*•.¸♡ Traición ♡¸.•*

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Ashira se había relajado bastante al estar cerca de Thranduil a la orilla del río, por mucho que sonriera y riera, eso le estaba incomodando por la herida en la comisura de sus labios.

Thranduil sin darle aviso de nada, solamente acercó sus labios a los de ella y beso la comisura, donde poco a poco llego a sanar un poco.

—Veo que no te haz atendido como se debe.. —Le dijo Thranduil sonriendo triunfante de ver ha Ashira sonrojada.

—S-Se me había olvidado. —Respondió Ashira.

— ¿Hm?

Thranduil con una sonrisa acercó su rostro al de ella con lentitud y vio que los ojos de ella brillaban con solo verlo a él.

Cómo empezaba a gustarle eso a Thranduil.

Ojos que únicamente lo mirarán a él de manera eterna.

Meleth thilia min hin lín. —Le dijo Thranduil.

D-Dartho...

Iesten, meleth nín, estelio enni.

Maer.

Thranduil sonrió y beso primero su frente, seguido de sus mejillas y al final sus labios, todo lo hizo con dulzura y un cariño gentil.

Ashira moría de nervios, pero al mismo tiempo, lo estaba disfrutando demasiado, Thranduil era demasiado para ella, eso pensaba.

Y Thranduil pensaba que ella era demasiado para él.

Sin duda alguna, aunque ellos no lo sabían, ellos dos son la pareja ideal para cada uno, los Valar así lo decidieron y así será.

Thranduil se acostó a lado de ella y extrañamente, se quedó dormido abrazando ha Ashira y ella se acomodó en el pecho de él y así los dos se quedaron dormidos, tranquilos y en paz.

O eso pensaban.

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𝓜𝒾 𝓑ℯ𝓁𝓁𝒶 𝓖ℯ𝓂𝒶 𝓑𝓵𝓪𝓷𝓬𝓪
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Ese pobre infeliz dijo algo interesante, mientras lo torturaba, adar. —Le dijo Eäliezer.

— ¿Qué dijo? —Preguntó Otto.

—Dijo que alguien le había pagado para hacerle eso a nuestra hermana, supuestamente, un castigo por su traición. —Habló Demiiän quien a estado endemoniadamente callado.

— ¿Castigo por su traición? —Repitió Oropher.— ¿Qué traición?

—Ninguna. —Respondió Demiiän.— Nuestra hermana jamás a hecho ninguna traición.

— ¿Dijo algo más? —Preguntó Otto.

—Sí, que alguien de Ordox le pagó para ello, pero se negó a decirme quien fue.

—De Ordox...

Otto, rey de Ordox, el primer demonio del reino había estado tratando de mantener la calma, pero ese dato, lo derrumbó de su calma.

Sus ojos posaron sobre los soldados que lo acompañaban y ellos al inicio brincaron del susto, pero se arrodillaron esperando órdenes de su rey.

—De mis soldados nunca lo espero y de verdad deseo, que no haya sido alguno de ustedes o del ejército. —Dijo Otto notoriamente enojado.

Los soldados de Ordox que lo acompañaron como escolta, no bajaron la mirada, sino que se mantenían firmes a la de su rey, pues si la bajaban estarían asumiendo una culpa que no es de ellos.

Mi Bella Gema Blanca (Libro 1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora