Epílogo

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Cuando las puertas del ascensor se abrieron había dos hombres esperándola. Vestían como guardaespaldas: traje negro, gafas oscuras y micrófono en la oreja. No dijeron ni una palabra, no era necesario, ellos ya la conocían. Ambos hombres dieron media vuelta y comenzaron a caminar hacia el fondo del pasillo. Ella caminó junto con ellos.

Se acostaron a los lados de la puerta y se la abrieron. Ella entró a la lujosa sala que era iluminada por la luz de los edificios que entraba por las ventanas grandes. Él la esperaba sentado detrás del escritorio con la gigantesca librería que hacía de fondo. El único sonido presente en el lugar eran el de los tacos de Ada cada que vez que pisaban el suelo.

—¿Tienes lo que te pedí?— le preguntó el hombre misterioso. Ada Wong asintió y sacó de su bolsillo un pendrive—. Excelente.

Extendió el brazo con la palma abierta esperando que ella lo entregue pero ella nose movió.

—No tan rápido, debes cumplir con tu parte del trato. Me dijiste que era fácil y tuve algunas complicaciones.

—Tienes razón— le dijo. Movió la mano a su izquierda y otcó un botón de la laptop que estaba apoyada en el escritorio—. Lamento que haya sido más complicado de lo esperado. Wilson siempre ha demostrado desobediencia y por eso pagó caro su rebeldía. Puedes chequear si quieres, verás que está hasta el último centavo.

Ella hizo caso y sacó su teléfono. Miró la cuenta bancaria y vio que la transferencia con el monto acordado ya había sido realizada. Sonrió hacia su empleador y le lanzó el prendrive a las manos.

—¿Qué piensas hacer con esa información?— le preguntó Ada.

—Que yo sepa ya no trabajas para mí, no tengo obligación de responderte nada.

—¿Ni siquiera si te lo suplico?

El hombre sonrió.

—Siempre logras tu cometido conmigo, señorita Wong- sonrió y luego se levantó para sentarse sobre la parte adelante del escritorio—. Si tanto quieres saberlo estoy a punto de hacer lo que mis predecesores no pudieron antes.

—¿Te refieres a destruir el mundo?

—Poca ambición y mucho trabajo. No, yo pienso más en grande y te aseguro que con esto estoy a un paso de lograrlo. Este mundo necesita un cambio radical y yo voy a ser el que se lo dé— le dijo mientras miraba el pendrive en su mano.

—Sea cual sea tu plan, espero que mi parte haya terminado.

—No te perocupes, ers libre de irte. Pero debo decirte que necesitaré de tus servicios en el futuro. Tu compañía me es grata.

Cuando escuchó eso Ada esbozó una sonrisa.

—Sabes, para ser alguien que dice no ser como él tienen mucho en común.

—Yo no soy nada como él, que te quede bien claro— le dijo seriamente.

—Está bien, como quieras— le dijo, luego dio media vuelta y caminó hacia la salida. A mitad de camino sintió la necesidad de pregutnarle. Necesitaba saberlo para que estuviera más tranquila. Frenó y giró la cabeza hacia atrás—. ¿Prometes que no le vas a hacer anda, verdad?

—Por tí, te doy mi palabra de que no le sucederá nada.

Ella asintió, sin mucho convencimiento, y se fue.

El hombre se levantó y caminó de vuelta hasta su silla de cuero. Se quedó mirando el pendrive en su mano con la pierna cruzada y se quedó pensando en lo último que le dijo a Ada.

«No le haré nada que yo no decida que pase. No preocupes Ada, tengo muchos planes para tu noviecito».

Fin.

Resident Evil - Héroe CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora