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Acariciaba con esmero e insistencia la espalda del rubio, tratando que con tan solo ese toque el otro se sintiera un poco mejor. Pero lo sabía, la expresión de dolor que se había instalado en el rostro del rubio le indicaba que no le ayudaba en nada ese pequeño e insistente contacto.

—Puedo llamar al doctor...— Sugirió con voz derrotada sabiendo la respuesta del otro.

—Se va a pasar pronto...

La débil voz con la que hablaba no lo tranquilizaba en lo más mínimo.
El rubio llevaba días sintiendo fuertes mareos, náuseas y debilidad física, y la razón de sus síntoma era un nuevo tratamiento que la hermana del rubio le había sugerido empezar. Cada día que pasaba su estado llegaba a empeorar, y el peliverde empezaba a hartarse del sentimiento de impotencia y agonía.

Le dolía. Dolía mucho ver el estado del rubio.

Es por ello que esa tarde, dónde por tercera vez el rubio terminaba en una consulta de urgencia con el médico asignado, había decidido parar con esa situación.

Acortó la distancia hacía la oficina de quién era su "superior", la mayor Reiju Vinsmoke, y entró a esta importándole  muy poco presentarse sin aviso y azotar la puerta de la oficina tras del él.

—El tratamiento no está haciendo que mejore, debe dejarlo.

Sus palabras eran fuertes, venenosas y seguras, sin espacio para argumentos diferentes al suyo. Y a pesar de las acertadas palabras pronunciadas la receptora no pareció inmutarse en lo más mínimo por los anteriores arrebatos, ni siquiera respondió al fuerte ruido de la puerta que trató de llamar su atención.

—Por supuesto, pasa— habló con voz calmada y con un tono de invitación, cómo si en un principio le hubiera solicitado permiso para entrar a la oficina.

Apretó los dientes irritado por la poca sorpresa de su presencia.

—Debe dejar el tratamiento— Aseguró de nuevo con aquel tono de voz que dejaba en claro su molestia.

Esta vez la mujer dejó de lado el trabajo en su computador que le había permitido ignorar su presencia. Lo miró directamente a los ojos y suspiró de forma corta antes de tomar la palabra.

—No tenía idea de que estaba especializado en el ámbito médico— su voz seguía calmada y poseía un aire de desinterés, pero Zoro sintió su cuerpo tensarse ante el comentario burlón — mi hermano está siendo atendido por uno de los mejores neurocirujanos que tiene a disposición el Germa 66, estoy segura que mi hermano tiene lo necesario para soportar el tratamiento.

Zoro en un arrebato terminó de acercarse a la mujer, y volvió a hablar —No obtendrán nada presionando de esa forma, podrá recordar todo pero necesita más tiempo.

—¿Tiempo?— la mujer se levantó de su asiento y encaró lentamente al otro —Han pasado 2 meses desde que recuperó el conocimiento, y en dicho tiempo no ha recordado nada que sea relevante — se encaminó lentamente al otro, haciendo que el peliverde, inconscientemente, diera dos pasos hacía atrás — ¿tiene idea de a cuánta información tenía acceso mi hermano? — el otro no contestó, después de todo la mujer solo estaba tratando de probar su punto —¿Sabe las consecuencias que nos ha traído que ahora apenas y recuerde su trabajo? Parece no ser relevante que mi hermano sea el hombre con mayor acceso a información del mundo. Mi hermano olvidó nombres, fechas, personas, e incluso vidas, sin mencionar cosas tan relevantes como códigos nucleares o accesos a armas. Pero si, parece que un poco más de tiempo toda esa información que ha acumulado por 32 largos años van a volver de la noche a la mañana.

Había probado su punto, y es por ello que lo único que pudo hacer era evadir la intensa mirada de la mujer.

—Según recuerdo nosotros teníamos un trato— los ojos del peliverde reflejaron terror puro ante el giro que había dado la conversación —le solicité permanecer cerca de mi hermano con el único propósito de mantenerme al tanto de sus movimientos, decisiones y relaciones, pero ¿que fue lo que decidió hacer?

El corazón del otro latía tan fuerte y dolorosamente que comenzaba a creer que de un segundo a otro se pararía por completo.

La mujer se cruzó de brazos y comenzó a andar por la oficina con irregulares como fuertes pasos, todo sin dejar de mirarlo ni un segundo.

—Ah, es verdad, se lo llevó a la cama más próxima cuando tuvo la oportunidad, ¿cierto?— por supuesto que no era así, pero no tenía la fuerza para corregirla, —¿y que sucedió después? Una furtuita e inestable relación entre ambos, ¿y recuerda que le pedí alejarse de mi hermano? Pero no, estaba claro que ignoraría mi segunda petición, por supuesto que iría con él y se aferraría patéticamente a una problemática relación— la mujer soltó un suspiró aún más fuerte, cómo si este le ayudará a aminorar el creciente sentimiento de molestia, —y finalmente llegamos a la actualidad, ¿que le solicité el día del accidente de mi hermano?

Pasó exactamente dos minutos en completo silencio, y tuvo que ceder a la insistente y fría mirada de la mujer.

—Yo tenía que protegerlo...

Su voz fue apenas un susurro sin la fuerza de su arrebato inicial.

La mujer asintió lentamente dándole la razón y volvió a acercarse a él.

—Si, y una última vez logra ignorar mi petición— la mujer sonrió sin felicidad alguna, a ese punto parecía un gesto amenazador —como veo ya nos hemos quedado sin tiempo— volvió a acercarse, haciendo posible que susurrara directamente en su oído — la única razón por la que tenga la dicha de seguir en este mundo es por una petición personal de mi hermano, porque ya no tiene ninguna utilidad para mí o el Germa 66.


















. N U E S T R O S . R E C U E R D O S .

. Z O S A N .

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AnnSowi80

Nuestros Recuerdos [Zosan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora