Capítulo 7:

39 7 0
                                    

Desperté por la mañana y desayuné, rápidamente, para después ponerme a limpiar y ordenar un poco la casa.

Recibí un mensaje. Era Carlos.

- Buenos días, linda. ¿Cómo has dormido? Yo he soñado contigo.

- Buenos días. He dormido mal. Creo que me hacías falta...

- No me digas eso. Tú también me haces mucha falta.

- En poco me tengo que ir a trabajar.

- ¿Comemos juntos?

- No puedo. Voy a comer algo rápido y me voy.

- Vaya. Me toca quedarme con las ganas de besarte.

Sonreí. Yo también tenía ganas de besarlo. Me preparé una ensalada y me senté a comer. Recibí un mensaje. Era Manuel.

- Marta, necesitamos hablar.

- No tenemos nada de lo que hablar.

- No puedes hacer como si no te importara. Te quiero y tú me quieres a mí. Llevamos juntos mucho tiempo y hemos pasado por muchas cosas, como cualquier pareja. No me creo que lo des todo por perdido por el tipo ese...

- Manuel, en cinco años de relación, ¿cuántas veces me has engañado? ¿Cuántas veces te has acostado con otra chica? No puedo seguir así. Me hace daño.

- Lo siento. Sé que no soy perfecto. Creo que tengo un problema. Pero podemos arreglarlo. Juntos. Te necesito, Marta. Lo estoy pasando muy mal. No me hagas esto, por favor. Yo te quiero.

- Tengo que irme al trabajo. No es el momento de hablar de esto.

- Vale. Llámame al salir. Puedo acercarme a tu casa y lo hablamos más tranquilos.

No contesté. No quería verlo. He pasado muchos años con él. Me ha hecho mucho daño. Me ha roto el corazón miles de veces. Ha jugado conmigo. No puedo verlo.

Recogí mis cosas y me fui al trabajo. Al llegar me esperaban los problemas.

- Marta, esto no es normal en ti. Te enfermas y un hombre nos llama para informarnos que no vendrás. Sabes que así no funciona esto.

- Lo siento, he pasado un par de días malísima, sin poder salir de la cama.

- Lo pondré como una falta. A la siguiente quedas despedida.

Suspiré y volví a mi trabajo. Cuando terminé estaba cansadísima. Me habían puesto a hacer el doble de trabajo por haber faltado el día anterior.

Llegué a mi casa, me metí en la cama y caí rendida. Cuando desperté miré mi móvil y tenía varios mensajes. Tenía dos de Carlos.

- Son casi las doce de la noche. No me has llamado. Imagino que llegaste cansada a casa. Descansa, linda.

- Buenos días, linda. Hoy tengo que ir a ver a mi editora. ¿Sigue en pie lo de esta noche? Tengo ganas de verte y poder besarte. Espero que tengas un bonito día.

- Buenos días –le contesté –Anoche llegué cansadísima y me dormí. Lo siento. Esta noche nos vemos. Te llamo cuando salga del trabajo. Yo también tengo ganas de besarte.

Tenía varias llamadas perdidas de Manuel y varios mensajes. Comencé a leerlos sin ganas.

- ¿Dónde estás? ¿Por qué no me contestas a las llamadas?

- Marta, necesitamos hablar. Te dije que vendría a tu casa. Llámame.

- ¿Por qué no me contestas?

- Marta, lo siento. Te quiero. Por favor. Hablemos.

- No podemos tirar todos estos años a la basura. Sé que me quieres. Por favor. Hablemos.

Suspiré y dejé de leer. Todos eran iguales. No le contesté. Me levanté, me duché y me vestí. Llamaron a la puerta. Seguro era Carlos. Fui a abrirle.

- ¿No te aguantabas las ganas de...? -no terminé la frase.

Me quedé paralizada al encontrarme a Manuel.

- ¿No me esperabas? –sonrió.

- No.

- ¿Estás esperando a alguien? –levantó las cejas.

- No.

Sin esperar invitación, me hizo a un lado y se sentó en el sofá.

- Siéntate. Necesitamos hablar –yo obedecí y me senté -¿Has leído mis mensajes?

- Sí.

- Perdóname. No volveré a engañarte. Te lo prometo.

- Siempre me dices lo mismo, Manuel –suspiré.

- No, esta vez es diferente –me cogió de las manos y yo lo miré a los ojos –Me he dado cuenta que puedo perderte, y no quiero. No puedo perderte. Te amo, mi niña –intentó besarme, pero yo me aparté.

- Manuel yo...

- Hagamos una cosa –dijo poniéndose de pie –Piénsalo unos días. Recuerda todos los momentos que hemos pasado juntos. Todos los sueños y las cosas que queremos hacer. Podemos irnos a vivir juntos. Así pasaremos más tiempo los dos. ¿Qué me dices?

- No voy a irme a vivir contigo. No ahora.

- ¿Ahora por qué no? –se cruzó de brazos -¿Es por ese tipo? Te ha comido la cabeza...

- Porque no estoy preparada –me puse de pie –Manuel, has jugado conmigo. Me has destrozado cada vez que te has acostado con otra chica. No quiero seguir en esto. Lo siento.

- ¿Qué lo sientes? –empezó a reír –Vamos, Marta. Justo es esto lo que quieres. Irte con el tipo ese. Revolcarte con él.

- ¿Y si quiero eso que más te da? –me enfadé –Llevas años acostándote con la que se te da la gana. Haciéndome daño. Yo al menos he terminado la relación contigo antes de acostarme con otro.

- ¿Te has acostado con él? –levantó la ceja, molesto.

- No te importa –suspiré –Manuel, vete. No hay nada que arreglar. Lo nuestro no tiene arreglo.

- Marta, te estoy pidiendo una oportunidad...

- ¿Otra? –lo interrumpí –Te he dado muchas y siempre has terminado haciendo lo mismo.

- Esta vez es diferente.

- ¿Diferente por qué? –me crucé de brazos.

- Pensé que me querías.

- Te quise muchísimo. Lo di todo por ti. Te defendí hasta de ti mismo. Y tú siempre me has pagado engañándome y acostándote con otra. Defraudándome. Jugando conmigo. Estoy cansada, Manuel –suspiré –Estoy cansada de sufrir por alguien que no le importo.

- Sí me importas –se acercó a mí y me abrazó –Estoy aquí porque me importas. Porque quiero que volvamos a ser lo que éramos.

- No quiero lo que me ofreces. Lo siento.

- Piénsatelo –me acarició la mejilla –Volveré en unos días y lo hablaremos más calmados. Piénsalo. Tenemos muchos planes por hacer. Te quiero.

Y se fue. Me senté en el sofá y me quedé mirando el techo. ¿Hasta cuándo? 

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora