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Cumpleaños.

Tomaste un analgésico para el dolor de cabeza por la mañana y saliste de casa, encontrándote con una nota sobre tu puerta. La agarraste y la leíste con una mezcla de intranquilidad e indiferencia encima al mismo tiempo.

"¿Por qué no jugar al gato y al ratón? Al fin y al cabo, ya te encontré".

Apretaste lo dientes, arrugando la pequeña nota en tu mano y tirándola en el cesto de basura más cercano en camino al bufete. No podías evitar sentirte un tanto observado en cada movimiento que dabas hoy, sin embargo, seguías harto de tener que ser el que debía tener miedo primero, así que te importaba un comino si alguien te agujeraba la cabeza de repente, igualmente sabías que tu padre nunca lo haría frente a los ojos de alguien más.

Pensabas en lo que buscabas un documento que faltaba en el orden alfabético, hasta que un toque en tu hombro te hizo volver la cabeza.

—Buenos días —Han-seo te sonrió.

—Ey —Lo saludaste, volviendo a lo tuyo. Lo cierto es que después de verle la cara no podías dejar de pensar en lo que había pasado entre ustedes dos ayer.

—¿Sigues pensando en lo de ayer?

—Sí, fue repentino —admitiste, levantándote con el documento que antes buscabas en manos y yendo a acomodarlo.

—Do-shik...

—No hablemos de eso —lo interrumpiste, entonces el señor Juseong entró, saludándolos a los dos con la característica sonrisa amigable en sus labios... Notaste es que había algo diferente en él que no eras capaz de decifrar.

Tú y Jang no hablaron en el resto de la tarde, y cuando la noche llegó, las únicas palabras que cruzaron fueron un "adiós" que ni siquiera pronunciaste bien. Por alguna razón te sentiste extrañado, pues no trató de molestarte o echarte un sermón como de costumbre y solo se fue como si nada.

Como sea.

Decidiste pasar por un café caliente y quedarte un momento en la cafetería para ordenar tus pensamientos, pero no servía mucho de todos modos.

—Oye, qué coincidencia —levantaste la mirada. —No sabía que vendrías aquí justo cuando yo —Jang se burló, haciéndote apretar los dientes justo cuando se sentó frente a ti.

—¿Me seguiste?

—Digamos que no —él levantó la mano para ordenar un café americano una vez la mesera estuvo en su mesa. Cuando volvió su cabeza hacia ti, te miró con diversión. —No deberías estar tan tenso, solo es un café juntos, como ayer.

Desvergonzado.

—Deja de jugar, ¿quieres? —lo miraste mal.

—Oh, vamos, Do-shik, ¿por qué siempre tengo que rogarte? Solo déjate llevar y...

—No me interesa tener nada contigo, ¿entiendes?

—Sí, pero no por eso voy a dejar que te vayas tan pronto —mencionó con indiferencia. Tú te mordiste la piel interna de tus labios, tratando de no decirle de todo por lo terco e insistente que era.

Te levantaste de tu silla y fuiste a dejar la paga de la cuenta, esta vez siendo perseguido por él, lo que te molestaba demasiado. No te gustaba la gente terca a pesar de tú ser uno de ellos.

—¿Qué quieres? —te detuviste, dándote cuenta que ya no lo hacía cuando volviste la cabeza hacia atrás.

Debo estar loco, maldita sea...

˙⌗: Consigliere Kang | Jang Han Seo × lector masculino. (CORRIGIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora