Confesiones

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Que onda wey, me vine en chinga cuando me llamaste, estaba aburrido y no sabía que hacer — saludo Javier abrazando al omega —

Me pone feliz verte — dijo Andrés —

A mi también, hasta ganas de ponerte unos buenos besotes me dan — Soltó Javier sin pena —

Bueno si quieres — Contesto Andrés también sin pensar —

Haciendo que Javier se sonrojara por primera vez en toda su vida, el omega nunca había sido penoso, pero esta vez era diferente, por que no era cualquier persona con la que se besaba sin pensar en una fiesta, era...

Era Andrés, ese omega precioso con rizos y ese exquisito aroma a café con leche.

Conste que tu me diste permiso — dijo Javier con su típico tono de broma haciendo reír a Guardado —

¿Pero acaso era una broma?

Siéntate, deja te sirvo algo para que comamos, ¿vemos alguna película? — pregunto Andres —

Por que no mejor subimos a tu azotea — sugirió Javier —

Bueno si eso quieres hacer entonces si — Contesto Guardado —

Por alguna razón Javier no podía dejar de mirar al más bajo, sentía una tensión que no podía explicar, pero algo le decía que Andrés también la sentía.

Mírate carnal, bien complacedor, y aparte bien carita que estas — dijo Javier tomando con su mano delicadamente la nariz del omega apretandola ligeramente —

Subamos entonces — sonrio Andrés con nerviosismo por su pronta confesión.




Mientras tanto en el restaurante, Guillermo y Lio ya habían ordenado por lo que platicaban amenamente esperando su comida.

Pero que lindo lugar es Guille — dijo Lio —

¿Te gusta? — pregunto Guillermo con una sonrisa —

Claro que me gusta, ¿pero no es muy caro? — cuestiono Lionel —

Pff tu no te fijes en el precio yo te invite, yo pago — Contesto Guillermo —

Es que me da pena — dijo Lio en un susurro —

Pena robar y que te cachen — dijo Guillermo haciendo reir al argentino —

Bueno pienso que es un lindo lugar y la comida se veía rica en el menú ¿pero sabes que es lo mejor? — cuestiono Lio —

¿Qué? — pregunto de vuelta Guillermo —

Que estamos juntos aquí cenando — Contesto Lio tomando la mano de Guillermo por encima de la mesa —

Las malditas palomas, digo mariposas adentro de Guillermo aletearon en su pecho por tal acción del argentino.

Lio tengo que algo de lo que quisiera hablar contigo... — hablo Ochoa —

Dime Guille — dijo Lio con los ojos brillantes y atentos al rizado mientras aún sostenía su mano —

Es que.. — dijo este siendo interrumpido —


Su orden caballeros — dijo el mesero entregándoles sus platos a el alfa y el omega —

Gracias — dijeron estos al unísono —

Provecho — Completo este para irse —

¿Qué me ibas a decir? — pregunto Lio —

Nada, mejor ahorita que acabemos de comer te digo — Contesto Guillermo sin darle importancia —

Esta bien — respondió Lío con una sonrisa —









🄲🄾🄽🄵🅄🅂🄸🄾🄽 🄳🄴🅂🅃🄸🄽🄰🄳🄰  ( 𝑂𝑚𝑒𝑔𝑎𝑣𝑒𝑟𝑠𝑒)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora