Me han llamado para una entrevista en una cafetería. La verdad, el sitio es precioso. Cobraría bien y sólo tendría el turno de mañanas. Parecía perfecto. Me presenté más ilusionada que nunca. Necesitaba el trabajo.
- Buenos días –el hombre que me atendió estaba leyendo unos papeles –Veo que ha trabajado desde hace bastantes años.
- Sí.
- ¿Por qué dejó su último trabajo? –me miró entre los papeles –Veo que se llevó mucho tiempo en el mismo restaurante.
- Empezó a faltar el personal, no contrataban a nadie nuevo, y nos tocaba hacer trabajo doble, cobrando lo mismo. Nos fuimos, varias personas, por la misma razón.
- Entiendo –soltó los papeles sobre su escritorio –Por mí no hay problema. Estará una semana de prueba. Su turno será de mañanas, de 7 a 2 de la tarde. Su salario está aquí escrito. Si le parece bien firme aquí.
Yo leí el contrato, por lo alto y firmé sonriente.
- Bueno, pues gracias por todo –se puso de pie y me estrechó la mano –Bienvenida, empieza el lunes.
- Gracias.
Al salir llamé a Paula.
- Tengo trabajo –le dije muy feliz.
- Me alegro. ¿Salimos a celebrarlo?
- ¡Sí!
Quedamos en vernos en un club nocturno. Me vestí, con unos pantalones ajustados, de color negro, y un top blanco. Me peiné y me maquillé. Me puse unos tacones blancos, cogí mi bolso a juego y llegué al club. Me encontré con Paula y Rodrigo en la puerta.
- Felicidades –me dijo Rodrigo.
- Gracias –sonreí.
Entramos, pedimos unas bebidas y bailamos. Lo estábamos pasando muy bien cuando vi a Carlos. Se acercó y saludó a los chicos. Yo me quedé quieta. ¿Qué hago?
- Hola –me sonrió.
- Hola.
- ¿Podemos hablar?
- ¿Sobre qué? –lo miré con tristeza.
- No sé porqué esa chica inventó todo eso...
- Ya –lo interrumpí- Yo la creo.
- ¿Por qué no me crees? –puse los ojos en blanco y me fui a la barra.
Me senté. ¿Por qué había tenido que venir? No quería seguir recordando y hablando del mismo tema. Quería olvidar. Quería olvidarlo.
El camarero me entregó una bebida. Yo lo miré extrañada. No había pedido nada.
- Invita el caballero –me señaló a un hombre en el otro extremo de la barra.
- Gracias –le sonreí al camarero y bebí del vaso.
Vi que el hombre se acercaba. Genial. Suspiré y lo miré sonriente.
- Hola –me dijo y se sentó a mi lado.
- Hola –sonreí –Gracias por la copa. La necesitaba.
- De nada. Me llamo Diego.
- Encantada –dije estrechándole la mano –Yo soy Marta.
Cogió mi mano y la llevó a sus labios. Me dio un pequeño beso y yo me quedé sorprendida.
- Guau –reí –¿Aún se sigue haciendo eso?
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Siempre tú.
RomanceLlevo 5 años en una mala relación. Mi novio me ha engañado con muchas mujeres. Siempre me pide un tiempo, me dice que está confundido y no sabe lo que siente. Pero yo termino perdonándole todo y volviendo con él. He conocido a otro chico. Es simpáti...