I. Prólogo

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"¿Por qué eres tan insistente, Lan WangJi?, ¿No puedes dejarme en paz?".

Las palabras de Wei WuXian fueron agrias, paralizantes como el veneno.

WangJi fue golpeado por la respuesta hostil. Contuvo el temblor en la palma de sus manos. Sus dientes se apretaron dolorosamente y la vista se empañó de frustración por lo que parpadeó para disipar las lágrimas acumuladas, y reguló su respiración, a fin de parecer estable.

Manejó sus emociones, aunque la máscara de imperturbabilidad estuvo cerca de romperse. La ventisca fría del exterior sacudió sus cabellos, y dio un toque dramático a la escena suscitada.

Pese a que se le describió como una persona fría cual carámbano de hielo, la verdad fue que Lan WangJi no era ajeno a las emociones mortales. Sufría, sentía, se lamentaba, e incluso se enfurecia de personas frustrantes.

WangJi era terco, Wei WuXian también. Tal vez esa fue la razón por la cual se enfrentaron mutuamente en el pasado.

"Wei Ying no entiende", intentó explicarse.

Wei WuXian detuvo su paso por apenas un segundo. WangJi evitó chocar contra su pecho firme, dando un traspié frente al abrupto. Buscó reconocimiento y apertura en aquellos ojos fríos, cual la luna de plata en las noches de invierno. Pero no encontró calidez, solo hastío.

No pudo comprender en qué punto de su dinámica las cosas se torcieron tanto que ahora era visto como una molestia persistente.

Todo lo que Lan WangJi deseó fue ayudar.

Ayudar, proteger.

Quería llevar a Wei Ying a su casa para que estuviese seguro; cubierto con un sinnúmero de mantas y almohadas. Con comida caliente y deliciosa; y sin tener que preocuparse del frío, de las cuentas o el futuro incierto. Una oportunidad tranquila de descanso físico y mental.

Después de todo lo vivido, lo merecia. Wei WuXian estuvo encerrado en prisión durante trece meses. Cuando se dictó su libertad no había nadie esperando por él.

Probablemente, no tenía siquiera una habitación real en la cual dormir esa noche.

Wei WuXian le vio de pie fuera del edificio y siguió de largo. Ignorando la existencia de Lan WangJi.

Tuvo que admitir que el desconocimiento de la persona que más quería provocó una herida irreparable en su corazón.

No podía entenderlo. Pensó que la libertad limaría las asperezas de un temperamento dañado por el resentimiento, la censura y el juicio público.

No sabía que podría esperar, pero WangJi no tenía intenciones de discutir.

'No de nuevo'.

'No como había ocurrido en los últimos meses', pensó.

"¿Qué es lo que no entiendo? ¿Este segundo maestro Lan sería tan ilustre de señalar mí ignorancia?".

"..."

Lan WangJi apretó los puños ante el nerviosismo. La voz se atascó en su garganta y luchó contra el titubeo. Lan WangJi no estaba familiarizado con el trato tosco. Lo estuvo alguna vez. Mientras vivía con su tío, tras la muerte de sus padres. Pero, se alejó durante la universidad, en aras de mantener su salud mental.

Incluso si se trataba de Wei WuXian, no pudo evitar sentir la necesidad apremiante de cubrirse los oídos y encogerse en su sitio.

'Wei Ying nunca me había hablado así en el pasado', pensó con pesar.

Sentimientos destinados a ser, y no fueronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora