-No, no la conozco, y si fuera así; no deberías de estar metiéndote en mis asuntos Isabella.
Su Frialdad con la que me contesto me traspaso, dejándome helada. Tarde unos segundos en darme cuenta que no estaba respirando.
Agarre una gran bocaza de aire antes de contestarle.
-Pensé... pensé que nos teníamos confianza -sonrió de lado irónicamente- creí que éramos amigos.
-Oh Isabella, por favor! De verdad pongo en duda tu creencia, si fue real lo que dices me hubieras contado que fue lo que pasó con ese tal "Edward" que tanto tratas de ignorar.
-Eso es muy diferente! -replique herida-
Le dio un manotazo a la mesa que estaba al frente mío, se agachó y me miró directamente a los ojos.
-En absoluto no lo es, puedo asegurarte que es lo mismo.
Nos quedamos retándonos con la mirada. Sentí las lágrimas tratando de salir pero logré retenerlas, había prometido no volver a ser débil , si tenía que llorar lo haría, estando sola en mi casa.
-Tr agradecería si me llevas a mi casa, quiero irme.
-Perfecto! Yo necesito estar solo -contestó, salió de la cocina mientras yo respiraba hondamente-.
El camino a mi casa fue totalmente en silencio, se veían los fusiles de los relámpagos muy seguidos. Al parecer llegaría muy pronto una gran tormenta, si no es que se formaba antes dentro del vehículo.
Ninguno de los dos hablo, el ambiente se sentía totalmente pesado.
Cuando estacionó en la casa, pasó si brazo al frente mío, abriendo la puerta y se retiró, me quedé quieta tratando de pensar en que decir, en cómo arreglar este problema. Sentía que era responsabilidad mía, pero no tenía idea del por qué.Desabroche mi cinturón y baje, susurrando un buenas noches. Antes de cerrar la puerta escuche un Buenanotte Piccola* pero cuando me di vuelta para verlo, ya había puesto en marcha el carro.
Prácticamente corrí a la casa y cerré todo con llave, no me sentía segura, estaba comportándome como una completa paranoica pero justo tenía las razones para sentirme de tal manera.
Subí a mi habitación, tome una almohada junto con mi cobija y baje a la sala. Charlie no regresaría hasta mañana, con lo de hoy y aparte de los casos sobre asesinatos que se están presentando en Port Angels; la comunidad de Forks debería estar en Pánico Colectivo, tendrían que estar calmando la ansiedad de mucha gente y abriendo el caso sobre la muerte de la señora Robson.
Puse mis cosas en el sofá, encendí el televisor y me dirigí a la cocina, prendí la cafetera, era algo muy poco común en mi, no era muy tolerante a la cafeína pero ese día la necesitaría al igual que Charlie.
Necesito mi cerebro despierto.Tenía que pensar y tratar de darle algún sentido lógico a todo este circo.
Cuando estuvo el café, me serví en una taza y me dirigí al sofá, ahí me acomode a escuchar las noticias. Empecé a dar sorbitos al café mientras escuchaba el terrible tráfico de Seattle, el clima de mañana los cambios en la economía del país, hasta que llegaron a la pequeña noticia que esperaba "El insólito asesinato de una bibliotecaria en la pequeña escuela de Forks".
Deje la taza en la mesita de la lámpara mientras escuchaba la narración de la historia de cómo fue encontrada por una alumna de la institución -di agracias que no dijeran mi nombre- Pasaron varias imágenes de las Instalaciones cubiertas con cinta amarilla y la aglomeración de estudiantes.
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Dos heridas unidas entre uno solo.
Hayran KurguQue pasa cuando hieren tu corazón provocando un gran vacío, ocasionado por la persona que más querías, y sin saberlo, en otro lugar le paso a alguien mas lo mismo que a ti. Y si estas dos personas perdidas en su dolor, encerradas en si mismas ¿se ll...