1

290 27 0
                                    

Malta, Europa. 2023

Tus párpados se abrieron con cuidado. Estabas en el sofá de tu apartamento mientras sufrías de un fuerte aturdimiento gracias a una migraña.

Inmediatamente recordaste que tuviste un largo día ayer y también te diste cuenta de que tus ojos dolían al igual que tu cuerpo.

Sucio, algo lleno de sangre, las mangas supuestamente blancas de tu blusa eran rojas, podías verlo gracias a los pocos rayos de luz que entraban a tu sala de estar.

-Joder... -te quejaste con ese caraterístico tono bajo, levantándote con lentitud y soltando un suspiro pesado.

Frotaste tus párpados, de repente el arrepentimiento por haber llegado a casa para tirarte a la cama sin importar que estabas hecho un desastre te golpeó y te apresuraste para tomar un baño tibio sin importar que hacía algo de frío.

Tocaron la puerta y tú ya estabas camino a ella, ya limpio, listo para retirarte y ver a tu jefe para contarle que tú y tus hombres habían concluído con la ejecutación que te había ordenado. Fui ahí que, al abrir la puerta, te encontraste con un hombre desconocido, al parecer un encargado del hotel.

-¿Kang Doshik? -preguntó, desconcertándote.

Asentiste y lo miraste con desconfianza, enseguida recibiendo un teléfono móvil en manos.

-Le llama el señor Cassano-.

Extendiste tu mano para agarrar el artefacto electrónico tan rápido como escuchaste el nombre de tu jefe y el hombre de aspecto mayor cerró tu puerta detrás de ti.

-Señor Cassano -hablaste primero, como siempre manteniendo tu expresión neutral al hacerlo.

-¿Cómo estás? -el tono de tu jefe era amigable como de costumbre.

-¿Qué necesita? -evadiste la pregunta "innecesaria".

-Siempre me lees y ni siquiera te tengo frente a mí -se burló, ya acostumbrado de tu actitud pesimista.

Él hice una pausa y se escuchó cómo se preparaba para hablarte.

-¿Dónde está?, quería hablar con usted -no le dejaste hablar. -Ejecutamos al objetivo y conseguí el papeleo, no le dará más problemas-.

-Doshik, no te he visto en cinco días. Déjame hablar contigo y deja los negocios un poco fuera, ¿sí? Dime, ¿qué tal todo? ¿Cómo estás? -insistió.

Pareciera que tu jefe estaba evadiendo lo que le cuestionabas, mas no te encontrabas impaciente debido a cómo estaba charlando contigo. Sabías que había encontrado una solución primero que tú y que te había hecho matar a ese bastardo igualmente.

Suspiraste y él te escuchó, entonces volvió a soltar una risilla agradable.

-Te pagaré bien -su tono persuasivo.

Tampoco te respondió, no sabías dónde se encontraba.

-¿Dónde está ahora mismo?, pronto será la hora de trabajar y no he recibido órdenes-.

-Estoy en Seúl -respondió enseguida.

De fondo podías escuchar una voz femenina que le hablaba, parecían estar en el exterior. Cassano sabía que eras de pocas palabras y a lo que te referías cuando lo eras de más.

-Sé que es peligroso, pero quería ver a mi familia-.

Te quedaste procesando la información. Tu cabeza hizo memoria en la parte donde decidió volverte su consigliere y te contó más sobre su vida fuera del trabajo. No te había avisado que viajaría a Corea después de tanto tiempo, pero sabías que era para cumplir su deseo de salir con su mujer.

-Señor Cas-

-Quería pedirte algo -te interrumpió.

-No lo haré...-.

Sabías a la perfección que lo más probable es que te necesitaba, pero no querías hacerlo por ese mounstruo.

-Ey, no creo que tu padre te busque -te intentó tranquilizar, quizá pensaba que estabas nervioso.

-¿Para qué me quiere ahí? -sonabas vacilante.

-Luka puede encargarse de tus hombres, en serio te necesito aquí -habló con un poco de súplica, a lo que tú tragaste saliva del lado de la línea.

Te iba a costar mucho negarte porque tu jefe era algo más que eso, era como tu única familia, sin embargo, no era posible, no. No podías encontrarte con ese imbécil que te hizo la vida un infierno y te persiguió continente por continente, como el psicópata obesionado que fue desde siempre.

Al parecer tu silencio te delató nuevamente.

-Consigliere -casi nunca te llamaba así y ahora sonaba impaciente. -Vamos... Hay gente que me importa aquí y no sé realmente lo que pueda pasar si los dejo solos más tiempo. Puedes viajar hoy, te pagaré el viaje hasta aquí y la estadía a su vez. De todas formas, te esperaré hasta mañana si no te sientes listo hoy-.

¿De qué tienes miedo?

Te estabas carcomiendo la cabeza.

-Bien. Estaré ahí, señor. Envíeme la información... pensaré un momento-.

Colgaste al oír su despedida y devolviste el teléfono al trabajador del hotel, desplomándote sobre tu sofá y frotándote la cara con tus manos. Estabas desesperado. No sabías qué hacer a pesar de haber aceptado tan solo unos momentos atrás.

¿Ya qué? Ya estoy muerto de todos modos.











────────ೋღ ☁ ღೋ──────────










El primer capítulo es cortísimo, pero los capítulos irán aumentando su duración a medida que la historia avance. ¡Gracias por leer! -Mensaje del creador, Iván.

˙⌗: Consigliere Kang | Jang Han Seo × lector masculino. (CORRIGIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora