Capítulo 9:

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Tres meses han pasado. Los mejores meses de mi vida. Soy realmente feliz con Carlos.

Hemos tenido varias citas perfectas. No les cambiaría nada. Hemos estado algunos fines de semana en la casa de la paya. Hemos salido con Paula y Rodrigo. Y hemos pasado casi todas las noches, juntos. Ya me siento rara cuando no duermo a su lado.

No he vuelto a ver a Manuel. Me ha mandado mensajes que ni he leído. No quiero saber nada de él. Es mejor que cada uno vaya por un camino diferente.

- Me encanta el café –sonreí.

- Ya te dije que aquí hacen unas cafés riquísimos.

- ¿Hacemos algo el fin de semana?

- Había pensado en llevarte a la montaña.

- ¿A la montaña?

- Sí. Te va a encantar. Es un sitio precioso.

- ¿Tienes una casa en la montaña? –levanté una ceja.

- Es una pequeña cabaña de madera. Tiene un lago precioso. Créeme, te va a encantar –y yo sonreí.

Vi como una muchacha se acercó a nosotros y se quedó mirando con la boca abierta.

- Eres tú –dijo mirando a Carlos.

- ¿Soy yo? –preguntó sin entender.

- Sí, eres tú –me miró y lo volvió a mirar -¿También la engañas a ella?

- ¿Perdona?

Yo no entendía nada. ¿Engañarme? ¿Quién era esa mujer? ¿Conocía a Carlos?

- ¿Quién es ella? –pregunté.

- No lo sé. No la he visto en mi vida.

- ¿Es enserio? –la mujer soltó su café en nuestra mesa y se cruzó de brazos -¿No me recuerdas?

- No, no sé quién eres.

- Lleva más de tres meses hablando conmigo –me miró, parecía enfadada –Y ahora resulta que no te acuerdas de mí, pero ayer bien que me decías que tenía los ojos más bonitos que has visto en tu vida.

- Creo que te estás confundiendo de persona.

- ¡No! –casi nos gritó –No me estoy confundiendo. Eres un maldito embustero. Me dijiste que estabas soltero y que querías tener algo conmigo. Llevas meses queriendo tener sexo conmigo. Y ahora te encuentro aquí con otra chica, a la que seguramente también le estés diciendo éste tipo de cosas, ¿para qué? ¿Quieres acostarte con todas?

- Disculpa, pero no sé de qué me estás hablando. No te conozco de nada. Nunca te he visto, ni tampoco he hablado contigo. Así que te pido por favor que te vayas.

- Eres un cerdo –cogió su café y se lo tiró por encima a Carlos.

Yo me quedé paralizada. Él se sorprendió. No entendía nada. ¿Qué acababa de pasar? ¿Qué le acababa de decir? ¿Llevaba meses hablando con esa chica? ¿Enamorándola? ¿Quería tener sexo con ella?

- No sé quién es esa mujer ni porqué ha dicho todo eso. No he hablado con ella, ni la había visto en mi vida.

- Ella parecía conocerte muy bien.

- Quizás ha leído cosas sobre mí o me ha visto en las entrevistas de mis libros. No lo sé.

- Creo que es mejor que me vaya.

- No. ¿Por qué? –me puse de pie y me imitó.

- No sé qué pensar, Carlos –lo miré con tristeza.

- ¿Crees a esa mujer?

- No sé lo que creer –me encogí de hombros y salí de allí.

¿Me estaba engañando? ¿Estaba hablando o quedando con otras chicas? ¿Cuándo? No estábamos juntos las 24 horas, pero prácticamente. Me recogía todos los días del trabajo y pasábamos, juntos, la tarde o la noche. Pero esa mujer parecía tan segura de que era él.

Al salir me encontré con la chica esperando el autobús. Me subí y me senté mirando por la ventanilla. Ella me vio y se acercó a mí.

- Créeme, te he hecho un favor –se sentó a mi lado -¿Cuánto tiempo lleva hablando contigo?

- Lo conozco de hace más de tres meses.

- Entonces igual que yo. ¿Se puede ser más cerdo?

- ¿Cómo lo conociste?

- Por un chat. En su perfil decía que era soltero y buscaba una relación estable. Yo le hablé y él me contestó. Desde entonces hablamos todos los días –se encogió de hombros –Hasta hoy, lo acabo de bloquear.

- ¿Habéis quedado alguna vez?

- No. Siempre me decía que estaba escribiendo un nuevo libro. Pero estaba terminándolo –suspiró -Me decía cosas tan bonitas...

- No puedo creerlo.

- No te miento –me miró sorprendida –Si quieres seguir engañada, adelante. Yo desde luego que no pienso volver a hablarle. Tenía unas ganas enormes de verlo, cuando terminara su libro. Me decía que tendría todo el tiempo del mundo para mí. Al verlo contigo, tan cariñoso, te lo juro, me dio algo. Siempre me dijo que era soltero. Se supone que era la única chica con la que hablaba. Es un cerdo.

Por suerte, la chica se bajó en la siguiente parada. Pero sus palabras se repetían en mi cabeza. No podía dejar de pensar en todo lo que había escuchado.

Llegué a mi casa, me duché y me metí en la cama. ¿Por qué me sentía así? Debería estar acostumbrada a que me engañaran con otras chicas. Manuel siempre lo había hecho y siempre lo había perdonado. Siempre le di una oportunidad, detrás de otra. Pero esta vez no. Me alejé de él por eso mismo. No quería seguir sufriendo. Y ahora estaba igual. Sufriendo por un chico del que me había enamorado. Por el que sentía cosas, totalmente diferentes, a lo que siempre he sentido. ¿Por qué? ¿Por qué me había engañado? ¿Por qué él?

Las cosas me empezaron a ir mal. No he querido hablar con Carlos del tema. Él sigue diciendo que no conoce a la chica, que nunca había hablado con ella. Que no sabe de qué chat le hablo. Pero yo vi la cara de dolor en la chica cuando me lo contaba. Sabía que no estaba mintiendo.

Dejé mi trabajo y cambié de casa. Me estaba costando encontrar trabajo.

Paula me acompañaba siempre que podía.

- ¿Has hablado con Carlos?

- No. He preferido dejar las cosas como estaban.

- Él nos contó lo que pasó en la cafetería. Dice que no conoce a esa chica, que todo lo que dijo es mentira.

- Yo hablé con la chica. Se notaba que estaba dolida. Vi sinceridad en sus palabras. Lo conocía. Había estado hablando con él varios meses...

- No conocemos a esa chica. No sé por qué mentiría, pero yo creo que Carlos dice la verdad.

- No sé qué pensar. Salí de una relación que me hacía daño y, como tonta, me metí en otra que me hace más daño. Lo quiero, pero no quiero seguir sufriendo. Es mejor que cada uno siga su camino.

- Yo hablaría con Carlos...

- ¿Para qué? –la interrumpí –Va a negarlo, obviamente. Ya estoy cansada. He pasado, muchas veces, por lo mismo. No quiero que se vuelva a repetir.

- Yo creo a Carlos. Dice la verdad.

- Yo no le creo. No tiene sentido que, una chica, que no conoce de nada, se acerque a decir la cantidad de cosas que dijo. No tiene sentido.

- No, no tiene sentido.

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora