CAPÍTULO 12 - Todo es parte del plan

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No tenía idea de cuanto tiempo había pasado. Estando encerrada en la celda la noción del tiempo era vaga. Para Claire podían ser horas o días que para ella era lo mismo.

El único contacto que tuvo con una persona fue con uno de los mercenarios que le trajo comida y agua. Ella se rehusó a aceptarlo, pero éste lo dejo afuera de la puerta de la celda lo suficientemente cerca para que Claire pudiese llegar con las manos. No se sentía con ganas de rendirse facilmente.

En ese lugar no tenía mucho que hacer. La celda solamente tenía una cama y una cubeta que desprendía mal olor. No había ventanas por donde mirar, solo una lamparita colgando del techo que iluminaba la celda. No había nada más salvo ella y sus pensamientos. En su mayoría planeaba cómo salir de ese lugar. La idea era hacerse con las llaves de la puerta y de ahí buscar la salida. No era algo muy planeado pero aún así era mejor que nada.

Sus otros pensamientos se concentraban en saber qué sucedía ahí afuera. Pensaba mucho en su hermano y en la necesidad de verlo. También pensaba mucho en Sherry a quien la veía como una hija o incluso una hermana pequeña.

También pensaba en Leon. Su mente recreaba siempre el momento en que se vieron por última vez. No quería que su último recuerdo con el agente fuese la pelea de aquella noche. Deseaba poder verlo una vez más para hacer las paces y volver a ser amigos. «Leon, ¿donde estás?». Sabía que en cuanto se enterase de que ella había desaparecido iría en su búsqueda, pero mientras tanto no se iba aquedar de brazos cruzados.

Finalmente cayó ante la tentación. Tenía mucha hambre y decidió agarrar la bandeja con comida. Luego de terminado tomó el cuchillo de plástico y se lo guardó en el bolsillo de la chaqueta roja. «Más adelante lo necesitaré».

Una hora después, el mismo hombre que le dejó la bandeja volvió por ella. Claire se mantuvo sentada en la cama pero no quitó la vista de ese hombre. Lo miraba de arriba a abajo buscandolas, y las encontró. Las llaves colgaban del lado izqueirdo de su cinturón. Ya tenía memorizado el camino desde el salón donde estaba atada hasta la celda, ahora necesitaba esas llaves para salir de ahí. Y solo había una forma de conseguirlas: con paciencia.

La segunda vez que había vuelto ella no respondió. Le trajo otra bandeja con comida y ella la tomó con las manos sin hacer nada. Quería mostrar que no podía ser un peligro, y de alguna manera ella transmitió ese mensaje también cuando se llevó la bandeja.

En todo el tiempo que estuvo ahí no tenía mucho que hacer, salvo preguntarse dos cosas. La primera era saber qué querían de ella. Era una activista contra el bioterrorismo sin muchos recursos, incluso se podría decir que tenía una vida normal más allá de toadas las veces que se encontró con el enemigo. La segunda cosa era sobre el hombre desconocido. No tenía idea de quien era ni que quería pero había algo en él que le sonaba familiar. Supo que esa voz la había escuchado en algún momento, recordaba haber tenido una charla, pero no podía conectarla con nadie en su vida. "No esperaba que nuestro reencuentro fuese tan prematuro", le había dicho. «¿Qué quiso decir con eso».

Luego de un rato el hombre llegó con la comida, pero esta vez no iba a ser la hora del almuerzo. El hombre extendió las manos para darle la bandeja, pero esta vez le agarró por los brazos y lo atrajo hacía ella, haciendo que el carcelero golpease la cabeza contra la puerta de la celda. Lo hizo otra vez, y otra vez, y otra vez, hasta que cayó de espaldas al suelo. Claire extendió los brazos y lo agarró de los pantalones para acercarlo. Le quitó las llaves y con estas abrió la celda. Estaba a punto de salir corriendo al pasillo cuando sintió que algo la agarraba del pie: el mercenario aún estaba despierto y enfurecido. Claire intentó empujarlo con la pierna pero no la soltaba, así que fue directamente al plab B. Tomó el cuchillo de plástico que tenía en el bolsillo y se lo clavó en la pierna. El carcelero la soltó y se tomó la parte herida, en plena confusión la pelirroja aprovechó y le asestó un puñetazo tan fuerte en la cara que lo noqueó. Se agarró la mano del dolor, en verdad le había dado con todas sus fuerzas.

Resident Evil - Héroe CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora