En algún lugar
Estás a salvo siempre y cuando haya luz, la oscuridad esconde monstruos listos para abalanzarse sobre ti en cuanto entres a ella.
Eso es lo que pensaba la chica mientras caminaba por la acera, y tenía tanta razón. Sus nudillos se habían vuelto blancos por la fuerza con la que agarraba el bolso.
Al doblar la esquina la iluminación era más tenue por la falta de farolas. El golpeteo de sus pasos apresurados era lo que rompía el silencio; sin embargo, lo único que ella escuchaba era la voz en su cabeza repitiendo "solo unas cuadras más". Una y otra vez.
Era rutina de todos los días. Salir tarde y exhausta del trabajo, caminar apresuradamente por las calles aferrandose al bolso colgado de su hombro. Sin dejar de mirar a su alrededor, alerta, hasta llegar a casa y así el día siguiente. Su vida había sido así desde que su tutor falleció por un ataque al corazón.
El miedo se instaló en su pecho como cada noche al cruzar el puente de los esclavos. No veía ni un alma por el lugar, pero la brisa azotando las ramas de los árboles encubrían sus pisadas.
En el fondo la chica sabía que esa noche no sería como las demás y estuvo completamente convencida en cuanto las luces se apagaron de golpe y todo quedó sumido en la oscuridad.Un suspiro largo de derrota fue lo único que escapó de sus labios cuando sintió una mano fría y nudosa en su cuello. Eso sería realmente el inicio de todo el dolor que sufriría.
(...)
Eva Gorner
—Es por eso que el helado de menta es mejor que el de fresa. —Concluyó Oliver con su absurda explicación—. ¿Entendiste, Eva?
"¿Eh? ¿Estabas hablando conmigo?"
Tras mi pregunta, nadie pudo evitar reírse. Oliver me miraba un poco molesto, e ignorando su vergüenza me comenzó a reclamar por no hacerle caso. Por supuesto que no lo hice con mala intención, simplemente me encontraba sumergida en mis pensamientos. Tenía muchas dudas. Y me frustraba el hecho de que todas esas dudas regresaran a su punto de partida. No encontraba respuestas, solo más incógnitas. Me sentía como si estuviera cayendo en un pozo sin fondo.
—¡Eva! —el grito de mi amigo me regresó a la realidad—. ¿Estás bien? Pareces ida. ¿Hay algo que te esté molestando? —Preguntó mirándome preocupado.
Cuando estaba a punto de responderle, la voz de Owen resonó por todo el lugar.
—¡Malas noticias!
Todos lo miramos, se veía muy alterado. ¿Qué había pasado ahora?
—¿Qué sucede, Owen? —interrogó Katherine.
—Encontramos el cadáver de otro de los nuestros.
Silencio total.
En las miradas atónitas de Gael y Katherine se comenzó a reflejar una gran ira. Por otro lado, Cristal, Oliver y yo seguíamos sin poder procesar bien la información. Debía de ser una broma. Solo habían pasado dos días desde que vine a la base y sucedió lo de Gael. Entonces no entendía, ¿cómo habían podido morir treinta y dos personas en tan poco tiempo? ¿Dónde estaba la lógica?
—Maldición, esto es muy malo —susurró Cristal mientras se agarraba la cabeza—. Podríamos ser los siguientes si no tenemos cuidado.
—Es cierto —apoyó Owen.
—¿Quién fue está vez?
—Fue Emma, la que trabajaba en el sector tuyo Katherine.
—Sí, sé a quién te refieres —dijo sentándose en una silla—. La situación está empeorando. —Suspiró—. ¿Qué vamos a hacer?
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Silencio #1 No fue mentira
Ficción General"Un mal día puede dar inicio a un montón de tragedias." Eva Gorner sabía esto muy bien. Lo estaba viviendo en carne propia. ¿Qué sentía al estar en esa situación? Bueno, los sentimientos eran diversos, pero la impotencia sobresalía de entre todos. ...