Capítulo 12:

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Han pasado muchas cosas en poco tiempo. ¿Por dónde empiezo?

Mi amiga está prometida. ¡Va a casarse! Rodrigo le pidió matrimonio en fin de año. Fuimos a una fiesta, y cuando sonó la última campanada, él se arrodilló y sacó una cajita con un anillo. Fue la propuesta de matrimonio, más bonita que he visto. Ellos están muy felices. Tienen fecha para finales de Mayo.

En la fiesta de fin de año, vi a Carlos. Noté que intentó acercarse a mí, para hablar, supongo, pero no lo hizo. Fui acompañada de Diego. Sólo somos amigos, aunque la única que lo sabe es mi amiga. Imagino que se pensaría que era mi novio y, al verme con él, no se acercó.

Entre Diego y yo ha crecido una muy buena amistad. Hemos quedado varias veces con Ángel y Raquel. Son una pareja encantadora, que tienen muchos planes para el futuro. Me lo paso muy bien con ellos. Son muy divertidos y se complementan el uno con el otro.

Y ahora estoy sentada en una tienda de vestidos de novia. Viendo como mi amiga entra y sale modelando los vestidos. Estoy muy feliz por ella. Elija el vestido que elija estará guapísima.

- ¿Qué te parece este? –dio una pequeña vuelta -¿Me hace gorda? –se miró al espejo.

- Es perfecto –me emocioné.

Era el vestido más bonito que le había visto. Le quedaba genial. Era ajustado hasta la cintura y después se abría con un corte de princesa precioso.

- ¿Tenéis una especie de corona? –le pregunté a la muchacha que nos estaba atendiendo.

- Claro –enseguida me entregó una.

Se la coloqué, con cuidado, en su cabeza y la miré en el espejo.

- Pareces una princesa –le sonreí.

Ella se dio la vuelta, con lágrimas en los ojos y me abrazó.

Quedó en volver en una semana para volver a probárselo. Tenían que arreglarle, el bajo del vestido, porque le quedaba un poco largo.

Fuimos a otra tienda y compramos unos tacones blancos y yo le regalé una corona, con miles de piedrecitas brillantes, para sujetar el velo.

Pasamos por una cafetería y nos sentamos a tomarnos un café.

- ¿Vendrás con Diego?

- Imagino que sí –susurré.

- Carlos irá.

- Lo imaginé –le sonreí –Estoy bien –mentí.

- ¿Te gusta Diego?

- Es mi amigo –me encogí de hombros.

- Carlos te sigue queriendo.

- Deja de pensar en Carlos y en mí y concéntrate en ti. Es tu día.

- Por eso mismo –se encogió de hombros –No me gustaría que mi mejor amiga se sintiera mal porque, la persona a la que quiera, no está con ella.

- Paula, entre Carlos y yo...

- Habla con él –me suplicó interrumpiéndome –Aclara las cosas. Si no quieres estar con él, está bien. Pero al menos quedar como amigos. Quiero que ambos podáis estar en el mismo sitio disfrutando con nosotros. Sois nuestros amigos.

- Está bien –le sonreí –Hablaré con él. Pero tienes que prometerme, que pase lo que pase, te concentraras en disfrutar de tu día. ¡Vas a casarte con el hombre de tus sueños! –sonreí y ella me abrazó feliz.

Al día siguiente, llamé a Carlos. Le dije de quedar, para hablar, en una cafetería. Qué irónico. Todo terminó en una cafetería, el día que esa muchacha entró y dijo todas esas cosas. A día de hoy no sé muy bien qué fue lo que pasó realmente.

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora