Él, sin verle más sentido a su vida, considera que es buena idea simplemente terminar con ella. Es entonces que abre sus ojos y descubre una nueva razón para seguir respirando.
✧ Un largo viaje de años y años, donde un cuervo eligió su pareja para...
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Los ojos de Fyodor se pasean nerviosos por la habitación, el primer día sin Nikolai pudo completarlo sentado en su cocina de forma paciente esperando su llegada, la cual imaginaba iba a ser una entrada gloriosa, sin embargo eso no ocurrió. Cuando no ocurrió, los siguientes dos días se la pasó sentado en el sofá sin lograr conciliar el sueño. La última imagen de él fue una lamentable que no lo podría dejar dormir tranquilo de ninguna forma. Dio tantas vueltas por toda su casa que siente la cabeza a punto de explotar, si sigue viendo el mismo escenario deprimente y gris como si fueran paredes de manicomio, definitivamente, definitivamente.
Se levantó del sillón e hizo un esfuerzo extra por estirarse, estar en la misma posición había hecho doler su cuerpo entero. Se tambaleó hasta la cocina y al llegar se sostuvo de la mesa, tiene los pies algo dormidos todavía y cosquillean de una manera molesta. Solo se arrastró hasta ahí por un té, de otra manera iba a morir de frío. Quizás debería conseguir una estufa de verdad, en el caso de que Nikolai vaya a tardar más tiempo en volver.
Fyodor negó con la cabeza. No va a comprarla, ya tiene una estufa, una que lo abraza y le muere los dedos de la mano. Parpadeó lentamente, muy lentamente, los ojos se le estaban durmiendo en contra de su voluntad. Antes de caer, se sostuvo de la silla y está casi seguro de que lo está aplastando. Parpadeó varias veces más hasta que finalmente se quedó dormido sin darte cuenta.
. . .
Cuando Fyodor despertó, se arrastró lejos de la silla que lo aplastaba y se volvió a poner de pie, de nuevo tambaleándose. Bebió el antídoto de la botella cercana y su cuerpo lo resintió, casi vomita todo el contenido de la botella. Con un nuevo día, se obligó a ❝desayunar❞ y decidió salir de la casa o iba a enfermarse de permanecer todo el día encerrado.
Los pies le arrastraron hasta un parque, el día no era tan frío, por lo que al menos habían unas cuantas familias ahí, lo cual también resultó desagradarle demasiado. Haber bebido y después desayunar no pareció ser la mejor idea, el ruido de las voces, vehículos, la luz, todo le estaba molestando.
No ayudó cuando unos cuantos niños pasaron corriendo justo frente a él lanzándose bolas de nieve el uno al otro. Ladeó la cabeza un momento, el más pequeño de esos niños enrealidad parecía perseguir a los más grandes mientras fingía dispararles con la mano, así que se le ocurrió una idea. Fyodor arrastró sus pies hasta el niño pequeño y le enseñó un arma de verdad.
─『Es de juguete. Bang.』─
Sonrió tranquilo y fingió dispararle, cuando el niño se emocionó al ver el ❛juguete❜, se lo entregó en las manos, con el pequeño detalle de que ya no tenía el seguro puesto.
─『Ahora inténtalo con tus amigos, o tus padres.』─
Tras palmear su cabeza y verlo emocionarse más, se fue caminando en dirección opuesta en la que el niño se fue corriendo. Soltó apenas unas risas, está seguro de que hubiera sido más divertido de tener a Nikolai a su lado. Caminó decaído, incluso cuando detrás de él después de varios disparos el parque se llenó de gritos fuertes. Debe agregar que, con el trauma que acaba de generarle a ese niño es posible que lo lleven a mismo manicomio en el que está Ranpo Edogawa, así que ambos pueden divertirse charlando sobre como un ruso amable los engañó.
