- Hola –dije.
- Marta, ¿dónde estás? Llevo un rato llamando a tu puerta y no me abres.
- No estoy en casa.
- ¿Estás trabajando?
- No, estoy en la playa con Paula.
- ¿Te pedí un tiempo y te vas a la playa a divertirte?
- ¿Y qué querías? ¿Qué me quedara en casa llorando por ti? No Manuel, estoy cansada.
- No te engañé con otra, Marta.
- Siempre me dices lo mismo.
- ¿Me quieres?
- Ya no sé lo que siento... -me quedé callada.
- ¿Ya no me quieres? ¿Es por ese tipo?
- Es por ti, Manuel. ¿No te das cuenta? Me haces daño...
- Marta, vuelve a casa y lo hablamos.
- Volveré el lunes.
- No, vuelve ahora. Podemos arreglar las cosas.
- No sé si queda algo que arreglar...
- No me digas tonterías. Te espero en mi casa. Ven.
- No iré. Estoy en la playa hasta el lunes. Si quieres hablar, lo hablaremos cuando llegue.
- Te llamo el lunes –y colgó.
Me quedé quieta. Mirando por el ventanal como Paula, Rodrigo y Carlos sonreían dentro de la piscina. Estaban jugando, salpicándose agua. Parecía tres niños pequeños.
- ¿No tiene ganas de bañarse? –la dulce voz de Alicia me devolvió a la realidad.
- Ahora iré.
- Lo siento –me miró apenada –La escuché hablando por teléfono.
- No sé qué hacer con él –me senté en el sofá y ella se sentó a mi lado –Creo que se ha acostado con otra chica. No sería la primera vez.
- El hombre que engaña una vez lo hace mil veces. Nunca cambian –yo la miré sorprendida –También fui joven –rió –Tenía un novio que me fue infiel con más de una. Cómo tonta, me creía enamorada, y le terminaba perdonando. Me juraba que no volvería a hacerlo, pero siempre lo repetía.
- Empiezo a creer que nunca cambiará.
- No creo que lo haga –me sonrió –Vaya a divertirse con los chicos. No piense más en él. Aproveche estos días para disfrutar y pensar solo en usted.
- Gracias por sus palabras –le sonreí –Así lo haré –me levanté y salí.
Fui corriendo y me tiré dentro de la piscina. Salpicándoles agua a los tres, que se giraron para mirarme, sorprendidos. Los cuatro reímos.
Pasamos el resto de la tarde en la piscina. Cenamos y salimos a pasear por la playa, de noche. Caminamos sintiendo el agua en nuestros pies. Paula y Rodrigo se quedaron atrás besándose. Nosotros caminamos en silencio.
- Te has puesto triste con esa llamada –comentó él.
- No –mentí –He venido para olvidarme de todo y disfrutar del fin de semana. Eso es lo que voy a hacer –le sonreí.
- Me encanta cuando sonríes –me acarició la mejilla y yo le sonreí.
- Es tarde –le dije –Volvamos a la casa. Ellos seguro se quedaran algo más –sonreí al pensarlo.
ESTÁS LEYENDO
Siempre tú.
RomanceLlevo 5 años en una mala relación. Mi novio me ha engañado con muchas mujeres. Siempre me pide un tiempo, me dice que está confundido y no sabe lo que siente. Pero yo termino perdonándole todo y volviendo con él. He conocido a otro chico. Es simpáti...