Lan WangJi tenía pendientes por atender. Facturas de gastos para pagar y un par de paquetes de la oficina de correos. Por lo cual se preparó para salir desde temprano en la mañana. cocinó el desayuno, despertó a Wei WuXian temprano para evitar que durmiese hasta el mediodía y compartieron un momento durante el café.
Trabajó un par de horas con algunos correos para revisar en su bandeja de entrada; vio a Wei WuXian realizar juego paralelo en un intento por hacer algo de pintura. Lan WangJi había mencionado que, de acuerdo a fuentes de internet, la arteterapia era algo bueno y positivo para su recuperación. Al menos le ayudaba a matar el tiempo y lidiar con la incertidumbre y el aburrimiento.
Wei WuXian había escuchado a Lan WangJi tocar el guqin la otra noche. Aquella canción que tarareo para dormir, y tuvo un pinchazo de familiaridad ante la melodía. Wei WuXian no fue habilidoso con la música, aunque había comprado una flauta varada en el centro comercial e hizo el aprender a tocarla, su próximo proyecto personal.
De momento se enfocó en la pintura. Supo que era bueno en el dibujo a mano, en la ilustración en la tableta. Por supuesto, era malo para trabajar con los colores, pero la línea fue solida y sus garabatos no parecieron hechos por un niño de escuela. Probablemente, ahondando en diferentes talentos y habilidades podría desentrañar algún vestigio de su pasado.
Una tarde, Wei WuXian dibujó a lápiz el perfil de su amado. Lan WangJi resplandeció como las estrellas del cielo nocturno y su labio tiró hacía arriba en una débil sonrisa. Al preguntar esa misma noche, Lan WangJi le mostró un viejo dibujo del pasado, de su época de estudiantes. Con un Lan WangJi más joven y una técnica apropiada de dibujo.
Wei WuXian supo que tenía talento para el dibujo. Aún si se trató de algunos bocetos desenfadados.
"Volveré en un par de horas", señaló.
Wei WuXian asintió. Se satisfizo de la apariencia inmaculada de su amado, y tuvo deseos de convencerle de quedarse en casa, para intercambiar algunos mimos y atenciones. Sin embargo, era consciente de la importancia de atender sus responsabilidades y le dejó marchar sintiendo que ya extrañaba su presencia.
Wei WuXian había decidido quedarse en casa, ya que estaba a media lectura de un libro de química que encontró en el librero del estudio. El tema fue tan interesante como una novela de misterio. Se encontró inmerso en explicación tras explicación, hasta que llegó al capítulo cinco sin siquiera darse cuenta de como ocurrió.
Lan WangJi tomó un abrigo de la percha y se lo colocó para evitar enfriarse debido al descenso en la temperatura en las últimas semanas. El viento del exterior se asemejó a un vendaval. Wei WuXian había regado las plantas del jardín el día anterior, y el viento feroz agitó su cabello con tanta fuerza que tuvo problemas para deshacer los nudos. Lan WangJi le ayudó con un poco de aceite y un par de peines.
"Dejaré el juego de llaves sobre el tazón", indicó. Wei WuXian asintió sin problema. Se sujetó a la perilla, deteniéndose antes de poner un pie fuera del lugar. "El código de acceso está escrito aquí" señaló. "Te enviaré el dígito al teléfono para que no lo olvides".
"Aiya, Lan Zhan. Te preocupas demasiado, ¡Estaré bien!", bromeó. Dio una sonrisa desenfadada con el fin de aminorar la preocupación de su amado. Aún tentado a decir: 'Soy amnésico, no soy una persona con pérdida de memoria a corto plazo', tuvo que resignarse. Era común en Wei WuXian tener lagunas mentales sobre conversaciones, objetos que dejó en algún lugar y luego perdió e incluso para recordar secuencias numéricas como el código de seguridad en la puerta, la clave del internet o la contraseña del computador.
Salió del sofá e hizo a un lado el libro. Perdió el tiempo haciendo mullida la bufanda de Lan WangJi y sus brazos sostuvieron ambos lados de su cadera. Wei WuXian aguardó, dando pestañeos lentos como los de un felino. Hasta que Lan WangJi se acercó y rozó sus labios con los suyos.
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Sentimientos destinados a ser, y no fueron
Romance"Yo te conozco. Nos conocemos. No eres un extraño". El chico asintió. Las hebras largas se derramaron por los costados como la seda más pura, y contrasto con la piel pálida de jade. "Nos conocemos", aclaró. "¿Que soy para tí?", de alg...