Capítulo Extra - 1 | Easton

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EASTON

Pongo todos los ingredientes en la mesa mientras Hazel va a cambiarse la ropa de trabajo, yo no me molesto en quedarme un rato más con ella porque cocinaremos. Se ha vuelto nuestra rutina después del restaurant, cocinar juntos un nuevo platillo, o quizás no tan nuevo, pero si darle nuestro propio detalle.

Han pasado cinco meses desde que volví y no me he separado de su lado ni un solo día, aunque las cosas entre los dos al principio no fueron sencillas, después de todos los altibajos que tuvimos, ganarme la confianza de Hazel no ha sido cosa fácil pero últimamente las cosas entre los dos parecen ir tan bien que se siente irreal, aun así, quiero aferrarme a ello.

Comienzo a organizar todo porque no me gusta el desorden en la cocina, cosa que a Hazel a veces no suele importarle.

─¿Tienes todo?

Pregunta cuando regresa a mi lado, se ha desmaquillado, pero aun así se ve adorable y me doy cuenta de que se ha puesto una playera mía.

─Al paso que vamos, vas a dejarme sin ropa.

─Creí que considerabas que tu ropa me quedaba bien.

Dice y suelto un pequeño gruñido y oprimo una sonrisa. Porque no solo le queda bien, le queda de maravilla y no me gusta darle la razón.

Lo sé, soy algo complicado.

Cuando se coloca a mi lado, hago un gesto hacia la bolsa café que contiene las verduras.

─Corta las papas en dados de dos a tres centímetros y colócalas en un lado de una bandeja de horno con papel de horno. Luego agrega encima el romero y un chorrito de aceite y pimienta.

Ordeno y Hazel enarca las cejas en mi dirección. Habíamos acordado de preparar pato al naranja acompañado de patatas al romero y judías verdes salteadas.

─¿Qué?

Inquiero al ver que solo está observándome, la sonrisa en su boca se ensancha un poco y niega para ella misma.

─Sigues igual de mandón que siempre, creí que ya habíamos dejado eso a un lado, Barlowe.

─Creí que preferías llamarme amor.

Decido molestarla y solo me gano que me de un golpe con el rodillo que tenemos cerca. El recuerdo de cuando me golpeó con uno de ellos en el restaurant cuando la encontré tirando la basura viene a mi cabeza y rio por lo bajo.

─¿Qué es tan gracioso?

Me pregunta y me encojo de hombros.

─Nada ─intento restarle importancia porque sé que cada vez que se lo recuerdo, Hazel se siente un poco mal por haberme golpeado aquella vez─. ¿Seguirás mis indicaciones?

─Dime, ¿tu seguirás las mías?

Me pregunta y dejo de picar las almendras con las que he estado trabajando y volteo a verla. Es una mandona cuando se trata de cocinar, pero yo también lo soy, aun así, nos las ingeniamos para trabajar muy bien juntos.

─¿Qué debería de hacer?

Le pregunto y aguardo a que ella me diga la siguiente orden, Hazel arruga el ceño al pensar y doy un paso hacia ella.

─Te harás cargo de la cebolla y las judías verdes, no me gusta picarlas.

─Ya veo.

Me rio un poco y ella rueda los ojos.

Comenzamos a hacer la receta juntos, yo me encargo de calentar el sartén a fuego medio sin aceite. Agregar las almendras y tostarlas mientras las revuelvo hasta que se doren, después las retiro y las reservo para pelar la cebolla, dividiéndola en dos y cortándola en daditos pequeños, después retiro las puntas de las judías verdes.

Chef KissesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora