16

73 15 0
                                    

Belleza

—¿Qué hay con la policía? Si los detectives arrivan y buscan a los inquilinos, ellos no estarán y se levantarán sospechas... —tus manos estaban en tus caderas mientras le hablabas a tu jefe.

—Do-shik tiene razón... —respondió Han-seo.

—La policía no sabe que estoy aquí de todos modos, podemos ser muy cuidadosos.

Sabías que Vincenzo no viajaría con ustedes en ese caso y usaría otro método ilegal en cuanto le escuchaste, por un momento olvidaste que era tu jefe, el de la mafia italiana además.

—De todas formas, la policía puede investigar a cualquiera de su círculo, Don, el registro de la compra de los boletos estará más que expuesto y su usuario.

—¿Huh?, ¿qué dijo? —preguntó Han-seo.

Vincenzo se recargó en el terciopelo de tu sofá y sonrió de manera tranquilizadora, asintiendo con la cabeza.

—Haré las movidas necesarias. Será difícil, pero hice el trato con Cha-young, así que lo haremos. Iremos a Italia con todos, incluso si es la última vez que nos vemos.

No diga eso a lo fácil —Vincenzo hizo una mueca cuando notó que estabas sombrío.

—Do-shik, no lo discutiré... —ahora jugueteó con el terciopelo al ponerse inquieto. —Dong-chul está buscándote, no podemos tardar más.

—¿Qué? —te tensaste. —¿Ese idiota no estaba muerto?

—Oigan, ¿de qué están hablando? —preguntó Han-seo, que, de hecho, estaba siendo ignorado, tú sólo te diste la vuelta para no mirarle.

Sobrevivió —temblaste y diste un paso hacia el frente para tomar un respiro.

—¿Cuándo nos vamos? —susurraste, hablando de espaldas.

—Ustedes en dos días, le enviaré los boletos a Cha-young por digital a nombre de una cuenta anónima para no levantar sospechas, yo me iré hoy mismo —Cassano notó que tu preocupación era mayor ante lo que te había dicho antes y se levantó del sofá. —Tengan cuidado mientras tanto —te dio un apretón en el hombro. —Han-seo, ¿me acompañas fuera? —el susodicho asintió, tomó su abrigo, se levantó, y antes de salir junto a su hermano te echó una mirada de angustia antes de cerrar la puerta detrás de ellos.

Dong-chul, ese hijo de puta millonario... ¿El mismo pendejo que asesinó a toda su familia y lo filmó sin vergüenza para después hacerme vomitar con el metraje mientras intentaba comer, y para luego golpearme?... Es el mismo que abusó de mi madre todos esos años junto a mi padre y nos hizo la vida imposible... ¿no? ¿Esa era la razón por la que no estabas ahí con él... ese día? ¿Cómo no lo noté...?

—¡Auch! —te quejaste cuando te diste cuenta; antes estabas mordiendo tus uñas con tanta fuerza que terminaste sangrando. —Mierda... D-debo relajarme... Debo... Ya... —sentías que te daría un ataque de ansiedad de los buenos porque el aire se te iba, y todo, absolutamente todo, te temblaba. Querías llorar de manera desconsolada mientras te golpeabas el pecho para que no doliera más...

∘₊✧   ☁   ✧₊∘

—Ah, ¡volviste a el trabajo! —Han-seo se aproximó a ti.

—Sí, debo de completar unas cosas aquí que no tuve tiempo de hacer —estabas leyendo un documento mientras yacías en tu silla, por eso mismo ni siquiera lo miraste.

—Han-seo, ¿qué haces aquí? —Nam le preguntó tan pronto como entró a la oficina de bufete.

—Vine a traer lo que me pediste ya que tengo tiempo —le extendió la caja de tamaño considerable, era una nueva, en su interior tenía el famoso café Maxim en sobre que era muy famoso, mayormente en el bufete tan adorado de Geumga Plaza.

˙⌗: Consigliere Kang | Jang Han Seo × lector masculino. (CORRIGIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora