Antojo de ti

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Después de varias semanas en la casa del Lupin, el trío de invitados se acostumbro rápidamente.

Se les hizo costumbre bajar por las mañanas por el exquisito olor de los desayunos firma Crouch, o las visitas de ves en cuando de James y Peter.

Sirius aprendió a respetar a Barty, al notar como este se esforzaba para sacarle una sonrisa a su amigo y a su hermano.

Cómo prestaba atención a los pequeños detalles o comentarios, ya fuera un nuevo platillo, un antojo del pasado, o una receta familiar, Barty los hacia sentir cómodas, y Sirius agradecía como cuidaba de Remus y de Regulus.

—¡Hice croissant!

Hoy tocaba antojo de Remus.

—Muchas gracias Barty—sonrió Remus al ver el peculiar panecillo relleno de  fresas y lechera.

—No es nada—resto, mientras se sentaba en la pequeña mesa que habían transformado en el jardín.

—No hablo solo de la comida.

Barty bajo el panecillo de nuevo al plato al notar la seriedad en las palabras de Remus.

—¿Disculpa?—dudó, al tiempo que observaba de reojo como Regulus bañaba con una manguera al ahora animago (que por cierto ambos Slytherin habían amenazado al Black para que les enseñaran).

—Gracias por hacer lo posible para complacernos, no deberías.

—¡No, si debería!, Remus tu eres demasiado bueno, nos has dado techo, y alimentos aunque no es tu responsabilidad y apesar de todo lo que estás pasando estás para todos nosotros por agradecimiento debo complacerte en gustos, total si algo se me da, daré mi mayor esfuerzo, y ustedes me ayudan a llegar a ese nivel. Estoy feliz de prepararles alimentos, me hace feliz verlos feliz.

Remus solo bajo la mirada, estaba sensible por todo, y que la luna llena este a la vuelta de la esquino no ayudaba.

—Gracias.

—Por nada. Iré a traer de la oreja a esos dos.

Remus rió al observará como Sirius derivada al castaño y  Regulus los empapaba, con la manguera.

De noche fue otra historia, ya que ese preciso día iba a ver luna llena. Y Moony no estaba preparado.

—¡Ey, Sirius!, Busca a Remus, dile que ya vamos a cenar—aviso Regulus, que milagrosamente ayudo a Barty en la cena, (algo de ley se quemó).

—¡Si yo voy!, en un rato

—¡Ya!—amenazó con un cucharón.

—Ya voy—maldigo entre dientes, mientras subía a la habitación de Remus.—Moony—tocó.—¿Lunático?—su instinto decía que por una razón no entrara, pero el no tenía sentido de seguridad propia, así que abrió despacio.

Lo que el azabache no espero, fue encontrar a Remus, versión Licántropo. Sin intención, azotó la puerta, logrando que el lobo soltara un gruñido.

Regulus que había subido a bajar a ambos, frenó de golpe, a la ves que se colocaba a la par de su hermano.

—Dime que fue una ilusión.

—No lo fue.

—¿Hay un lobo?

Si.

—¿Y Rems?

—Es algo complicado de explicar.

—Lobo y Rems; ¿Uno mismo?

Seh

—Voy por Barty.

SILENCIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora