Capítulo 12 (MARK)

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Maldita sea...

-Es un placer señor Ortega.- Ambos levantamos la mano y la estrechamos el uno al otro, aunque ambos lo hicimos con bastante fuerza.

-Así que usted es el gerente de sucursal.- Dijo mirándome a los ojos.

-Así es...- Dije con una sonrisa incómoda. Ambos seguiamos estrechandonos las manos.

-Es curioso.-

-¿Así? ¿Por qué?- Sus penetrantes ojos de color café me indicaban que pronto acabaría mi mentira.

-Porque el novio de mi amiga se parece mucho a usted, incluso podría decirse que son gemelos. ¿De casualidad usted tiene un hermano?-

-El señor Leviels no tiene hermanos.- La señorita Lennox le sonrió al moreno, mientras que yo pensaba en cómo despedirla por estar en mi contra.

-Eso es más interesante.- Dejó de ver a la pelirroja para verme a mí de nuevo. Yo solté su mano bruscamente.

-Interesante es tener enfrente al hombre que acaba de echar a perder una oportunidad de negocio.- Su sonrisa arrogante se borró de inmediato.

-¿De qué me habla señor?-

-Señorita Lennox ¿Acaso usted no ha dado el aviso al departamento del señor Simons sobre el fracaso de su proyecto?-

Mi secretaria tragó en seco. -No señor, ya que el señor Simons se encuentra en Moscú.-

-¿Quién es la persona a cargo en estos momentos?-

Matt apretó sus labios. -Una señorita de apellido Bellemore señor.-

Me acerqué al moreno para que solo él escuchara. -Ni una palabra a Morgan porque te juro que te hago echar.- Mi mirada se tornó oscura, debía dejarle claro que pelearía hasta donde fuera por el amor de mi chica.

Me alejé y puse mi mejor sonrisa. -Señor Ortega, le entregaré el expediente para que diseñe desde cero, así el cliente estará satisfecho con su trabajo.-

El de ojos cafés cambió su mirada de asombro por una de rabia. -Muchas gracias señor Leviels, deberé de informarle a Mor sobre esto.- La rabia se esfumó y cambió por arrogancia. -Así trabajaremos las horas extras necesarias para complacer al cliente.-

Estaba claro, ninguno de los dos daría su brazo a torcer. Me dirigí a mi oficina y jale el papeleo.

Se lo entregue a golpe y él respondió haciéndose el fuerte. -Estaré en contacto con la señorita Bellemore, vigilaré muy bien su trabajo.-

Ambos seguíamos mirándonos a los ojos, y cada vez la llama de la competitividad se hacía más grande. -No tenga dudas de que somos un buen equipo señor Mark Leviels.- Se dió la vuelta para ir al elevador.

Yo lo seguí. Él entró a la caja de metal y me miró de nuevo a los ojos. -No lo olvide señor Ortega, tengo el poder de rechazar ese trabajo y hacer que parezca que fue solamente su culpa.- Le sonreí arrogantemente.

-Descuide señor, también se jugar sucio.- Me devolvió la sonrisa y la puerta metálica se cerró.

Me di la vuelta para patear el bote de basura, este como era de metal se apacho, la marca de mi zapato quedó en él. -Como quisiera que fuera su rostro.- Suspiré y traté de recuperar el control, mi secretaria llegó en ese momento.

-¿Se encuentra bien señor Mark?- La mire furioso, pero luego relajé la mirada.

-Estoy bien.- Caminé, pase por su lado y me fui a encerrar a la oficina.

Caminaba y caminaba en círculos como un león enjaulado, realmente no quería mentirle a mi dulce Morga, pero quería saber si ella me aceptaría sin ser el señor ejecutivo.

Realmente ponerla a prueba parecía ahora una mala jugada para mí. El idiota ese tendrá el camino libre si no planeo una mejor forma de decirle la verdad. -Piensa Mark, debes de pensar muy bien tu próxima jugada.-

Seguía metido en mis pensamientos que no escuché mi teléfono, al mirar la pantalla tenía 2 llamadas perdidas de Morgan, le devolví la llamada. -Hola cariño.-

Sin rastro de furia en su voz. -Hola cariño, lamento no haber respondido, es que hay mucho trabajo el día de hoy.-

-¿Te interrumpo?-

-Claro que no preciosa.-

Ella río. -Solo quería decirte que no iré con Lisa hoy.-

Maldito imbécil. -¿Por qué?- Tarde de sonar indiferente.

Ella suspiró. -Debo de trabajar de nuevo en un proyecto que regresaron.- A lo lejos escuché cómo movía las hojas del expediente. -No tiene forma, pero la verdad no estaba así cuando se lo entregamos a mi jefe.-

Las alarmas en mi cabeza se dispararon. -¿Así?- Apreté los labios para no maldecir a Simons.

-No estoy del todo segura, revisaré en mi archivo privado.- Ella suspiró de nuevo. -Ahora debo hacer horas extras con mi compañero.-

Apreté la mandíbula. -Iré por ti para llevarte a casa.-

No podía verla, pero estaba seguro que sonreía por mí. -No sé a qué hora saldre, así que pediré un taxi.-

-¿Me estás rechazando?-

Ella suspiró. -Jamás lo haría, es solo que...- Tardó unos segundos en seguir. -Debo cuidar...- Volvió a callar. -Debo irme, te llamaré mañana.-

-De acuerdo.- Le respondí confundido, ella colgó y yo guardé el teléfono dudando en volver a llamarla o no.

Me acerqué al escritorio y miré hacia el ventanal, poco faltaba para que la oscuridad invadiera y las luces de la ciudad se prendieran. -Debo vigilar a Ortega.- Afloje el nudo de mi corbata y me la quité. -También es momento de enfrentar a Simons.- Me quité los anteojos y respiré profundamente.

<Is It Love? Mark> El EJECUTIVO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora