Capítulo 10:

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Me han llamado para una entrevista en una cafetería. La verdad, el sitio es precioso. Cobraría bien y sólo tendría el turno de mañanas. Parecía perfecto. Me presenté más ilusionada que nunca. Necesitaba el trabajo.

- Buenos días –el hombre que me atendió estaba leyendo unos papeles –Veo que ha trabajado desde hace bastantes años.

- Sí.

- ¿Por qué dejó su último trabajo? –me miró entre los papeles –Veo que se llevó mucho tiempo en el mismo restaurante.

- Empezó a faltar el personal, no contrataban a nadie nuevo, y nos tocaba hacer trabajo doble, cobrando lo mismo. Nos fuimos, varias personas, por la misma razón.

- Entiendo –soltó los papeles sobre su escritorio –Por mí no hay problema. Estará una semana de prueba. Su turno será de mañanas, de 7 a 2 de la tarde. Su salario está aquí escrito. Si le parece bien firme aquí.

Yo leí el contrato, por lo alto y firmé sonriente.

- Bueno, pues gracias por todo –se puso de pie y me estrechó la mano –Bienvenida, empieza el lunes.

- Gracias.

Al salir llamé a Paula.

- Tengo trabajo –le dije muy feliz.

- Me alegro. ¿Salimos a celebrarlo?

- ¡Sí!

Quedamos en vernos en un club nocturno. Me vestí, con unos pantalones ajustados, de color negro, y un top blanco. Me peiné y me maquillé. Me puse unos tacones blancos, cogí mi bolso a juego y llegué al club. Me encontré con Paula y Rodrigo en la puerta.

- Felicidades –me dijo Rodrigo.

- Gracias –sonreí.

Entramos, pedimos unas bebidas y bailamos. Lo estábamos pasando muy bien cuando vi a Carlos. Se acercó y saludó a los chicos. Yo me quedé quieta. ¿Qué hago?

- Hola –me sonrió.

- Hola.

- ¿Podemos hablar?

- ¿Sobre qué? –lo miré con tristeza.

- No sé porqué esa chica inventó todo eso...

- Ya –lo interrumpí- Yo la creo.

- ¿Por qué no me crees? –puse los ojos en blanco y me fui a la barra.

Me senté. ¿Por qué había tenido que venir? No quería seguir recordando y hablando del mismo tema. Quería olvidar. Quería olvidarlo.

El camarero me entregó una bebida. Yo lo miré extrañada. No había pedido nada.

- Invita el caballero –me señaló a un hombre en el otro extremo de la barra.

- Gracias –le sonreí al camarero y bebí del vaso.

Vi que el hombre se acercaba. Genial. Suspiré y lo miré sonriente.

- Hola –me dijo y se sentó a mi lado.

- Hola –sonreí –Gracias por la copa. La necesitaba.

- De nada. Me llamo Diego.

- Encantada –dije estrechándole la mano –Yo soy Marta.

Cogió mi mano y la llevó a sus labios. Me dio un pequeño beso y yo me quedé sorprendida.

- Guau –reí –¿Aún se sigue haciendo eso?

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora