Veo el carro de mi cuñado, ¿Por qué le gusta el rojo? ¿Qué no ve que destaca más y estadísticamente son los que más son chocados? Bueno, actualmente él no ve, está bien muerto, suspiro
- Ah, no tengo licencia ahora que lo pienso, la mía expiró hace rato- mi sobrina me ve con desaprobación
- Yo manejo entonces- la chica me estira la mano pidiéndome las llaves
- Solo no lo choques- le advierto, entramos al carro y salimos en camino, solo espero no maneje terrible
Llegamos a un edificio, que al parecer mi sobrina tiene muy conocido, demasiado conocido diría yo, ella es quien me toma la mano y me guía a donde debemos ir; al parecer llegamos con media hora de anticipación y yo no soy de las que les guste llegar tanto tiempo antes
- Tía, mira, juguemos esto, Isa nos acompaña- la jala también y ella no pone objeción alguna, al parecer no soy la única que Eliana hace como quiere.
- ¿Qué es esto? – le pregunto sentándome a su lado en las sillitas para niños
- Tienes que pasar la bolita hasta acá sin tocar el tubo ni los otros- me los señala
- ¿Porque no me enseñas cómo? – hago maña
- Porque tú empiezas primero – responde astuta, sin duda es hija de mi hermana; frunzo en ceño, ella sonríe, se gana una sonrisa mía y el que empiece el juego
Pues se ve fácil pero no, al parecer se debe tener un pulso demasiado bueno y en cada error mi sobrina se ataca de la risa haciéndome empezar de nuevo.
- Buenas tardes – saluda la mujer, veo mi reloj y ya son las 12:30, ¡que rápido!
- Buenas tardes- respondo, mi sobrina la ve y sonríe
- Que gusto verte Eli – la saluda abriendo la puerta del que creo es el consultorio
- Si- responde feliz poniéndose de pie y yendo hacia ella, la mujer me ve
- Yo soy la Psicóloga Camila- me sonríe – pasen de favor
- ¿Entraré con ella? – escucho una risita y eso me hace recordar que Isa sigue aquí con nosotros, lo cual hace que me sonroje
- Si, es necesario, luego hablaré solo con ella y luego con usted a solas en lo que mi hermana cuida a Eli- abro la boca, eso explica la familiaridad de esa llamada
- Ah- me pongo de pie y camino hacia el consultorio, Isa solo nos dice adiós con la mano.
La cosa es que se presentó, me explicó la forma en que trabaja, que Eli y mi hermana son sus pacientes y ya llevaban un proceso por la pérdida de mi cuñado, solo que ya tenían unos meses de alta; la niña comenzó a hablar de cómo se sentía, de que quería ir a ver a su mamá, sobre lo que ha platicado conmigo y lo que vivió en el hospital antes de que yo llegara, del como Susana estuvo todo el tiempo a su lado (ahora tengo otro concepto de Susana), entre otras cosas más. Después de un rato me hicieron salir (la verdad con más confianza al ver cómo Eli interactuaba con la psicóloga) y me senté al lado de Isa.
- Eli quiere mucho a mi hermana también – comienza a hacer la conversación sacándome de mis pensamientos
- Se nota y se nota que tu hermana le tiene cariño- ella acepta
- A Eli es muy fácil quererla, es imposible que alguien no la quiera- el tono que usa es tan dulce y la mirada se enternece por completo – es tan dulce y alegre – se ríe – también listilla y traviesa -suspira – es demasiado pequeña para vivir lo que le ha tocado- sus ojos se pone vidriosos, yo trago tratando de que eso no se me contagie
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La razón por la que encontré la felicidad
RomanceDespués de haber tenido la perfecta escusa para huir de casa (una investigación de campo), el tiempo marca que su regreso ya tiene que ser y a pesar de eso, ella lo pospone lo más que puede, sin embargo, las cirscuntancias la obligan a volver con un...