Capítulo 48 - ...cómo un suspiro escapó de mi boca.

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En el  refugio del pueblo, un edificio construido en lo alto de una colina precisamente para enfrentar este tipo de contingencias, se estaba viviendo un auténtico apocalipsis, abarrotado, todos gritando, asustados, discutiendo y los pocos niños que habían llorando bajo los brazos de sus padres.

Aquella imagen de desesperación colectiva era impactante y agobiante, los policías a penas lograban controlar a la multitud y los paramédicos no se daban a basto.

Casi podría jurar que las embestidas del viento contra la estructura eran adrede, pues eran muy intensas y hasta terroríficas! ...sobre todo cuando se escuchaban como silbidos antes de que terminaran  en un estruendoso golpe.

Todos los árboles cercanos habían sido arrancados de raíz por los mismos vientos y otros cedieron a la fuerza de los grandes caudales que recorrían lo que antes eran la calles del pueblo.

Pablo aprovechando que es un pueblo chico y todos se conocían, entre la multitud a su paso iba preguntando... si alguien habían visto a su familia? pero todos daban la mísma respuesta,

—...No, pero pudimos huir a tiempo y llegar aquí gracias a tus padres, ellos llamaron a muchos de nosotros para advertirnos momentos antes de que el rio se desbordara...

A medida que Pablo preguntaba más y más, en su cara se reflejaba la angustia que rondaba su cabeza, y le dije en voz baja,

—Pablo estoy contigo, no tengas miedo, ellos están bien y los vamos a encontrar...— y por primera vez desde que lo conocí, este hombre grande, fuerte y tosco me mostraba sus ojos cristalinos, estaba a una sola palabra de derrumbarse, pero antes de decir algo más... espontáneamente lo abracé y el respondió  sin complicaciones ni tabúes de la misma manera.

Allí delante de todo el pueblo, uno a uno dejo de hablar hasta que en segundos todos  guardaron silencio, Pablo abrazándome se quebró y comenzó a llorar desconsolado.

Nadie fue capaz de emitir ni siquiera un murmullo, creo que por primera vez todos vieron más allá de sus diferencias, miedos, prejuicios y chismes, y se pusieron en los zapatos de alguien más.

Entonces por alguna razón y como por arte de magia, ellos se fueron uniendo a nuestro abrazo... hombres, mujeres, ancianos, paramédicos, policías... en fin, todos los que momentos atrás fueron dominados entre gritos, peleas y llanto por el terror, se calmaron y apoyaron a Pablo.

Comencé a percibir una gran oleada de energía, pero de un color blanco azulado muy brillante, totalmente distinta a cualquiera de las que había sentido y que a su vez era atraída en forma de  ondas implosivas hacia a mi, a un ritmo peculiar.

La intensa energía azul me desbordaba, mientras Pablo me abrazaba con fuerza como queriendo evitar que su alma se desprendiera... sentía un gran nudo en mi garganta, ganas incontrolables  de llorar, impotencia e indignación y una sensación de paz enfurecida.... que Wow!!!

Esto tiene que terminar!

Nada ni nadie podia o debía lastimar la creación más importante de todas, el Amor  contenido en si mismo, toda esa energía estaba siendo canalizada  y acumulada a través de mi.

El hormigueo sobre mi piel ardía, era fuego en mis venas...

Estaba en el centro de un círculo gigante de diferentes individuos abrazados, pero cuyos sentimientos latían al unísono ritmo de nuestros corazones, brindándome un poder ancestral más allá de toda comprensión.

Algo que en definitiva superaba mis sentidos, mi cuerpo y mi vida... de pronto en medio de eso, cómo un suspiro escapó de mi boca... un,

—Te amo... — Haciendo que toda esa energía fuese liberada en una inmediata explosión de luz cegadora por un par de minutos que se entendió en oleadas indetenibles a cientos de kilómetros a la redonda.

Resultando en la inmediata disolución de la tormenta que azotaba a Río Negro... devolviendo al pueblo un soleado, tranquilo y despejado cielo.

Todas las personas  abrazadas a nuestro alrededor terminaron en el piso en lo que parecía un desmayo colectivo, dejándonos únicamente en pie a Raúl y a mi.

—Que paso Christian?! — preguntó Pablo  asombrado y confundido.

— Creo que no soportaron nuestro amor!— ambos nos miramos a los ojos, sonreímos y nos besamos con furor para luego Pablo hacer una pausa y agregar,

— tú me amas...— sonriendo  pícaramente y con cara de satisfacción.

—Ajá... y tú a mi?— pregunté fingiendo indignación.

—Mmmm... no sé, quizás tendremos que esperar el próximo libro para saberlo.

—ahh... Siiii!!!  Entonces también tendrás que esperar por esto— le dije mientras agarraba  mi culo con una de mis manos.

—Ya veremos...— me respondió desafiante y luego agregó en tono más serio,

...busquemos a mi familia—

—Ya se donde están! Y están bien! ...pero y Raúl y Carlos?— pregunté buscando entre las personas en el piso y agregué,

...estaban aquí cerca hace un momento.

—Míralos allí acostados juntos entre la multitud, no te parece romántico?— me preguntó en tono burlón.

—te veré caer Pablo! ... te veré caer!!! Y no es una amenaza, es una promesa!— y entre arrumacos y tonterías le dije,

— Vamos a casa de tu abuelo...

Tu cuerpo y viceversaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora