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Sensaciones

Las suaves yemas de mamá, que apenas tocando tu frente te enviaban calidez en tu corazón y te hacían sonreír; tus labios curveándose en una sonrisa suave que era detonante de tu comodidad, mientras te acomodabas en la cama y te refugiabas en su pecho... Su corazón latía constantemente, esa tranquilidad que te generaba estaba plasmada es todo tu ser.

¿Es un sueño?

Tus párpados estaban cerrados con fuerza, se sentían pesados, no podías abrirlos aunque quisieras. Básicamente un mini episodio de parálisis del sueño atacándote para no dejarte disfrutar de tu pacífica sencación.

La voz suave, tierna e inocente de mamá se escuchó cada vez más lejos, como si quisiera decirte algo con todas sus fuerzas, mas no era posible por la lejanía, esta esmerándose en destruir el lindo momento que posiblemente apenas y duraba unos patéticos segundos.

—Doshik —un susurro algo alto resonó en tu sueño, quebrándolo por fin. —Do, ¿estás teniendo una pesadilla? —tus mechones de cabello fueron peinados detrás de tu oreja con un cariñoso cuidado.

Tus párpados se abrieron con debileza y tu vista borrosa logró distinguir a la suave mano de Jang peinando tus cabellos y de vez en cuando acariciando gentilmente la pálida piel de tu mejilla.

Escuchaste una risilla por parte de tu contrario, fue ahí que levantaste la cabeza, por ende la mirada, y te diste cuenta que todo ese tiempo habías estado recostando tu cabeza encima del pecho de Han-seo. Trataste de levantarte al sentir que el corazón te paró de latir unos buenos milisegundos, pero él no te lo permitió, pues agarró con firmeza tus caderas al rodearlas con su brazo.

—Ah... —antes de dejarte decir algo, Han-seo te colocó las gafas y te las acomodó con esmero.

—Está bien, no muerdo —te sonrió, enternecido.

—¿Qué estabas haciendo? —preguntaste con esa voz adormilada.

—¿Eh? —parpadeó varias veces.

—Que qué... —hiciste una pausa, —olvídalo —te sentaste en la cama y, tras soltar un leve bostezo y rascarte la nuca, te levantaste. —Voy a darme un baño, necesito ponerme al día.

Escuchaste un suspiro de molestia por parte suya.

—¿Me abandonarás así? Ni siquiera me diste los buenos días —puchereó, ladeando la cabeza a un lado. Él ahora estaba sentado en la cama.

Desviaste la mirada al no saber qué hacer o decir, por lo que el aprovechó para levantarse y acercarse a ti, y tú inconscientemente retrocediste.

Él te miró con confusión.

¿Qué? ¿No se acuerda de nada?

Ahora ambos estaban echándose unas miradas de incredulidad, o más bien confusión, tú preguntándote que si Han-seo recordaba lo que había ocurrido la noche anterior y él cuestionándose si era correcto ser tan insistente.

Aclaraste tu garganta y te acercaste al armario, logrando cambiar de tema al estar distraído en buscar tus ropas.

—¿Quieres desayunar algo? —hablaste mientras pasabas un ojo por tus camisas.

El silencio te hizo volver la cabeza, pues normalmente recibías respuestas rápidas y ahora no estaba siendo el caso, llevándote a pensar que estaba molesto contigo. Han-seo se sentó detrás de ti, en la cama, y cruzó sus brazos sobre su pecho, mirándote fijamente.

—¿Qué? —preguntaste, frunciendo ligeramente el ceño al estar confundido.

—¿Vas a ser así? —su tono insistente pero firme envió corrientes de escalofríos en toda tu columna.

˙⌗: Consigliere Kang | Jang Han Seo × lector masculino. (CORRIGIENDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora