1

185 16 8
                                    

PÚTRIDO ANIMAL


El ruido de la puerta le hizo saber que volvió, la madera vieja hacia el típico rechinar que sonaba por todo el lugar, el sonido de sus pisadas crujían con la vieja madera del suelo.

Alzo su mirada con temor, temblado desde la silla.

— por favor... P-porfavor suéltame te lo ruego -sollozo desde la silla, el alambre desgarraba su hueso, dejando las sangrantes— y-yo... Por favor...

Lo observo hay parado frente a el, con la ropa rasgada, rota y con el aroma a hedor sangriento en ella, la putrefacción lo mareaba, le dolía demasiado los tobillos sujetados, no entendía la razón de porque hacía esto, pero sabía que solo lo quería a el, y solo a él, y eso lo aterraba, lo asustaba, que terminara con su vida, temblaba al ver cómo lo miraba fijamente como si estuviera juzgado sus pecados, las peores cosas que allá echo en su vida.

Sintió el calor del hombre que se acercaba, olía un fuerte olor a putrefacción, olor a lluvia y pino, intento alejarlo, el alambre rompía cada vez más sus huesos al querer librarse de ellas, giró su cabeza a otra dirección, un error grande, sintió su lengua abrazar su mejilla izquierda, su cuerpo se azanradeaba para que no se acercará, sintió como sujeto su craneo para halar hacia atrás, dejando expuesto su cuello ante a esa monstruosidad, sus lágrimas los acompañaron está vez.

Sintió la mordida suave en su cuello, se asalto en su silla y jadeo, removió su cabeza desesperado para que lo soltará, chillo fuerte al sentir como empezó a morder clavando sus dientes y rompiendo su huesos, en poco minutos la herida empezó a brotar sangre, la sangre callo desde su cuello para abajo, quiso gritar, pero no podía, quería desahogar lo que sentía, gimió de dolor al sentir que bajaba a su clavícula y la mordia con fuerza hasta dejarla morada y rojiza.

Fue bajado, y sintió las manos frías, sucias en sangre seca de aquel hombre levantar su mugrienta suéter que traía, su estómago plano quedó a la vista, desabrocharon su pantalón, sintió el toque suave de los labios besar, Las grande manos sostuvieron sus caderas, su frío toque, y el líquido de la sangre manchaba su cintura y caderas, hasta que los dientes lo marcaron fuerte sobre su pelvis generándole un grito ahogado, se impulso hacia adelante por mero reflejo o instinto, las manos dejaron de sostenerlo, para después tomarlo de nuevo de las caderas con fuerza, y morder su piel con dureza y comenzando a chupar la sangre, tal crueldad hacia a su piel, la estiraba con los dientes para finalizar rompiendo la carne.

Sus manos estaban tan inquietas que el alambre comenzó a lastimarlo, todo su cuerpo se encontraba lastimada, rasguñada y mordida, de milagro había sobrevivido a este acto de canibalismo, espectador de aquella crueldad, aún vivo se encontraba en la cabaña de un lunático que solo mordía su piel sin piedad alguno.

— por favor... Detente! —grito bajito, se encontró con la mirada de aquel hombre, tan cegada de maldad— déjame ir por favor... Ya para

— no quiero parar ... —confeso con voz dura, un escalofrío recorrió su cuerpo entero, esa voz sonaba grave y ruda, le causó temor— te quiero aqui

Incluso cuando se acercó de nuevo a su pelvis se asusto, comenzó a chupar la heridas que había dejado, chupando cada resto de sangre, se sentía extraño, su vista se hizo de apoco borrosa, no sentía más que su sangre caer, las marcas de rasguños en su manos y pies, sintió como aquel hombre metía su lengua a su cavidad bucal, sentía el sabor a hierro en su boca, el como mordía su boca para chupar la sangre, como si este acto fuese placentero, sentía su toque, suave y malditamente aterrador, no sabía que hacer, en ese momento todo se volvió en blanco rojo y negro.

___________

Julio cuatro, 2023.

pútrido animal Where stories live. Discover now