió—Chrstian dijo que diera un paseo y te vi, espero no interrumpir ni molestar—agachó un poco la cabeza esperando un poco de aceptación.

—No, nos hacía falta compañía, ven con nosotros—Maya la jaló a su lado quedando ella en el medio.

—Bien, así ya no estará sola señorita Maya, regresaré con Hazel y Christian, no dude en llamarme si algo sucede—asintió con una sonrisa como si fuera una despedida pero antes de irse miró a Vanessa y tocó su hombro—Espero que se diviertan. No olvide todo lo que se acordó, ya sabe, sobre ir por rutas acordadas por aquí—concluyó sonriendo y dió media vuelta.

—Apuesto que también te gustaría que te deseé suerte tomandote del hombro, ¿No es así Antoni?—la voz de Christian llamó la atención de los tres.

Antoni se tensó agachando la cabeza mientras apretaba sus puños.

—Hazel me dió órdenes, acordamos algo y no confío...

—Me importa una reverenda mierda, no la toques, no siquiera te atrevas a hablarle así—Su mandíbula se tensó y parecía contenerse—Trae tu culo aquí y deja de jugar—amenazó con sus ojos calvados en él y lo miró entrara a la casa chocando hombro con hombro y sin más, Christian cerró la puerta.

Fue algo muy raro, incluso Maya había notado el tono amenazante con el que Antoni se había dirijido a Vanessa.

Caminaron por un buen rato sin decir nada hará que maga decidió romper el silencio.

—¿Es que sucede algo entre todos ustedes?—preguntó Maya y le miró.

Vanessa agachó la cabeza y no dijo nada durante unos segundos—No—desvió su mirada—No quiero decir nada por ahora, porfavor no me lo preguntes de nuevo, prometo que un día lo sabrás—murmuró con una cara llena de arrepentimiento y tristeza—lo siento.

Maya solo asintió dando unas palmaditas en su espalda y le sonrió. Claro que no era su obligación contar sus problemas, quizá estaba siendo muy entrometida.

Su teléfono sonó con un mensaje, de nuevo el número desconocido.

"¿Entonces ella es tu hija?, si, tiene unos ojos que conozco muy bien, como los de los Relish"

Maya miró a todas direcciones pero no encontró nada sospechoso, no sabía quién le mensajeaba pero si entendía que la estaba mirando.

Vendida #2: Recuerdame ➜+18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora