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Julián se removió entre sus mantas al escuchar el timbre, seguramente se habían confundido de piso como normalmente le pasaba, se tapó hasta la cabeza para volver al conciliar el sueño.

Pero para su mala suerte aquella persona no se fue, el timbre volvió a sonar y a la tercera vez Julián se levantó de mala gana, sabía que recién estaba amaneciendo por que el sol apenas se asomaba por su ventana.

Su cuerpo dolía como si algún camión lo hubiera pasado por encima, su garganta ardía y ni hablar del dolor de cabeza estaba seguro que eso era un poco de culpa por haberse ido a dormir llorando, no antes de escuchar mínimo cinco veces Corazón vacío de Maria becerra.

No podía pensar en aquello y no sentir pena y vergüenza por él.

Apenas puso un pie fuera de la cama se mareó un poco, seguramente tenía fiebre y recién a las nueve de la mañana tenía que tomar la pastilla, había puesto una alarma para no olvidarse.

Refregó sus ojos caminando perezosamente hasta la entrada, antes de que abriera la puerta otra vez habían tocado el timbre, si no estuviera tan en la miseria lo mínimo que haría en ese momento sería darle una piña a la persona del otro lado.

Pero ahora no era el caso, dado a cómo se encontraba.

Giró la llame y tomó el pomo, al abrir la puerta se encontró con la persona que menos se imaginaba, Enzo estaba allí, con la ropa de trabajo que tenía unas horas antes, estaba serio y tenía las manos en su bolsillo como si fuera un niño que lo acababan de encontrar haciendo una travesura.

Tuvo que parpadear para confirmar que se encontraba ahí y no era un sueño más.

Se apoyó en la puerta por que creía que iba a caerse.

"¿Qué haces acá?." fue lo primero que salió de su boca, su voz delatando que su garganta no se encontraba en el mejor estado.

Enzo lo miró, estaba tenso, Julián lo podía notar. Abrió la boca para decir algo pero la cerró rápidamente parecía que el tampoco tenía idea que hacía allí.

"Quería saber cómo estabas." Fue lo que dijo, Julián quiso reír pero no lo hizo.

"¿Tenías que venir a las seis de la mañana hasta mi casa?." Enzo abrió los ojos, claramente no se esperaba que le dijera eso pero Julián no estaba para juegos.

"Si."

Julián mordió su labio fuertemente, nervioso.

Aquello era raro, lo sabía, Enzo a las seis de la mañana en su casa preguntándole cómo se encontraba era casi imposible de creer, pero estaba ahí, Julián notaba que estaba nervioso y no sabía qué pasó seguía, que debía decir y al ser sinceros él tampoco.

Tener al chico que te gustaba en tu casa demostrando preocupación por su salud era demasiado para él, sentía que todo giraba a su alrededor y su corazón comenzó a acelerarse.

Una corriente fría atravesó desde el pasillo hasta su departamento haciendo que su piel se estremeciera y luego, estornudo.

"Salud." Habló Enzo, aún parado en su entrada y Julián no supo por qué hizo lo siguiente pero abrió mas la puerta y se hizo a un lado, invitándolo a pasar.

Enzo lo hizo, dándole una mirada dudosa pero Julián no dijo nada, no lo creyó necesario.

Cerró la puerta detrás suyo y caminó hasta quedar apoyado en la barra que separaba la sala de la cocina.

No te soporto / AU Julián x Enzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora