- No puedo creer que desde que llegaste no hayas ido al súper- refunfuña Susana poniendo cosas en el carrito en lo que yo la sigo bastante avergonzada
- Pues, aún había cosas- trato de defenderme y la mirada que me echa es la que me hace mejor cerrar la boca
- Ya no vives sola y no es como que debas mal comer- suspira- sé que comen en la casa y con mucho gusto- detiene lo que voy a decir- preparo todo para que coman y no- me vuelve a detener- aunque salgas más temprano no van a dejar de comer en mi casa- me amenaza con el dedo índice
- Pero ya voy a tener tiempo- se ríe
- Claro, tiempo, pero a mí me vale madres si tienes tiempo o no- me asesina con la mirada- ustedes van a seguir comiendo con nosotros hasta que YO lo diga- y lo tomo como caso cerrado- pero de lo que si puedes y debes ponerte al tanto es que se necesita en tu nueva casa, con las necesidades de tu sobrina- me entierra el cuchillo de la verdad y la realidad- como te decía- refunfuña avanzando en los pasillos- ya no eres solo tú, ahora vives con alguien más y ese alguien es un alguien pequeñito que tiene muchas necesidades y esa casa no se puede quedar con apenas lo suficiente, con niños no se puede- suspiro, sé que tiene razón, hoy en la mañana que me di cuenta que no había cereal y se lo negué... puso una carita que me partió el corazón
- Entiendo- acepto
- Esta es una lista de lo que normalmente se ocupa en esa casa, faltan agregar tus cosas- se queda pensativa en lo que aprieta y afloja el agarre del carrito- también están las cosas de tu hermana, pero esas ya las compré desde la vez pasada y por ende no faltan- está tan incómoda, sé que le frustra no poder hacer más por ella
- Haces mucho más de lo que puedes- le tomo la mano y le doy palmaditas
- Ya te dije que soy mujer felizmente casa- me molesta con una sonrisa en lo que se hace la que no quiere llorar
- Claro, como eres mi tipo- doy vuelta en un pasillo y casi me estrello con alguien- disculpa- me sonrojo y veo que no le haya pasado nada
- No te apures- levanta la cara y nos quedamos viendo- ¿Qué haces aquí? Te hacía en las tribus de los confines del mundo con taparrabo y ahora siendo la mujer obligada y frustrada de algún príncipe de tribu- se ríe la desgraciada y Susana le sigue
- Ni así dejaría de ser lesbiana- musita Susana
- Eso no lo voy a negar- le responde mi amiga
- También te extrañé- comento entre dientes y recibiendo un abrazo- Susana no sé si conozcas a Lorena, Lorena ella es Susana una amiga de mi hermana- le da la mano y se me queda viendo
- Pues ella no es tu tipo- suelta sin remordimiento
- No somos nada- le aclaro y veo a Susana- ves, ella sabe que no eres mi tipo
- Siempre estuviste enamorada de mi- contesta petulante- pero les doy tiempo, estaré en el pasillo de allá- asiento y sigue con su camino
- ¿Y bien? – Lore me espera con brazos cruzados
- Es mucho que contar- suspiro viendo su carrito
- Empiezo a hacer mis compras- se señala para que la acompañe- ¿Por qué no me contactaste apenas llegaste? – cuestiona y le cuento a grandes rasgos- lo siento mucho, de verdad que sí- me abraza-creo que deberíamos de salir
- Un café con juegos por favor- se ríe, me río y Susana (que no sé cuándo llegó) también se ríe
- Pueden salir un día en la tarde noche y yo cuido a la nena o ya sabes que hay una niñera que solo le tienes que dar la excusa para quedarse con la niña- me da ideas
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La razón por la que encontré la felicidad
RomanceDespués de haber tenido la perfecta escusa para huir de casa (una investigación de campo), el tiempo marca que su regreso ya tiene que ser y a pesar de eso, ella lo pospone lo más que puede, sin embargo, las cirscuntancias la obligan a volver con un...