Hazel
Easton me rodea con un brazo apegando mi cuerpo más al suyo, anoche había sido una noche larga en la que los dos nos habíamos dedicado a explorar nuestros cuerpos.
─Sé que estás despierta ─dice con voz ronca y suelto una risita antes de moverme entre sus brazos para quedar de frente, Easton todavía tiene los ojos cerrados.
─Buenos días.
Murmuro y una sonrisa se forma en sus labios y segundos después abre los ojos, aún está somnoliento.
─Buenos días, ¿cómo dormiste?
─Bien, ¿y tú?
─También ─responde y se queda mirándome a los ojos por casi un minuto que considero eterno─. Quisiera quedarme aquí toda la mañana si fuera posible.
Murmura apretando mi cuerpo más al suyo, me gusta la sensación de sentir su cuerpo cerca del mío, Easton levanta una mano para quitar un par de mechones de cabello de mi rostro, el roce de sus dedos con mi piel es tan suave que podría considerarlo relajante.
─También quisiera quedarme.
Un pequeño gruñido sale de él.
─Tenemos que trabajar.
─Lo sé ─digo apretando los labios.
─¿Te parece si preparo el desayuno mientras tomas una ducha? ─Me pregunta y no me parece que sea una mala idea, así que doy un asentimiento.
***
Una hora después los dos nos hemos duchado y terminado de desayunar, nos vamos juntos al trabajo en el auto de Easton sin importarnos que al llegar juntos nuestros compañeros nos dan una mirada curiosa, por supuesto que no se atreven a hacernos ningún comentario y nosotros tampoco les decimos una sola palabra sobre nosotros pero el repentino cambio de humor de Easton les resulta sorprendente a todos porque no luce gruñón como de costumbre, a decir verdad, parece contento y yo también me siento de ese modo.
Creo que cuando conoces a alguien y sabes que esa persona también gusta de ti, es inevitable no sentir ese cosquilleo en el interior, sentirte de un algún modo contento por mucho que quieras evitarlo y esas emociones son casi imposibles de ocultarlas ante los demás, porque no siempre se puede controlar lo que sentimos, a veces a nuestro corazón le gusta que nos mostremos contentos.
Termino de hacer los platillos que tengo encargados, Sheryl después de un largo tiempo no lo resiste más y termina preguntándome sobre Easton y yo.
─Lo siento, pero no puedo seguir fingiendo más, ¿me contarás que sucede con ustedes?
─¿Qué sucede entre nosotros? ─Pregunto enarcando una ceja e intento continuar cortando las verduras que tengo.
─Sí, entre ustedes. ─Insiste con una sonrisa en los labios─. No te hagas, sé que hay algo entre Easton y tú, se te nota en la cara.
Desde que llegué al Laurier, Sheryl se ha convertido en una buena amiga, tal vez la única aquí además de Johan que me siento un poquito mal en no contárselo, en especial cuando quiero hacerlo.
A veces a las personas nos gusta contar secretos con intención de compartir nuestras alegrías y logros con los demás pensando en que ellos también van a entusiasmarse tanto como nosotros.
─Tal vez... estemos saliendo ─pienso antes de encogerme de hombros, al menos se siente de ese modo para mí, que estamos teniendo una relación o en el comienzo de alguna, aunque no hay algo oficial.
─¿Tal vez? ─Cuestiona mi comentario y aprieto los labios en una mueca.
─No lo sé ─volteo a verla─. No es algo oficial, aún.
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Chef Kisses
RomanceEaston ha trabajado duro para convertirse en el siguiente chef en el restaurant que trabaja. Después de un largo tiempo lo ha conseguido, pero cuando su jefe le dice que tiene que trabajar con otro chef en la cocina cree que es una broma, en especia...