˙⌗: Consigliere Kang | Jang Han Seo × lector masculino. (CORRIGIENDO).

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—¿Mamá?—.

—¡Doshik!~, hijo mío—.

—¿Qué haces para el desayuno?, ¡huele delicioso!—.

—Ya que hoy es tu cumpleaños, compré carne de res. Prepararé unos ricos sándwiches y saldremos al parque, ¿vale?—.

—¡Qué genial! ¡Gracias, mami!—.

—Todo por y para mi pequeño—.

˙⊏ Consigliere Kang ⊐˙

ADVERTENCIA: Contenido explícito.

Reflexión.

"A mis jóvenes nueve años era testigo de un delito nuevo cada día; agresión, robo, drogas, alcohol, trata de mujeres y hombres...".

"Papá golpeaba a mamá cada que podía y llevaba a sus hombres para que tuvieran una tarde de casino en casa o fuese una fiesta improvisada con prostitutas, haciendo de esto un infierno para mamá si se atrevía en desatender a su gente. No se le podía hacer pasar un mal rato".

"Dongchul, hermanastro se mi padre, me odiaba. Nunca lo llamaría tío ni aunque estuviera en llamas, a punta de pistola o bajo una tortura de las medievales. Pero ¿por qué era así? Nunca hice nada más que crecer en el mismo techo que mi madre y ser víctima de un ser despreciable al que tenía que llamarle "papá"".

Cuando eres joven, eres propenso a sufrir del famoso "abuso de autoridad". Eres un malcriado y un rebelde por lo mínimo, no más que un niño. Tus palabras no importan para los adultos porque eres adorable y tierno o, simplemente, eres el cebo en la carne, con la diferencia que los animales a los que te asignan para que te coman son tus propios "familiares", tu "gente". Por eso, cuando mi madre murió a manos de Sungwoo, mi padre, no dudé en aceptar el único hombro que me quedaba para recargarme, pensando en que el poco cebo que quedaba de mí iría a la boca de alguien más como el resto de mis miserables y apenas trece años de vida, pero entonces incluso ahora te tengo a ti...

⊹ : (˙˙˙)

—¿Por qué me miras así? Vamos, baja —insistió Hanseo, lleno de incertidumbre ante tu fija e intensa mirada sobre sus ojos.

—¿Por qué me traes aquí? —preguntaste con serenidad, bajando del auto después de él y siguiendo su paso por detrás antes de ponerte a su lado.

—¿No es obvio? Mi casa es cómoda y es mejor que te quedes aquí mientras estés en Corea; nunca se sabe—.

—Llevo un maldito mes aquí y no me ha pasado nada, ¿sabes? No es que vaya a pasarme algo —restaste importancia a su "preocupación", ya que sabías que era una obvia excusa para tenerte en su casa.

Él te dedicó una sonrisa ladina antes de entrar por la puerta del lujoso edificio y así subir al elevador. Tenías mucho sin pasar por la puerta de su departamento y sin observar su generoso hogar, que consistía de un gran departamento con dos habitaciones, una sala gigante que tenía pegada la cocina, sus dos baños, su propia lavandería, entre otras cosas.

Te tumbaste en el sofá y te desabrochaste el primer botón de tu camiseta blanca, agotado.

—Ey, ¿la fiesta te cansó tanto? —preguntó Hanseo, poniéndose frente a ti con los brazos a sus costados y esa misma sonrisa de antes.