Nuestros Recuerdos [Zosan]

7

Al día siguiente el rubio parecía tener la energía y necesidad de explorar todo su hogar, así que toda la mañana el peliverde lo vió ir y venir por todo el lugar. El rubio parecía saber dónde encontrar lo que necesitaba, se movía cómodamente por todo su hogar  y parecía interesado en revisar todo el montón de papeles que tenía en su pequeña oficina.

Zoro lo visitó llegado el medio día, aunque tuvo que pasar algunos minutos fuera, tratando de esconder la necesidad que le saltaba por estar junto al rubio.

—¿Que haces?— preguntó al entrar y encontrarlo fumando cerca de la única ventana de la habitación.

—Hice una lista de los apodos que llegaron a mi mente respecto a tu cabello — el rubio parecía elegir de forma clara sus palabras, ya que su tono de voz era tranquilo e incluso llegaba a hablar en susurros.

Zoro parpadeó de forma rápida, el tono el rubio hacia parecer que la conversación era muy importante, pero le desconcertó totalmente. Era gracioso que el rubio se tomará muy enserio el recordar el infantil apodo.

Río un poco antes de contestar —¿Tratas de adivinarlo ? Lo recordarás tarde o temprano— aseguró, pero no fue una repuesta aceptable para el rubio. —¿En qué pensaste?

Saco una pequeña lista y empezó a leer —lechuga con patas, clorofito y... cabeza de musgo.

Negó con los 3 apodos mencionados —Tendrás que seguir pensando.

El rubio maldijo en susurros.

—¿Qué es ésto?— preguntó el peliverde al posar su mirada en una carpeta grande que sobresalió de todos los papeles del escritorio. Lo tomó en sus manos y lo hojeó, mirando de forma interrogante (o incluso de forma enojada) al rubio que no se había movido ni un poco de su lugar.

—No pongas esa cara— sonrió de lado, apagó su cigarro y se acercó hasta donde estaba el peliverde.

—¿Por qué tienes una carpeta con información mía?— su tono ya reflejaba molestia y algo parecido a indignación.

El rubio lo miró a los ojos, pero simplemente se encogió de hombros, restándole importancia —Eso ya estaba aquí cuando entré.

Hojeó un poco más, sintiendo a cada segundo un fuerte apretón en su pecho. La carpeta contenía información básica como su fecha de nacimiento o el nombre del orfanato dónde había sido abandonado, pero incluso más información como su nivel de estudio, trabajos, viajes al extranjero e incluso información personal de todas las personas allegadas a él.

¿Por qué? ¿Por qué lo había investigado? Y más importante aún... ¿Desde cuándo?...

Cerró con fuerza la carpeta, no quería ver más, y miró directamente al rubio, el cuál parecía entretenido en ver cómo reaccionaba.

—Me preocuparía saber que no te hubiera investigado alguna vez— comentó de forma casual el rubio cuando el silencio reinó.

—Que ridículo... ¿no te bastaba con preguntar directamente todo?

—No hubieras contestado la información que necesito.

—¿Y qué es lo que necesitas?— preguntó bruscamente, alguna vez habían tenido una discusión de eso —jamas te ha bastado lo que digo o hago, y eso empieza a ser un fastidio para mí.

Notó la confusión del rubio, dado que no lo recuerda y no entendía los reproches del otro.

Y para su sorpresa se vió apresado en los cálidos labios del otro, había obligado el contacto y lo había sorprendido tanto que Zoro no se movió. Correspondió el beso por mera inercia, pero era doloroso, su pecho dolía, no eran aquellos besos que le transmitían cariño.

De un momento a otro el rubio detuvo el beso y se miraron fijamente.

Pero podía notarlo en la cara del otro. Sí, conocía bien esa mirada, su mente pensaba a mil por hora queriendo determinar si el peliverde llegaría a ser un problema en un futuro, como si quisiera determinar qué conseguía manteniendo una relación con él.

Salió de la habitación azotando la puerta. Estaba muy molesto.

. N U E S T R O S . R E C U E R D O S .

. Z O S A N .

. 2 0 2 3 .

AnnSowi80