Sentimientos destinados a ser, y no fueron

VII. Domesticidad

Wei WuXian sintió los rayos del sol en el rostro. Se quejó por el exceso de luz y se cubrió con las mantas, maldiciendo el brillo enceguecedor que le derretía las retinas.

Intentó volver al mundo onírico, pero fue imposible. Por lo que se encontró dando vueltas sobre su eje hasta que le dolió la espalda. El colchón crujió bajo su peso, y se complació. Era uno de esos colchones ortopédicos de lujo con memoria inteligente, adecuados para problemas lumbares. Wei WuXian se desperezó como un gato doméstico, sintió sus articulaciones crujir y un gemido se escapó de sus labios.

Sintió que, por primera vez en una eternidad, su cuerpo recibía el descanso que necesitaba. De acuerdo a las palabras de Lan WangJi, pasó los últimos trece meses en prisión. No era idiota, aún recordaba como lucían las celdas en la televisión; más tarde, lo golpeó un auto y yació sobre una rígida camilla de hospital hasta que se le dio el alta.

Deseó quedarse en su sitio y dormir una vida. Su rostro se enterró contra la almohada, reconociendo la esencia de Lan WangJi. Dio una aspiración profunda y no se avergonzó al sentirse obsesionado por el jabón de baño y el suavizante de telas que se impregnó, dando una sensación de comodidad y seguridad.

Extendió el brazo hacía el extremo opuesto, pero no encontró a Lan WangJi. Las sabanas frías evidenciaron la ausencia de su amado; quién  había abandonado su lado hacía mucho tiempo.

Fue una lástima  que no estuviese en cama. A Wei WuXian le hubiese encantado abrazarle, en un intento burdo por conseguir algunos mimos mientras eliminaba los restos de sueño.

Wei WuXian luchó contra la somnolencia. Mantuvo un único ojo abierto y palpó por su tableta para saber la hora.

Aún no podía recordar nada, y eso le frustró. Tuvo la corazonada de que el sueño de la noche anterior fue bueno, pero tampoco pudo aferrarse a dicha memoria. Cuanto más se esforzaba en recordar, más paralizante se volvía su migraña. Así que se abstuvo de sobrepensar la situación, y dejó fluir los extractos que llegasen a él de manera indiscriminada.

Giró sobre el costado. El reloj digital marcó las nueve am. Le pareció un horario idóneo; pero Wei WuXian no tuvo manera de saberlo. Ni siquiera recordaba la rutina que mantenía con Lan WangJi o el trabajo que desempeñó el año anterior, antes de caer preso.

Sintiendo el estómago clamar por comida, decidió ponerse en pie. A su lado yacieron un par de zapatillas para interior, y el control de la calefacción para que lo regulará  a su gusto. Wei WuXian no pudo evitar sonreír, y se sintió amado.

Esto solo generó preguntas; ahora sabía que él y Lan WangJi se habían conocido durante la adolescencia, siendo compañeros de clase durante un tiempo. Pero nunca dio a entender que estuvieron saliendo como una tonta pareja de juventud. Se preguntó cómo es que su amistad evolucionó a amor y cuáles fueron sus primeras veces.

Lan WangJi era una persona interesante; cálido y paciente. Respetuoso, en lo que a límites concernía, su prioridad presente fue hacer que Wei WuXian se sintiese cuidado y apreciado. No supo cómo corresponder para que él también se sintiera amado.

Buscó la camiseta que había arrojado sin cuidado. Sólo  para encontrarle apropiadamente doblada sobre el taburete acolchado a pies de la cama. Deseó lanzarse a la primera planta por algo de comer, pero el desorden en la cama advirtió que a Lan WangJi no le gustaría el estado de su habitación. Esto derivó en un intento infructuoso por hacer la cama. Incluso tuvo que reproducir un par de videos de internet para saber el acomodo de los bordes de la sabana para evitar hacer una bola y esconderle entre el colchón y el soporte.

Con un resultado patético bien disimulado, esponjó las almohadas y se mintió señalando que había hecho todo lo posible dentro de sus capacidades, y el día siguiente lo haría mejor.