Capitulo 18: Mensaje Desconcido II

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Damon bajo con unos pantalones negros que se le ajustaban perfectamente, igual que la camiseta blanca en su pecho dejando al descubierto sus trabajados brazos. Su pelo aún seguía húmedo, tenia una toalla en unas de sus manos tratando de secarse mientras que con la otra, me tendía un conjunto de ropa, posiblemente de él.
- Ten, -me dijo- el baño esta arriba, primera puerta a la derecha.
Lo tome nerviosa, tragando con dificultad, ahora sí puedo concordar con Ángela y con todas las otras "admiradoras", pero se habían quedado cortas con su descripción. Cuando iba subiendo por las escaleras me sorprendió ver una pequeña librera ahí mismo, me olvide de todo lo demás.
- Isabella si no te cambias te vas a enfermar, después bajas y tomas los libros que quieras -pronunció cuando sacaba todo de las bolsas en la cocina- a menos que quieras que te ayude a desvestirte.
No lo termine de escuchar, solo corrí al baño muerta de vergüenza. Se encontraba totalmente limpio y acomodado, de hecho, así se encontraba toda la casa. Sorprendente, sabiendo que ahí vivia un hombre joven y soltero, o no pasaba mucho tiempo en casa o era muy cuidadoso en ese sentido.
Me quite la ropa aún húmeda secandome enseguida con una de las toallas dobladas en la esquina, tome la camisa negra que parecía de él y me la puse, igual con la pantaloneta azúl oscuro.
Todo me quedaba un poco más grande pero lo prefería a agarrar una hipotermia, mientras doblaba mi ropa veía con nostalgia la enorme tina, me encantaría poder tomar un baño de agua caliente en ella o en cualquiera, lo necesitaba. Tal vez cuando llegara a mi casa se pudiera hacer realidad.
Salí de ahí cerrando la puerta al igual que él salia de otra habitación con un abrigo y unas mantas, en la otra mano un vaso de alguna bebida. Nos quedamos viendo mutuamente, sentia que me estaba examinando detalladamente.
- ¿No es muy temprano para empezar a beber? -pregunte tomando las cosas que había sacado mientras le daba mi ropa.
No me contesto, camino al costado de la puerta del baño y abrió otra puerta, seguro el cuarto de lavado.
- Nunca es muy tarde ni muy temprano para disfrutar de un buen trago -respondió después de escuchar el sonido de una secadora-.
Bajamos al primer piso, él se dirigió a la cocina y yo me quede observando los libros.
- En un momento esta la comida, por cierto la manta es para ti y tu celular estaba sonando.
Me voltie a verlo.
- Estoy bien asi, no es necesario que te molestes tanto.
- En eso si concordamos, estas muy bien con eso, te ves sexy.
- Emm ¿gracias? -respondí avergonzada, camine al living buscando mi teléfono, tenia dos llamadas perdidas de Ángela y un mensaje.
-Donde éstas Bella? ¿Estas bien?
- Estoy bien Ang, me sentía un poco enferma, por eso me tuve que ir.

