Nos pasamos el resto de la tarde hablando de tonterías. Se podría decir que nos conocimos mejor.
Cómo le debía ya dos. Lo invité a cenar. Pedimos pizzas y vimos la película, del otro día, que no terminamos. Esta vez si la vimos entera.
- Bueno, ya es tarde –dijo poniéndose de pie.
- Sí –le sonreí.
Fuimos a la puerta y antes de que se fuera lo besé. La verdad, no sé porqué lo hice, pero él me contestó al beso. Rodeé mis manos en su cuello y Carlos agarró mi cintura, pegándome más a él. Nos separamos lentamente.
- Descansa, linda –y se fue.
Me quedé allí. Mirando cómo se iba. Cerré la puerta y apoyé mi espalda en ella. ¿Por qué lo había besado? Ahora mismo nada en mi vida iba bien. Había vuelto a pelear con Manuel y estaba segura que me había engañado con otra. Nos habíamos dado un tiempo. ¿Qué estaba haciendo?
A la mañana siguiente llamé a Paula de camino al trabajo.
- Buenos días –me dijo.
- Buenos días, ¿cómo estás?
- Súper contenta. Este fin de semana me voy a la paya con Rodrigo.
- Me alegro. Tengo muchas cosas que contarte.
- ¿Qué ha pasado? ¿Estás trabajando?
- Voy en el autobús –le dije –Manuel me ha vuelto a engañar con otra chica.
- ¿Qué? ¡Es que no puedo más con éste chico! No se puede dejar los pantalones puestos. ¿Cómo te has enterado?
- Me llamó y me dijo que no sabía qué sentía por mí que mejor nos diéramos un tiempo... Ya sabes...
- Siempre dice lo mismo –la sentí enfadada.
- Sé lo que vas a decir. Que siempre hace igual, que nunca va a cambiar. El famoso "te lo dije" y todo eso. Pero hay más...
- ¿Más? ¿Qué más te ha hecho ese tipo?
- No ha sido él. He sido yo –contesté –Anoche invité a Carlos a cenar y ver una peli. Cuando se iba a ir lo... lo besé.
- ¿Lo besaste? –se sorprendió.
- Sí, no sé por qué lo hice. Le conté todo lo que me había pasado con Manuel y no sé. Me sentí bien con él.
- ¿Le has contado las veces que te ha engañado ese cerdo?
- Sí, y que siempre lo he perdonado porque lo quiero.
- Eso no es amor –resopló -¿Por qué no vienes, éste fin de semana, con nosotros, a la playa?
- ¿Qué? No... Vais en pareja.
- ¿Trabajas?
- No, tengo libre el fin de semana.
- Entonces te vienes y no acepto un no por respuesta.
Colgamos y entré a trabajar.
Llegó el viernes. Tenía libre todo el fin de semana. Me arreglé y recogí mi maleta. Bajé y recibí un mensaje de Paula.
- No puedo ir a recogerte. Me llevará Rodrigo en su coche. Te mando a alguien. Espero que te portes bien.
¿Qué me manda a alguien? ¿A quién? Entonces vi llegar a Carlos con su Mercedes. Se paró a mi lado, sonriente y me dijo que subiera.
- ¿También vas a la playa con Rodrigo y Paula? –sonreí al verlo.
- Me han invitado de última hora. ¿No te alegras de verme?
- Claro que sí.
Me subí, tímidamente, en el coche y nos fuimos a la playa. Desde la noche del beso no habíamos vuelto a vernos. Nos habíamos mandado algún que otro mensaje, preguntando que tal el día y esas cosas. Pero no habíamos hablado del beso.
El viaje se me hizo corto, aunque la playa estaba a una hora de donde vivía. Llegamos a una casa.
- ¿Nos vamos a quedar aquí?
- Sí –me sonrió -¿No te gusta?
- Es una casa hermosa –sonreí –Pero pensé que nos quedaríamos en un hotel o algo.
- Aquí estaremos más cómodos.
Entramos y una señora mayor nos recibió muy simpática.
- Me alegra mucho verlo, señor –nos sonrió.
- Alicia, ella es Marta, una amiga –le sonrió.
- Encantada –le dije dándole la mano.
- Un placer señorita –me sonrió –Cualquier cosa que necesite no dude en pedírmelo.
- En poco llegará Rodrigo con su novia. Te encargo que los acompañes a su habitación.
- Claro señor. ¿El señor Rodrigo tiene novia? –se sorprendió.
- Sí –le sonrió –Ya lo verás tú misma. Ha cambiado mucho. ¿Vamos? –se giró a mí –Te enseñaré tu habitación.
Yo lo seguí escaleras arriba.
- ¿Es tu casa? –me atreví a preguntar.
- Sí –me sonrió –Aquí he escrito varios de mis libros.
Me llevó hasta una habitación enorme. Tenía un baño y un gran ventanal desde donde podía ver la playa.
- Espero que te sientas como en casa –me sonrió –Mi habitación es la puerta de al lado –me guiñó un ojo –Voy a cambiarme y bajamos a la playa.
Se fue. Entré al baño para cambiarme. Me puse mi bikini amarillo y un pareo a juego. Salí y me encontré con Carlos saliendo.
- ¿Lista?
- Sí –sonreí -¿No esperamos a Paula y Rodrigo?
- Ellos vendrán algo más tarde –me sonrió.
Fuimos a la playa. Nos bañamos y tomamos un poco el sol. Después decidimos volver a la casa. Nos dimos una ducha, cada uno en su cuarto, nos vestimos y salimos. Nos encontramos con mi amiga y su novio en la sala.
- ¿Cuándo habéis llegado? –les pregunté.
- Hace poco –me contestó ella sonriente.
- Nosotros hemos estado en la playa un rato.
- Yo también quiero ir a la playa –puso morritos y Rodrigo le dio un beso.
- Luego iremos.
Nos sentamos a comer. Todo estaba delicioso. Después nos salimos al jardín. Desde allí se podía ver el mar. Tenía una enorme piscina, donde mi amiga no dudó en meterse de cabeza.
- El agua está perfecta –nos dijo -¿Por qué no os metéis?
Rodrigo saltó salpicándole agua y yo reí. Los dos empezaron a jugar, salpicándose agua y terminaron abrazados y besándose. Yo los miraba sonriente.
- Se ven felices, ¿no? –me preguntó Carlos.
- Sí –le sonreí –Mi amiga está muy feliz con él.
- ¿Y tú? –me cogió de la mano y me acarició con la yema de sus dedos -¿Eres feliz?
- Sí –sonreí al pensarlo –Estoy feliz.
Él se acercó a mí y me besó. Cerré los ojos y le correspondí al beso. Hacía mucho tiempo que no me sentía así. Estaba flotando en una nube.
Pero me caí de esa nube en cuanto sentí mi móvil sonar. Miré la pantalla y vi que era Manuel.
- Tengo que contestar –dije apenada.
Me levanté y entré en la casa para contestar a la llamada.
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Siempre tú.
RomantizmLlevo 5 años en una mala relación. Mi novio me ha engañado con muchas mujeres. Siempre me pide un tiempo, me dice que está confundido y no sabe lo que siente. Pero yo termino perdonándole todo y volviendo con él. He conocido a otro chico. Es simpáti...