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Julián frunció el ceño al ver el auto de Enzo en la casa de Cristian.
Ya eran más de las ocho pasadas y el morocho entraba a las nueve a trabajar según lo que tenía entendido ¿Que hacía todavía ahí?.
Le había agradecido a sus amigos el llegar un poco tarde porque no lo quería cruzar aún extrañándolo tanto. Luego de la conversación que tuvieron más temprano se había quedado con un sabor amargo, por su cabeza pasaban miles de cosas por segundos, ni siquiera había podido atender bien en el negocio ya que se distraía fácilmente.
No podía dejar de pensar si hizo bien en darle ese ultimátum a Enzo, pero no mentía cuando decía que ya estaba cansado de aquello, del estar escondidos y soportar cada cosa. A pesar de eso también estaba un poco enojado porque no le haya dicho lo de Paulo, le molestaba debía admitirlo que lo haya perdonado como si nada.
Sabía que no tenía que meterse ahí porque él solamente era la pareja de Enzo, pero, tampoco iba a dejar que aquellas personas que decían ser sus amigos lo lastimaran y luego quieran hacer como si nada, no.
Enzo era bastante boludo a veces.
Igual forma estaba el hecho de que él le había dicho muchas veces que lo esperaría y apoyaría, estaba contradiciéndose lo sabía pero, estaba harto.