Le envíe el mensaje y guardé mi celular en el bolsillo delantero de la pantaloneta, mis tripas estaban gruñendo en protesta.
- Isabella, esta listo! -lo segui a la cocina-.
Olía delicioso, en la mesa se encontraba dos platos de espagueti con salsa boloñesa. Me aparto la silla caballerosamente y me senté, él hizo lo mismo. Me sirvió una copa de vino.
- Yo no tomo Damon. -le avise-
Puso los ojos en blanco
- Es para acompañar la comida, además es una copa, tomalo con calma y nada te va a pasar.
No proteste, había quedado en que me comportaría, tome el tenedor y metí el primer bocado en mi boca.
Gemi al saborear la comida de mi plato, estaba realmente exquisito, no se si era por el hambre que tenia pero sabia totalmente distinto a cualquier otra cosa que haya comido antes. Volví a enredar un poco de espagueti con mi tenedor y llevármelo a la boca, empuajron un poco la copa de vino hacia mi, alce la vista y con nerviosismo la lleve a mis labios.
Tenía un sabor entre amargo y dulce pero no estaba mal, Damon hizo lo mismo, sus ojos brillaban con picardía haciendo que el azúl en ellos se volviera más intenso.
-Te debo una disculpa -solte después de haber terminado de comer en silencio, me miro extrañado, tomo otro trago de vino y después habló.
- ¿De que estas hablando?
- Yo... -dude un momento- bueno, no he sido exactamente amable desde que te conocí, ni que decir mi comportamiento de ayer. Estaba estresada y nerviosa, no fue justo que me desahogara contigo.
- Vamos, olvidalo -respondió levantándose llevando los platos con él al fregadero- no te niego que me molesto que me hayas gritado, no te imaginas cuanto tuve que contenerme -un escalofrío recorrió mi espalda, tome una toalla de cocina y empecé a secar los platos- pero me sorprendes, es divertido y agradable ver como sacas las uñas.
- ¿Te parece divertido que me enoje?
- No solo eso Isabella -me tomo de la barbilla para que lo mirara- también me parece ardiente.
Se me corto la respiración, el plato que sostenía resbaló de mis manos en ese instante, antes que se hiciera añicos en el suelo él lo atrapo sin problemas sonriendo.
No sabia que decir.
Me seque las manos y fui a la sala asomandome auno de los mini-ventanales, todavía seguía lloviendo.
- No tardara mucho en escampar, ¿Vemos una película?.
Suspire rindiendome, iré con la corriente.
- Bueno señor del tiempo, veamos esa dichosa película.
Nos sentamos en el sofá, tome una de las sabanas y me cubrí con ella. Estaba calientita y totalmente satisfecha, apoye mi cabeza en su hombro y antes que dijiera algo hable.
- No te atrevas a decir ni pío! -le advertí señalándolo con mi dedo indice-.
Luego recordé nuestra conversación y baje mi mano en seguida. Al parecer él también pensaba lo mismo por que se rio con ganas.
El sonido de la lluvia que había en el fondo fue cesando, una suave sacudida en el hombro me hizo reaccionar, abrí los ojos bostezando.
- Vamos, tengo que llevarte a tu casa aprovechando que dejo de llover.
Me estire levantandome, tomando mi ropa seca que me tendía, pero antes de subir me acerque a mi mochila y saque lo que había comprado. Camine donde estaba Damon y se lo di.
- Ten, no es para incentivarte a que sigas tomando como cosaco pero, de ves en cuando no te hará daño, -sonreí- espero que te guste.
Me miro extrañado mientras que daba la vuelta para subir a vestirme, me puse mi ropa agradeciendo volver a sentir mis suaves botas, doble la ropa que me había prestado dejándolo en la mesita que había en la esquina con las toallas del Baño; tome mi celular y salí.
Cuando estaba bajando la mitad de las escaleras, quedando a mi costado izquierdo la librera, vibró mi celular. Pensando que era Ángela o Charlie me detuve y abrí el mensaje que había recibido, extrañamente era de un número desconocido.
-Espero que disfrutes el poco tiempo que te queda cariño, si no me equivoco tus queridos amigos no están cerca para protegerte. Quería arreglar este asunto con tu amado Edward pero mejor entre nosotras dos, ya sabes lo que dicen Ojo por Ojo....
ATTE: sabes quien soy...

Tenia el estomago revuelto, sentía mis piernas tan débiles, era idea mía o ¿las escaleras se estaban moviendo?
- Isabella ¿Que pasa?
Levante mi cabeza viendo por un momento a Damon poniendose la chaqueta, frunciendo el ceño mirándome, luego lo vi borroso por las gruesas lágrimas que rodaban en mis mejillas.
Estaba comenzando a marearme, quería hablar, moverme pero no podía, no encontraba como ¿eso era posible?
Ya la vista me estaba fallando, todo se veía nubloso pero no eran por las lágrimas, cerré los ojos pero no los pude abrir más, todo se escuchaba más lejano.
- Mierda -fue lo último que escuche tan cerca, su voz no se perdía, como si estuviera a la par mía, estando él al otro lado.

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Hola!!! Segunda parte!!!!! XD
No se les olvide comentar/votar por la historia!!
Un abrazo gigante!!! :*

Dos heridas unidas entre uno solo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora